13. nuevo mundo

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Bueno... ¿prestaron atención cuando les recomendé no creer en en nadie? Pues eso influye en este mismo momento, justo conmigo. Espero no se hayan ilusionado mucho...

- Y, eso fue todo... - planteo, cuando con el miedo en los ojos, la enfermera se levantó para así luego, volverme a encerrar en aquella habitación blanca después de lo que le había contado.

Mantuve la vista fija en mis manos, pensando en todo lo ocurrido. Se sintió... real. demasiado.

Capaz era por la necesidad de tener a alguien a mi lado que le planteé cada escena a Bella, mi enfermera. No sé porque lo hice, solo necesitaba desahogarme y a una persona a mi lado susurrándome al oído, "Tranquila, Anne. Ya pasó"... Aunque no fue así.

Anne Harrinson. Dos palabras. Ese es mi nombre.

Pero eso sí, no se olviden. De verdad vas a saber el significado de soledad únicamente cuando cuentes cada vez que las personas pasan a verte tan solo un vez por semana, pero siempre te vuelven a encerrar en las paredes que tú ya tanto conoces.

Creo que las personas no se dan cuanta a veces que nosotros también sentimos. Más allá de tener trastorno de personalidad múltiple, siento, amo, pienso.

No les voy a mentir, recuerdo todo tan pero tan bien, que cada vez que pienso en eso me causa un ardor interminable en el medio del pecho.

Puedo llorar, pero no tengo energías para hacerlo.

Dicen que la mente es poderosa. Tanto, que hasta puede alcanzar niveles inimaginables. Nunca me esperé crear tal ficción, menos con Leyla, porque quizá nuestro destino solo era encontrarnos, pensarnos, sentirnos. Hacernos un poco bien a cada una y luego irnos con lo aprendido a seguir nuestro camino por separado. Yo en el psiquiátrico, y Leyla en mi mente y corazón.
Éramos dos piezas que encajaban perfectamente llenándole la vida a la otra de emociones que nunca sentimos. Porque si vamos a hablar en serio, lamentablemente éramos de dos mundos distintos, y aunque encajáramos, no éramos del mismo rompecabezas. Aún recuerdo sentir aquellas sensaciones y voces en mi cabeza mientras vivía aquella triste mentira.

Por suerte, le dije que la amaba y amaría hasta la muerte, pero nunca me imaginé que yo estaría  muerta, ya viviendo.


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Sigue...

LEYLA JONES [ Completada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora