18. Intercambio.

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Francesca.

Paso de la sorpresa, a crear soluciones en mi mente en menos de cinco segundos.

—Me parece que tienes muchos secretos.— murmura Alessio acercándose.

Sus ojos se posan en mí solamente, aunque sé perfectamente, que vio y sabe quien es Enzo, así como sabía quién era yo la primera vez que fuimos en busca de Emiliano, su padre.

La puerta del auto suena al abrir y de inmediato pongo mi mirada en Enzo.

—¡No!— le grito haciendo que se detenga y me observe furioso—. No bajes del auto, no es conveniente.

—Pueden irse.— Alessio se encoge de hombros—. Yo no diré nada, lo sabes.

En sus ojos puedo sentir la sinceridad de sus palabras, pero si lo dejo ir ahora Enzo no le dará ninguna oportunidad, lo asesinará en cuanto me descuide  porque no confía en él. Así que hago lo que ninguno de los dos espera.

—Sube al auto.— No es una pregunta lo que le digo a Alessio, se lo estoy ordenando.— ¡Ahora! Cada segundo que pasa estas arriesgando mi vida.— agrego y de inmediato la decisión aparece en su rostro.

Sube al asiento trasero, mientras yo ocupo el puesto del copiloto. Enzo arranca el auto sin esperar un momento más, y comenzar a perderse en el tráfico.

—¿Qué carajo estás haciendo?—me pregunta bajo con un gruñido.

No es como que Alessio no pueda oírnos, cuando viajamos en el mismo auto.

—No lo estoy matando.— le contesto.

Sus nudillos se vuelven blancos sobre el volante, por la fuerza que emplea. Sin embargo, su ira es porque le estoy dejando claro que no traje a Alessio para deshacerme de él. Alessio también oye mis palabras y aunque su postura sigue tensa, me devuelve la mirada por el espejo retrovisor sin problemas.

El camino es tenso y silencioso hasta que llegamos al club, el lugar se llama “Secret” y queda un poco lejos, es un sitio alejado, bastante apartado y privado.

La fachada de color negro adornada con luces de neón que alternan sus colores por secuencia, le da un toque particular. Lo elegí por el simple hecho de ser un club clandestino, unl donde la gente suele esconderse para liberar sus otras versiones, en un lugar así nadie nos reconocerá o estará prestándonos atención, al menos no como algo más que una posible aventura o pareja sexual.

Entramos al área principal del club después de recibir una llave que guardo en el bolsillo de mi pantalón, un área donde las personas suelen conocerse. Aquí hay una pista de baile, la barra y las respectivas mesas con sillones curvos, cada mesa posee en el medio un tubo donde supongo algunos suelen bailar.

Tomo una de las mesas más apartadas, donde guio a ambos hombres para sentarnos, lo cual me obliga a colocarme en medio de ambos. Pido una botella de coñac a uno de los trabajadores y cuatro vasos con hielo.

Afortunadamente una vez toman nuestro pedido, Alister aparece.

Enzo parece cada vez más furioso, no le dije que Alister venía y mucho menos planee que Alessio se uniera a la noche. Por otro lado, desde que conocí a Alessio me gusta su manera de actuar, es calmado y calcula sus movimientos. No es una persona que actúa por sus impulsos,  además de que prefiere guardar silencio, tal vez pensar y sacar su versión antes de creer en cualquier otra.

No hablaré de mis planes frente a él,  ni siquiera pensé dialogar de manera extra oficial con Poccola porque prefiero que Enzo lo maneje, pero el tema de mi padre es algo que no permitiré se lleve a mis espaldas.

Éxtasis. [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora