Éxtasis. [+21]

10. Colisión.

Francesca.

Una vez Eros se ha subido al avión, me siento cómoda.

Espero al menos una hora más hasta que Pavel llega, se ve agotado. Sin embargo, me encargo de recibirlo como un amigo lo haría, con comida.

Ordeno un almuerzo decente y lo dejo comer antes de que podamos ir al estudio a hablar de lo que me interesa.
Luego de que hablemos puede ir a dormir y descansar lo necesario.

Cuando termina, parece algo más repuesto. Caminamos hasta el estudio y tomamos asiento uno frente al otro, con el escritorio de por medio.

—¿Cómo te fue?—pregunto, yendo directo al punto principal.

—Fue una locura, pero logre mi cometido.—anuncia—. No conocía Tirana a la perfección, así que tuve que conseguir ayuda antes de moverme allí, sin llamar la atención. Entre y salí sin ser visto, al menos no visto como una amenaza.

—¿Y el regalo?

—Le ofrecí dinero a un sujeto para eso, lo invite a tomar algo antes de que lo hiciera, y una hora después de dejarlo en la puerta de los Dervishi, murió.

—Lo envenenaste.—asumo.

—Si, también vi cuando fueron a buscarlo. Solo hallaron su cuerpo, así que salí de Tirana lo más rápido que pude.

—No pasará mucho para que Eros se enteré, probablemente sea hoy mismo. Saliste de Tirana ayer, por lo cual Kostandin ya debe estar en un avión pensando cual de sus enemigos, se atrevió a tanto.

—También logré enterarme de algo importante, Dominus.— dice llamando mi atención.

—¿Qué cosa?

—Cuando usted estuvo secuestrada en Tirana, alguien más de su familia estuvo allí.— dice y no comprendo.

—¿Te refieres a Zadic?

—No.— niega con seriedad—. Su padre también estuvo en Tirana.

—¿Qué?

—Él tuvo contacto con Kostandin. Y estoy seguro de que sabía donde estaba usted, mientras él hablaba con su enemigo, con el asesino de su hermano.

♡♡♡

Quiero destruir, matar y consumir el mundo justo en este momento. No he podido calmar mi ira, tan enojada que podría dispararle al primero que tropiece conmigo.

No puedo creer que no se me ocurrió antes, era lógico.

La única manera de que Zadic saliera de su escondite antes de tiempo, la única forma de que Kostandin lo encontrará cuando muchos antes no habían podido, solo tiene una explicación.

Mi padre.

Ese desgraciado maldito, lo entrego.

Ni siquiera mi madre debe saber de su nuevo pecado, de su nuevo fracaso como hombre, como un Greco. No merece el apellido, una sabandija como él, solo es merecedor de lo peor.

¿Me pregunto si Eros esta consiente de está información? Pero sinceramente, lo dudo.

Kostandin no parece ser un hombre que divulga todo, solo te dice lo necesario. Y mi padre no se iba a arriesgar con alguien como él, iría directamente con el Capo.
Me planto frente al espejo y miro mi expresión feroz.

Un nombre más a mi lista, pero este tendrá un trato especial, por traidor, por vender a alguien que sabia significaba demasiado para mí.
Lanzo un gruñido lleno de ira y como si de un reflejo se tratase, mis manos toman los laterales del espejo y lo empujo al piso. Oyendo el crujido del vidrio al romperse y viendo los miles de pedazos que se esparcen en el suelo de mi habitación.