Capítulo 2- Presentaciones

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Aún recuerdo a la perfección la forma en la que escribí en mi pequeño cuaderno con letra clara y cursiva "Propósitos de año nuevo", encabezando la lista de una serie de metas que se que no voy a cumplir, como el mítico "Aprender a decir que no a cualquier plan o situación que me haga sentir incómodo." Sin embargo, cuando Joshua—mi compañero de piso—me pregunta si estoy listo para marcharnos, dejo escapar un tímido "Sí". Sé perfectamente que no me cree nada y que no es necesario quitarse la venda de los ojos para saber que tiene el entrecejo marcado y sus labios formando una fina línea ladeada. Sin embargo, ambos sabemos que alargar el tema de conversación es inútil y una pérdida de tiempo. Yo no voy a decir lo que estoy pensando y él no va a escuchar lo que quiere, por lo que simplemente, abre la puerta y deja que pase primero.

Mientras, Hoshi ya se encuentra esperándonos en el asiento de copiloto del taxi y me recuerdo a mí mismo que está noche me voy a gastar más en el transporte que en la bebida como tal y más sumándole la tasa nocturna, aunque no soy quien para quejarme. Sigo agradeciendo que mis amigos tomaran la decisión de no tener que conducir en el fin de semana, porque si eso fuese así me tocaba a mí llevarlo y no creo poder sobrevivir a la noche sin una gota de alcohol. Normalmente no es un problema, no es que tenga dependencia a la bebida cada vez que salgo, pero es cierto que hoy necesito mantenerme distraído si no quiero dar la noche. Mi mejor amigo sabe perfectamente eso y no se me pasa desapercibida la forma en la que está intentando mantener mi cabeza en otra cosa durante el trayecto a través de piropos y comentarios sobre lo mucho que estaba deseando emborracharse, aunque estuviese haciendo el efecto contrario.

Al llegar a nuestro destino, no puedo evitar sentir cómo mi corazón ha tomado el mismo ritmo de la música, que es lo único que se escucha en mitad del campo. Todos lanzamos un "Wow" cuando vemos la vivienda, que desde luego no se parece al piso de Cheol al que vamos a beber por tener azotea, la identificamos como la típica casa rural a la que vas cuando no hay presupuesto para unas vacaciones al extranjero con tus amigos. Las luces de la primera planta se veían apagadas, aunque de las ventanas se podían apreciar millones de focos de colores que provendrán, lo más seguro, de una bola de discoteca comprada en Amazon.

Cuando el taxi se aleja, estoy a punto de correr detrás de él y pedirle al conductor que espere cinco minutos, que más no tardaré en salir y en volver a casa, pero entonces Hoshi me toma de la mano y por su mirada sé que sabe cómo me estoy sintiendo. La cosa es, no odio las fiestas, sería muy hipócrita de mi parte decir eso. Me gusta pasar tiempo con mis amigos, con música de fondo y en realidad, la idea de conocer a gente nueva no es algo que me aterre, sin embargo, las experiencias pasadas no son del todo agradables. Así que, de vez en cuando está bien, pero desde luego no es mi plan favorito de la semana. Es muy distinto ir a una discoteca con tus amigos, aquellos con los que sabes que puedes confiar bien, que visitar la casa de otra persona—que ya de por sí es desconocida para mí, como primera anotación—y donde me tendré que ver en la obligación de contestar preguntas que sinceramente, no me apetecen ni escuchar.

Mi mejor amigo me toma de la mano cuando empezamos a acercarnos a la entrada, de la que sale un chico alto, moreno, sonrisa enorme y ojos pequeños. "¡Hoshi! Por fin has llegado, tío." La voz del muchacho a la que creo que pertenece a Seokmin, el anfitrión de la fiesta, suena tan risueña y feliz como la propia personalidad del chico, aunque se viera un poco apagada por el ruido de dentro de casa. "Oh, y tú debes de ser Wonwoo, ¿cierto?" Me limito a asentir y a esperar una reacción en forma de saludo por parte de Seokmin, la cual acaba siendo un abrazo cálido que me pilla de sorpresa. Llevar la venda durante todos estos años me ha hecho aprender a anteponerme a los movimientos de los demás, pero el joven ahora enredado a mí parece actuar antes de mis propios pensamientos. "He escuchado a Hoshi hablar mucho de ti. Así que siéntete como en casa, ya sabes, me ha explicado por encima lo de tu don y lo que menos quiero es que te sientas incómodo. Cualquier cosa, llámame, ¿de acuerdo?"

PsicometríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora