7. Noah

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Dos semanas después...

Ya pasaron dos semanas desde que aquella voz extraña invade mi cabeza casi todas las noches. No se porqué, pero a mi alrededor casi nadie me dirige la palabra.
Ni si quiera Kate, me siento mal al solo cruzar palabra en el transcurso de la universidad.

Una vez, escuché que un hombre dijo una oración por la radio, y esta se me quedo grabada en la memoria, el dijo, 'Necesitamos solo dos amigos en nuestras vidas' debo comentar que, yo tengo a Max y Emma, pero aún así extraño como nunca a Kate.

Leyla se encuentra siempre decaída, y yo ya no paso tanto tiempo junto a ella porque voy casi todas las noches al bar.

Un suspiro me llena los labios mientras saco los viejos libros del casillero para la próxima clase del día.  Matemática.
Debo decir que me gusta, el único problema es que no le encuentro el sentido ni soy buena en ella, mucho menos en geometría.

Ya en clase, cuando la profesora anuncia su llegada, abro el libro correspondiente y dejo los otros a un costado de la mesa para más tarde.

— Genial. Geometría. — susurro para mí. Verificando que nadie me haya escuchado.

Nótese el sarcasmo.

La clase es empieza y transcurre normalmente, pero justo unos minutos antes de que toque la campana, alguien toca la puerta, asomando la cabeza al llamar.

— Profesora — dice.

Ella para la clase, y se dirige a hablar con la coordinadora, noto que le dice algo por lo bajo a la profesora Luisa.
La cual, rápidamente hace a la clase callar, y anuncia.

— Bueno, alumnos... abran el libro dos de clase y hagan los ejercicios correspondientes a la página setenta. — No obstante, sale de la clase dejándonos solos.

Todos empiezan a cuchichear entre sí.

Encuentro dicha página y trato de buscarle sentido. Nunca fui buena en matemática. Los números en mi cabeza entran y salen como si se tratase del aire mismo. No es que sea la mejor para concentrarme tampoco, pero lo trato de hacer.

Aunque esta vez, no soy yo el problema, empiezo a sentir como si alguien me estuviera observando.

Desde hace días que siento esa sensación. Como si alguien me estuviese observando por todos lados. Nunca levanto la cabeza para verificar quién es. Aunque siempre hay una primera vez para todo.

Levantó la mirada del libro y la paseo por todo el salón hasta encontrar al culpable.

Noah está observándome. Me indica mi subconsciente.

Lo único que hago es apartar disimuladamente la mirada y con el ceño fruncido, y preguntarme si me habrá reconocido del bar todos estos días transcurridos.

Decido ignorarlo y concentrarme solamente en el ejercicio, pero todavía siento esa sensación de algo quemándome la piel, como si su mirada fuera fuego puro.

Poco después toca el timbre para el receso. Todos se levantan de golpe y en un parpadeo salen de la clase. Decido no apurarme y quedar última para no llamar la atención, pero justo cuando empiezo a acomodar mis cosas, una persona carraspea, llamándome la atención a mi lado.

— Hola — saluda, parado a una esquina del salón.

— ¿Hola? — Susurro asombrada.

En ese momento y por lo torpe que soy, un libro se me escapa de la manos cayendo al piso.

— Aquí tienes — me dice Noah, entregándome el libro.

— Gracias, no tienes porque hacerlo — Le digo, la verdad no entiendo su inoportuna actitud ni interés en mí. Así que decido ser directa. — ¿Que quieres de mi? — Pregunto.

LEYLA JONES [ Completada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora