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Cuando por fin entró al departamento y cerró la puerta, pudo sentir que respiraba con normalidad, pero había algo muy distinto allí dentro, recargo su peso sobre la puerta ya cerrada, y soltó un largo resoplido, para después levantar el rostro.

Silencio...

Eso era lo que gobernaba en aquel lugar, el silencio, solo eso, no había más que eso, y solo le hacía poner mucho más deprimido de lo que ya estaba.

Después de haber identificado el cuerpo de Jisung, avisó a sus padres de inmediato, odio hacerlo, escucharlos tan alegres de recibir una llamada suya, y después escuchar a la madre de Jisung tan emocionada e ilusionada por querer hablar con su hijo, se maldijo por haber apagado esa emoción de alegría, se maldijo por convertirla en total tristeza.

El funeral fue breve, pequeño, algunos familiares de Jisung presentes, y algunos amigos, los padres de Jisung ni siquiera habían podido asistir debido a un viaje de negocios en Taiwán.

Miró sus ropas, ¿quién diría que terminaría utilizando el mismo traje negro, con el que había ido a su primer cita con Jisung? El simple hecho de colocárselo había hecho que sintiese un terrible nudo en su garganta, ¡oh peor! Parecía que se había tragado una maldita pelota de ping pong, pues ni siquiera se sentía con las ganas de respirar.

Las palabras del sacerdote oficiandole una misa a Jisung no habían sido de lo mejor, por unos momentos Minho había creído que todo se trataba de un mal sueño, que cuando se despertase, encontraría a Jisung dormido a su lado, con su mejilla aplastada sobre la almohada y en su dirección, sin siquiera darle la espalda, y él... él le miraría, y sonreiría por tener a un chico tan lindo a su lado, pero lamentablemente para Minho, no era un sueño, ni siquiera la peor de sus pesadillas.

"¿Por qué Jisung? ¿Por qué lo hiciste? Pudiste haber dicho algo al respecto."

Minho por fin dejó de recargarse en la puerta y comenzó a caminar para dirigirse a la estancia, para cuando ya se encontraba en aquel lugar, no hizo más que dejarse caer sobre el sillón, y quedarse allí, llevó sus manos hacia la corbata que llevaba puesta y le desató, quitó los primeros botones de su camisa blanca y abrió su saco negro, aún podía sentir el maldito nudo, ni con un solo trago de saliva se iría, lo sabe, no es tan fácil, la tristeza jamás será fácil de eliminar.

Seguramente, si éste no fuese un día triste, Jisung le hubiese recibido con una sonrisa, se hubiera acercado, le preguntaría sobre su día en el trabajo, hablaría de lo que ha cocinado, y de seguramente alguna queja pequeña por un vecino molesto o por una llamada telefónica, sonrió nostálgico al percatarse de que ya no tendría eso en su vida.

"Y pensar que quería que ya no estuviese a mi lado."

Jisung a veces podía hacer de su vida la más dulce, pero en ocasiones no se sentía de ese modo, sentía que Jisung era un estorbo, pero no lo es, Jisung se trataba de una persona buena y amable que trataba de esforzarse por complacerlo a él, y solo a él.

"Jisung..."

El sólo pensar en su nombre hace que las lágrimas quieran volver a salir, ni siquiera se atrevió a llorar en el funeral, no frente a todas las personas presentes, en cuanto todos aquellos le dieron sus condolencias, Minho lloró, no pudo evitarlo, las lágrimas salieron por sí solas, recordándole lo doloroso que sería no tenerlo a su lado de nuevo, no ver esa sonrisa, esos preciosos ojos pequeños que tanto le caracterizan, no escuchar esa bella risa, fue en ese momento en que se había percatado que no se trataba de un mal sueño, si no que se trataba de la realidad.

Y ahora por su cabeza solo pasaban los momentos en que había hecho a Jisung sentir menos, esos en que se enojaba por cualquier estupidez, a veces se sentía con la necesidad de reprocharle algo a Jisung, no entendía lo que le pasaba, pero en su cabeza estaba bien lo que hacía, y eso provocaba que Jisung se sintiera mal, ¿acaso esa había sido la razón por la que Jisung había optado por suicidarse?

"Lo maté..."

Y esa sola idea hizo que de nueva cuenta más lagrimas comenzarán a salir por sus ojos, resbalando y cayendo por sus mejillas, inundando por completo de tristeza su pecho, oprimiéndolo sin pudor alguno, para hacerle sentir dolor, ese enorme dolor que no sería nada fácil de quitar.





ꪗꫀડ𝕥ꫀ𝕣ᦔꪖꪗ || ꪑⅈꪀડꪊꪀᧁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora