Capítulo 3-Ataque de pánico

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Un tonto cosquilleo en mi cuerpo y una neblina extraña en mi mente permanecieron el resto de la noche. Supe perfectamente que se trataba del alcohol, no encontraba otra explicación coherente que no fuera el bajonazo causado por esa sustancia en mi cuerpo. Por lo que, cuando terminé esa maldita tercera copa, me negué por completo a que Hoshi volviera a rellenarla. ¿Significaba algo que todas esas sensaciones coincidieran también con el momento en el que saludé a Mingyu? Seguramente no.

Mi cabeza hacía tiempo que permanecía apoyada en el hombro de mi mejor amigo. Son cerca de las cuatro de la mañana y el sueño es cada vez más difícil resistirlo, aunque los gritos de alrededor son una buena forma de mantenerme despierto, a pesar de que ya algunos de los invitados se han marchado. Sobre todo, el ruido proviene de la primera planta, mientras que el grupo de amigos de Seokmin y el mío, nos mantenemos en el salón aún con las luces colocadas y la música algo más baja. Las conversaciones entre nosotros son vagas, no demasiado interesantes como para seguir la corriente o simplemente gastar mi energía en contestar y puedo asegurar, que más de uno pensará que he acabado completamente dormido al no poder ver mis ojos tras la venda.

"Seokmin, tu primo ha vuelto a liar una buena en la planta de arriba." Una voz ajena a alguien conocido suena desde las escaleras, haciendo que Seokmin se levante de mi lado con un suspiro cansado.

"Sabía que tenía que pasar, estaba ya tardando mucho en hacer una de las suyas." Siento el sofá hundirse de nuevo a mi lado, desconociendo por un momento quién de todos ha tomado asiento. Su perfume inunda todo mi alrededor y reconozco haberlo olido en algún momento de la noche. El ligero toque a flores mezclado con el aroma masculino típico que atrae a cualquiera es difícil de olvidar y hace que mis sentidos se vean alertas.

"¿Por qué lo invitas entonces?" La voz de Hoshi suena en mi interior al encontrarme tan cerca de él y eso de alguna manera me hace alejarme, crujiendo mi cuello en el camino tras varios minutos en la misma posición.

"Ya te dije que la casa es familiar." Seokmin contesta, tomando un trago de su vaso, dejándolo de nuevo en la mesa con un fuerte sonido al chocar el material contra el cristal. "Cuando hacemos fiestas la primera condición es que todos los primos están invitados sí o sí. Es como, si uno la lía, la culpa va para todos. Es una mierda pero prefieren echarnos la bronca a nosotros para mostrar valores y esas cosas. Aunque, ¿adivinas? Al final, quien acaba pagando los platos rotos soy yo cuando nunca tengo nada que ver." Los pasos se escuchan alejarse, cada vez más fuertes a medida que sube las escaleras.

"¿No te gusta la música, Wonwoo?" La voz del nuevo individuo a mi derecha me despierta del trance, a pesar de que su voz ha sonado más como un susurro que como un grito. "Lo siento, ¿te he despertado?" Niego la cabeza y rozo suavemente mi oído derecho, donde el pequeño aparato sigue intacto con éxito, no sería la primera vez que lo pierdo.

"No, no. Y como respuesta a tu pregunta, no estoy escuchando música. Sirve para guiarme."

"Oh. Eso tiene mucho más sentido." Dice riéndose de forma aguda. Jeonghan. Su nombre aparece en mi mente después de analizar todas las voces que he escuchado durante la noche. "Si estuvieras escuchando música, tampoco te juzgaría. La que tienen es una reverenda mierda." Ambos nos reímos, porque es verdad. Hace rato que desconozco la música que está de fondo. Aunque no soy de escuchar la típica música de fiesta, es cierto que hay canciones que son míticas, pero esas han dejado de reproducirse hace ya rato. "Y, ¿cómo funciona?" Pregunta Jeonghan de forma lenta y simpática, refiriéndose claro está, al aparato que adorna mi oído.

"Es una aplicación. Analiza todo lo que pasa a mi alrededor, a qué distancia están los objetos, qué compone la habitación, el calor corporal de las personas que me rodean y todo eso hasta que se crea una imagen en mi cabeza del lugar en el que me encuentro, por así decirlo. No es perfecto, no es claro, pero sirve para salir del paso."

PsicometríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora