Locura

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"dijo con los ojos absolutamente enloquecidos.《La gente cree que estoy loco》. Y supe en aquel momento, mirando sus ojos, que lo estaba y que yo amaba su locura"

- Anaïs Nin

Era una locura, ella lo sabía perfectamente, pero necesitaba ir. Muy probablemente el "terminar de ir a buscar sus cosas" era la excusa más absurda que había encontrado, pero iba a hacerlo. Quizás era la culpa por haber dejado a Catalina Ángel sola en Cartegena y necesitaba castigarse...o solo era el deseo de estar ahí al menos una vez más en la vida, sentir su aroma, su esencia, permanecer al menos unos minutos más en el lugar en donde fue tan feliz, aunque todo haya sido a base de engaños. Le explico a su papá que solo terminaría de ir a recoger sus cosas, intentando evitar los sermones para luego encaminarse a la parada del bus. La noche estaba cayendo y ese era justamente el plan, llegar cuando solo este Wilson y todos se hayan marchado.

Mientras tanto en Ecomoda, los empleados comenzaban a irse a sus casas, inclusive los altos ejecutivos, menos uno. Armando se encontraba nuevamente bebiendo solitario en la que antiguamente era su oficina y la de su amada. Llevaba puesto el mismo vestido hace dos días, cargaba con unas profundas ojeras debido al insomnio y traía olor a whisky desde la mañana. Nadie, además de su incondicional amigo, lo quería ya en la empresa. Había pasado de ser un presidente respetado a una escoria. En un principio había decidido ayudar a Ecomoda con lo que podía, apesar de que no lo quisieran, pero ese plan rápidamente se desplomó cuando entendió que Beatriz no estaría a su lado en el proceso; ahora se la pasaba rondando por los rincones de esa oficina como un fantasma en pena, dando lástima y todo el tiempo ebrio, para olvidar la ausencia de su asistente...y es que, si el aún concurría Ecomoda era solamente porque era lo único que le quedaba de Beatriz. Su esencia, sus recuerdos, algunas de sus cosas, y si bebía lo suficiente y se esforzaba, aún podía sentir su aroma.
Dos pequeños toques lo hicieron ver en dirección al acceso a la sala de juntas. Mario Calderon se adentró a la oscura oficina con sus cosas en la mano, observo a su derrotado amigo beber como lo estaba haciendo desde que no sabía nada de Betty y nego con la cabeza.

- hermano, usted tiene que parar con esto. Mire como esta, ¿hace cuanto no se cambia esa ropa? ¿Hace cuantas noches viene bebiendo de esa forma?. Usted dijo que iba a ponerse a trabajar para solucionar esto, sin embargo esta ahí haciéndole duelo a una mujer que ni siquiera está acá

- no me moleste, Calderon. Déjeme solo

Armando se sirvió más en su vaso mientras su amigo se acercaba a él.

- Armando, usted se tiene que ir haciendo la idea que ella ya se volo, se marchó con empresa y todo. Ahí está todo el amor disque por usted. Abra los ojos, vaya a su casa, aseese y mañana nos venimos para acá para ver que podemos hacer con eso, ¿quiere?

El nego con la cabeza, con una sonrisa burlona mientras llevaba el vaso a sus labios.

- ya le dije, Mario, que yo sin Beatriz no puedo hacer nada. No me nace

- ay, por favor

Armando golpeó el escritorio haciendo que su amigo se sobresaltase.

- no me moleste, Calderon. Ni usted ni nadie va a venir acá a meterme ideas que nada tienen que ver. Beatriz no se voló con ninguna empresa porque ella no es así, mi Betty no es de esas, así que se lo vuelvo a repetir, déjeme solo

Mario se levantó, negando con la cabeza. Tomo sus cosas y se encamino a la salida. Antes de salir, se volteó.

- espero que no este pecando de ingenuo...o peor, de enamorado

What If... (YSBLF Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora