Si, es ella

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"Fugitivos de un pasado doloroso, acudimos el uno al otro para forjar de nuevo nuestra unidad rota"

- Anïs Nin

Dedicado a Armando Mendoza y todos aquellos que sufrimos y no encontramos a nuestra Betty viendo a la Betty transformada de despues de Cartagena, y solo somos capaces de reconocerla recién hasta el final.

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Observe al hombre que, aunque doliera admitir, había estado tan ansiosa de ver en el otro extremo de la sala de juntas. Tenia los ojos de todos los presentes puestos en mi, era una reacción que me esperaba encontrar entre todas estas personas que conocí alguna vez, sin embargo, los únicos dos pares de ojos que me interesaban no se posaron en mi.

Doña Catalina me diría que sería lo mejor, que no debería esperar eso, que tenía que sanar y dejarlo ir. Mi mente me gritaba que dejé de desear la mirada de ese hombre que había jugado tanto conmigo...pero mi corazón lo pedía a gritos, tanto así que me costaba hasta pensar solo en decir algo.

¿Por qué seguía necesitandolo de esa manera? ¿En que clase de mujer me había convertido?

- bue...buenas tardes

Me sentí como una tonta. Apenas pude gesticular esas palabras debido a los nervios que me consumían. Aun así, gracias a eso, finalmente el hombre posó su mirada en mi. La angustia me envolvió cuando pude darme cuenta de la mezcla de moretones de diferentes colores que adornaban su fino semblante, dándome indicios de que tan antiguos y nuevos podrían llegar a ser...¿por que me afectaba de esa forma? Quizás sea porque la única vez que vi golpes de ese tipo en su rostro fue cuando se había metido en esa pelea con Román a unas cuadras de mi casa y lo peor es que ni siquiera esa vez había estado tan golpeado como ahora...Armando Mendoza no era de el tipo de hombres que se metía en peleas o buscaba pleitos de ese tipo, el era un hombre culto, de clase y que siempre se mantenía pulcro como el traje color gris que llevaba puesto...se veía igual que en todos esos sueños e imaginaciones que había tenido en Cartagena aquellas noches en las que, sin quererlo, lo volvía a extrañar.

Aunque quisiera odiarlo y no pensarlo, me era imposible

Sin apartar la vista de mi, se acomodó en su silla como si no pudiera creer que sea yo, Betty, quien estaba frente a sus ojos, me examinó de pies a cabeza. Su mirada invadió cada rincón de mi ser. Mire mis manos incapaz de seguir manteniendo ese contacto secreto tan íntimo frente a todos los presentes.

- siéntese, por favor, Betty. Ahí

Fue don Roberto quien habló para señalarme la silla vacía cerca de doña Marcela, que estaba como matandome con la mirada.
Con timidez, me hice paso y me senté. Su ojos seguía fijos en mi, en una expresión imposible de descifrar.

¿Que estaría pasando por su mente en este momento?

No podía soportar verlo y aún así chocamos miradas varias veces en tan solo segundos hasta que mi vista cayó en esa mesa que tanto conocía. Finalmente, don Roberto comenzó a hablar

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Nueva presidente de Ecomoda, una de las típicas escenas de drama de doña Marcela, mi papá como el contador y una cita con don Armando en el juzgado mañana a las 9 de la mañana.
Apenas salimos de la sala de juntas, respire el aire un poco más fresco a diferencia del contenido en esas cuatro paredes lleno de lo que sentía, enemigos. En un momento me había dejado llevar por el enojo y todo el rencor que tenía contenido por lo que don Armando y don Mario me habían hecho, hasta que el no tuvo ningún problema en ceder todas sus cosas para el bien de la empresa, sumado a presenciar con mis propios ojos el desprecio de su papá y de todo el mundo por el.

What If... (YSBLF Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora