16. La carta

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Doble actualización.

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TRES MESES ANTES...

NARRADORA POV:

Anne se encontraba sentada en su cama después de pedirle a la enfermera una pluma y un trozo de papel. Claro, Bella, su enfermera, estaba a su lado, ya que los pacientes no podían tener acceso a esas herramientas por precaución. Aunque Anne tenía pensado hacer otra cosa con aquellos objetos.

Con la poca dignidad y reuniendo la cordura que le quedaba... Anne escribió una carta.

Y esta decía así:

Queridos lectores,

Piensen en esta historia como un relato de lo que viví en mi cabeza, como una historia simple y corta donde no hay tantos finales felices, donde hay que luchar por sobrevivir y mantenerse estable y con vida cada segundo que pasa. Porque esta historia no es solo mía, capaz que el contenido sí, pero hoy en día muchas personas padecen de esta enfermedad. Les voy a ser clara, nunca nadie supo lo que yo estaba pasando ni que enfermedad cursaba. Algunos pensaron que era demente y otro esquizofrénica, cosa que es verdad. Pero solo yo se lo que pasó en mi mente y cuerpo. Esa atracción no era para nada común.

Verán, en mi sangre la locura fluye a gran velocidad, y en mi mente... bueno. ¿Ya les dije como terminé en el orfanato a los cuatro años de edad? Mis padres eran encantadores, pero tristemente fallecieron. Claro, yo no los maté. Pero el descubrir que su hija es psicópata no es muy bien visto por la sociedad.

Después de que mis padres murieran, me fui a vivir con mis tíos, ellos no me daban muy bien de comer y abusaban de mi... hasta que me cansé. Obviamente no los maté, no soy una asesina. Pero se enteraron de que padecía esquizofrenia. Fue en ese momento en el cual me dejaron en el orfanato, allí conocí a Leyla.

Ella fue la primera persona en sacarme de esa oscuridad y gran vacío donde aquella enfermedad me carcomía por dentro. Era espantoso.
Me ayudó a abrir los ojos y expresarme. Dejando a un lado la imaginación. A los ocho años, me obsesioné con ella. Leyla Jones.

No se confundan, no fue amor lo que sentía. El amor es cálido, aunque tenga sus momentos fríos. Pero la obsesión es otra cosa totalmente diferente, y nadie puede cambiarlo. No es un sentimiento o una creencia, es una necesidad. Como tomar agua o ingerir alimentos, no puedes vivir sin ellos. Los necesitas. Pues me atrevo a decir que yo no estoy viviendo feliz sin ella. Es como si una parte de mi faltara. Y eso se está haciendo cada vez más presente, estoy empezando a caer en ese pozo por segunda vez, y no me gusta.

Quisiera estar con ella todas las noches, todos los días. Capaz así seria feliz y no tendría ganas de acabar con mi vida cada segundo que pasa. Por que debo decir que lo intenté, intenté suicidarme unas cuantas veces y lo logré, logré apretar el gatillo y acabar con todo el daño y sufrimiento que esa persona creaba en mí. Pero no murió, porque una bala en el espejo, no es más que un simple vidrio roto y cortado que lo que hace no es acabar contigo, sino multiplicarte...

No quiero que se sientan mal por mí, no todas las cosas son como queremos. Yo deseo salvarme, aunque sé que solo un milagro lo haría realidad, y mi misión en la vida ya ha fallado... Porque su propósito no es permanecer vivo, si no encontrar algo por lo que valga la pena vivir y gastar tu tiempo, y yo no lo he cumplido.

Tranquilos querido lectores, no se vuelvan locos, porque acá la loca, ya soy yo...

Anne Harrinson.

Anne dobló la carta a la mitad y se la extendió a la enfermera, quería que la coloquen en su tumba el día que falleciera, eso debía ser un año o dos después ya que no pretendía aguantar mucho. Pero lo que no sabía, era que la muerte estaba a tan solo unos pasos.

tres meses.

En ese instante, con sus 38 años de edad. Aquella señora pensaba que comprendía al mundo, pensaba que aunque la esquizofrenia reinara en su persona, había pasado todas las pruebas de la vida. Cosa que era totalmente mentira, ella se quería auto convencer de había una solución, de que alguien la iba a acoger tal cual lo hizo Leyla. Pero no fue así.

Vida hay una sola, al igual que oportunidades.

Capaz fue el frío vacío que sentía por las noches donde las pasaba acurrucada en las polvorientas sábanas del internado viendo aquellas figuras mirarla todo ese tiempo, o las ganas de tener a alguien a su lado. Pero al pasar un mes más, ya no era posible para ella distinguir la realidad.

Un día, uno de muchos mientras se iba a dormir hizo la misma rutina de siempre, se arrodilló a los pies de la cama y rezó que todo eso terminara, poco después, cuando la luz de su habitación se apagó y las minutos corrieron se dio cuenta que eso no iba a ser posible. Su pequeño y huesudo cuerpo salió de la cálida cama y paseó por la habitación. Sus manos fueron a su cabeza y tiró de sus pelos. Algunos mechones se quedaron en sus manos, pero no le tomó importancia. Anne gritaba y susurraba cosas sin sentido mientras las figuras solo observaban. Era perturbador. 'Porque no me tocó una vida normal' gritaba aquella señora arrodillada frente a la pared. Su cabeza impactó en el mismo lugar donde su puño había estado antes. De aquel que llevaba consigo un par de cicatrices y estaba cubierto de sangre.

Así pasaron los siguientes meses.

Después de todo, la soledad no era tan mala.

Ella la anhelaba, no pasaba un minuto donde quisiera tenerla. Su mente era un laberinto, donde podías perderte fácilmente.

Y conforme pasaba el tiempo, las figuras no la dejaban descansar...

Si mal no recuerdo, todo comenzó el 28 de diciembre tal cual lo comentó Anne, pues este es el querido final tan esperado.

Lamento que todo haya sido una locura.

Pero es así tambien como les digo... Feliz día de los inocentes.


FIN.

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¡Hola!
Bueno... Quisiera saber si les gustó la historia y que cosas cambiarían.

Gracias por llegar hasta aquí.
¿¿Podrían votar??
Me ayudaría muchísimo.

También quisiera comentarles que voy a empezar otra historia, y que no todas van a tener finales tristes, esta es solo una de muchas.

Saludoss.

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LEYLA JONES [ Completada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora