CAPÍTULO 12. Patriotismo.

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«Donde quiera que se esté bien, allí está la patria»

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«Donde quiera que se esté bien, allí está la patria».

Cicerón

(106-43 a de C.).

Caroline estiró el brazo para que el lacayo la ayudara a bajar del carruaje. Pero, en lugar de su sirviente, la recibió la mano cálida y la sonrisa irónica del marqués de Winchester.

—¿Vos otra vez, milord? —La baronesa lo miró con disgusto y frunció la nariz—. ¿No os cansáis de perseguirme? ¡Es increíble! ¿Qué se os ha perdido en Stawell House?

—Portman Square es muy extensa, milady. ¿Por qué sois tan presuntuosa como para creer que estoy aquí por vos?

     Conrad lanzó una carcajada mientras la cogía de la cintura. Acto seguido la bajó de modo tal que los cuerpos se rozaron. La joven notó su erección y dio un salto hacia atrás.

—¿Es que no tenéis modales, milord? —Caroline le gritó y lo apuntó con el índice—. No entiendo por qué pensáis que vuestras atenciones son bien recibidas. ¡¿Alguna vez os dejé entrever algo distinto del disgusto que me provocáis?!

—¡Qué bien mentís! Sé que hay algo entre nosotros aunque lo neguéis. ¡Usáis a Somerset y a Derby como escudos! —Los ojos color esmeralda del marqués resplandecían—. Han pasado cinco años desde nuestro encuentro en el club de caballeros, ¿por qué no me perdonáis y os olvidáis de mi pequeño desliz?

—Porque tengo memoria de elefante, ningún insulto se me olvida. —Lo regañó con la misma entonación de una institutriz a su alumno revoltoso—. ¿Por qué en este tiempo no os habéis conseguido una amante? Agradecería que lo hicierais a la brevedad y que me dejarais de acosar.

—¡Solo vos me atraéis! —y, al apreciar la cara de escepticismo de la baronesa, añadió—: La castidad no es lo mío, me veo obligado a recurrir a las chicas de la señora Kelly. Pero que conste que es solo porque vos me ignoráis, las dejaría en un santiamén si me decís que seréis mi amante. Además, las elijo siempre rubias y mientras estoy con ellas cierro los ojos e imagino que hago el amor con vos.

—¡Qué descarado sois! —chilló Caroline y empezó a caminar hacia la entrada—. ¿Por qué me contáis vuestras intimidades? ¡No me interesan!

—Os las cuento por un motivo evidente: pronto se vence el plazo del contrato con Somerset y os pido encarecidamente que no lo renovéis. Yo os mejoraré cualquier oferta que él os haga. —Conrad se llevó la mano al corazón y después le guiñó un ojo.

—¡No tenéis remedio! Os recuerdo que decíais que el duque solo me querría por unos meses y resulta que ahora teméis que desee permanecer una década conmigo. ¿Vais a reconocer vuestra equivocación? —Caroline exhaló el aire contenido—. Sabéis que me caéis mal y que no os perdono. ¿Por qué, entonces, continuáis machacando?

DESTINO DE CORTESANA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora