Francesca.En cuanto amanece, me doy una ducha. Eros entra en mi habitación, cuando apenas estoy saliendo del baño.
Intento no rodar los ojos ante su insistencia de irnos tan temprano. Una mudanza, después del desayuno está bien, pero antes, es hasta molesto, por no decir, desesperado.
Lo más amable hubiese sido al menos esperar que me vistiera, y no irrumpir en mi habitación cuando aún, estoy en bata de baño. Trato de ignorar ese hecho, aunque se me dificulta cuando su mirada sobre mi cuerpo, parece querer traspasar cualquier trozo de tela.
Me giro y busco algo de ropa para comenzar a vestirme. Por ahora es lo más seguro y cómodo.
—Se siente algo extraño.—murmura y escucho que se sienta en mi cama.
Desearía decirle que se marche y me dejé vestirme, pero en cambio pregunto, aún dándole la espalda.—¿Qué cosa?
—Saber que viviré en casa de mí padre.—concluye—, incluso es aún más extraño, porque de cierta forma, también es mi casa. Aunque nunca viví allí realmente y sin contar que fue el lugar donde murió.
Encuentro un jean negro y un sencillo top blanco, con una cadena dorada que adorna el área del busto. Saco también la ropa interior que usaré.
—Solo te sentirás así los primeros días, después dejarás todo eso atrás. Incluso su muerte.
Su tono se vuelve serio, preocupado.—¿Y tú? ¿Podrás dejar todo atrás una vez nos mudemos.
No me da tiempo a responder, porque inmediatamente vuelve a hablar.
—Mi madre no es lo que yo creía, ella me engaño, me mintió y debido a ello siempre fui un bastardo, cuando en realidad, yo merecía estar aquí desde el principio.—se defiende.
Y no se lo quito, a fin de cuentas es un Marchetti, pero como mi padre no es lo suficiente para el poder. Y tampoco es una excusa para todo el daño que me hizo, de manera intencional.
Eros continúa hablando.—Si me hubiesen dicho la verdad, las cosas entre nosotros, hubiesen sido diferentes.
O quizás no.
No puedo perdonarlo, no solo por mí, también por Zadic. Aunque sea solo un puberto, que no para de cometer errores, debido a todo lo que ha vívido… No lo perdonaré.
Jamás lo haría, lo único que recibirá de mí, es venganza.
La sucia y dulce, venganza.
—No se puede cambiar el pasado.— digo con un tono amargo que se cuela en mi voz.
Me giro de nuevo, dispuesta a ingresar al baño, para vestirme cómodamente, pero me topo con sus ojos, los cuáles buscan los míos, y se levanta de la cama para acercarse a mi.
Inconscientemente mi mano libre, sale disparada hacia atrás y tomo lo primero que siento sobre la mesa de peinar.
Un bolígrafo.
Y aunque lo mantengo tras de mí para que no lo vea, cuando se detiene frente a mi, y estira sus manos para colocarlas en mis hombros, siento el impulso de clavarlo en su cuello, siento la violenta necesidad de agredirlo. De verlo desangrándose frente a mí, ahogándose con su propia mierda.
—Francesca.— Me enfoco en él de nuevo, saliendo del trance sangriento en el que me había sumergido—¿Me odias? ¿Me odias por lo que te hice?
Toma todo de mi contener la primera respuesta que pasa por mi mente, ni siquiera puedo soltar el bolígrafo, solamente refuerzo mi agarre en el.
—No.—Respondo después de algunos segundos.

ESTÁS LEYENDO
Éxtasis. [+21]
RandomBilogia Infierno #2 Una vez el frenesí de poder y ambición fue subyugado por el éxtasis que solo la sangre, el dolor y la destrucción me otrogan. Entendí las palabras que Enzo tanto me habia repetido. "Yo no olvido, no perdono y siempre espero la tr...