«Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte».
Leonardo da Vinci
(1452-1519).
Varias semanas después, Caroline se despertó más temprano de lo habitual porque golpeaban a la puerta del dormitorio.
—Mamá, esta carta es de John. —Elsie estiró el brazo y se la entregó—. He venido corriendo a traérosla.
—¡Gracias, cielo! —Y se volvió a encerrar, tenía el corazón en un puño.
La abrió con rapidez, sin preocuparse de que el sobre se rasgara, y leyó:
¡Vida mía!
¡No os imagináis cuánto os extraño! Sé que mi deber es combatir aquí, aunque reconozco que desearía haberos hecho caso y partir con vos hacia un lugar recóndito donde nadie pudiese encontrarnos. Como aquel día al lado del roble que nos marcó, cuando hallamos el relicario que nos unió para siempre y que nos transportó a nuestra dimensión especial por medio de un beso.
Estoy harto de tanta muerte, de tanta sangre, ¡el hedor nunca se me quitará de la nariz! No puedo confiar en nadie, las traiciones están a la orden del día, un amigo sonriente podría ser un enemigo disfrazado.
Por suerte expulsaron a los franceses de los Países Bajos y también sufrieron una derrota aplastante de los españoles. Las revueltas en el oeste y en el sur los han dividido, así que, aparte de mi melancolía por hallarme lejos de vos, controlamos la situación. Eso sí, me siento torpe por haber puesto un canal y muchísima tierra de por medio.
Os confieso algo: me han herido en una de las batallas y regreso muy pronto. No es grave, pero sí me incapacita para combatir. No os desveléis, amada Caroline, mi carrera militar se ha acabado. ¡Soy vuestro de nuevo!
Olvidaos, también, de lo que os he pedido en relación al marqués de Winchester: en pocos días estaré con vos y nunca nos volveremos a separar. Porque al ser un alma en dos cuerpos es preciso que nos reunamos pronto: os idolatro, os deseo, sois mi día, mi noche, el cielo y las estrellas. Y os prometo que permaneceré en vuestro mundo mágico por toda la eternidad y que nunca me volveré a ir. Teníais razón, cada instante en el que no os tengo son años de vida que pierdo.
Vuestro hasta el final de los tiempos,
John.
Al terminar de leer, las lágrimas le cayeron a borbotones y le limpiaron el alma. Se liberó del odio que una parte de sí sentía hacia su pareja por haberse ido sin mirarla a la cara.
La tarde transcurrió en medio de numerosos preparativos. Pensaba ir con John a la casa de campo y encerrarse allí con él durante meses. Dejaría de ser la cortesana del duque, aunque perdiera la importante suma prevista en el contrato, y vivirían como marido y mujer a la vista de todos. Por supuesto, cuando la horrorosa lady Margaret falleciese, se casarían y serían felices hasta el infinito y más allá.
ESTÁS LEYENDO
DESTINO DE CORTESANA.
Ficción histórica🔞ATENCIÓN, ESTÁ CATALOGADA COMO MADURA🔞 No había demasiadas opciones en el año 1788 para lady Caroline, baronesa de Stawell, una joven viuda, hermosa y rica. El problema radicaba en que significaba un imán para los cazafortunas de la noble e hipó...