Capítulo 1

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LEE:

Estuve a punto de darme por vencido innumerables veces, ¿Qué me ayudó a dejar aquel pensamiento? Sólo verla a ella, ahí, en el mural de su pared donde todas nuestras fotografías en algún momento le dirían que fuimos felices y nada más importaría.

Sí, ella no me recordaba desde que despertó, pasó una semana desde entonces y todos los diagnósticos eran demasiados buenos, excepto uno, el del doctor Monroe. Él estaba consciente de que no había daños significativos en su cabeza, que el golpe que recibió fue demasiado débil gracias a que el idiota de Jake se estuvo inyectando Dios sabe cuanta porquería. Todo fue superficial, lo que nos parecía demasiado extraño considerando que Jenna no recordaba nada, a absolutamente nadie. Una de las sospechas de Monroe era que en algún momento ella recordaría algo, cuando el shock pasara, quizá se trataba del tiempo en que estuvo en coma, pero nada era seguro, nosotros debíamos cooperar con su memoria.

Ella nos miraba con recelo cada vez que ingresábamos a verla, a mí ni siquiera me quería llamar por mi nombre y aunque me afectaba, me alegraba saber que al menos me hacía un par de preguntas cuando la acompañaba todas esas tardes luego de la escuela. Suspiraba cada vez que salía de su habitación, cada día era mucho más difícil, pero tener en mente que ella estaba despierta y con vida me bastaba mucho más que a Leah que aun lloraba cada vez que su prima le preguntaba su nombre. No fui fuerte, no fui débil tampoco, sólo resistí porque eso me pidió Daniell, el ex prometido de su madre. Él me dijo que sólo bastaba con una persona para que ella pudiese reaccionar, para que ella entrara en razón en algún momento y quizá comenzara a recordar, entonces pensé... si no era yo ¿Quién? Fue lo único que me motivó a mostrarle una sonrisa siempre, a pesar de que por dentro me estaba destruyendo, a pesar de que cada noche era aún más difícil que la anterior.

Fueron dos semanas completamente difíciles para nosotros, principalmente para Grace que debía trabajar, cuidar a su pequeño hijo Theo y estar al pendiente de Jenna siempre que la necesitaba, porque sólo en ella confiaba. Por otro lado, a mí no me importó quedarme en la universidad de San Diego sólo para estar cerca de ella, los exámenes fueron demasiado fáciles y la entrevista corta y sencilla; aunque sabía que se trataba de mi padre y que movería todos sus contactos para ayudarme. Sí, estaba agradecido, pero si era necesario me tomaría ese año sabático para estar a su lado, para ayudarla a recordar, aunque no fuese muy necesario, después de todo no sabíamos si ella algún día lo haría.

Y ese jueves estábamos ahí con Leah, en la habitación que Jenna amó con su vida desde que llegó a San Diego. Faltaba sólo un día para que le dieran el alta y debíamos tener todo en orden para recibirla, para que se sintiera como en casa. Las fotografías estaban estratégicamente colgadas en el mural, todas y cada una de ellas demostrándole una vez más lo que fue estar a nuestro lado. Su cámara descansaba en el escritorio, esa horrible cámara que en seis meses jamás aprendí a usarla, jamás pude ni siquiera tomar una simple fotografía porque no sabía ni siquiera como enfocar con esas lentes que a Jenna tanto les fascinaban. Sonreí a pesar de que la idea de que Jenna fuese precavida no me gustaba, ella tenía razón, lo mejor que podía hacer era escribir su día a día en el cuaderno de su madre, colocar una fotografía por cada día que mencionaba. Y a pesar de que mi nombre estaba tachado de varias páginas, me sentí feliz porque ella se tomó el trabajo de pegar una pequeña cinta roja escribiendo mi nombre con varios corazones a los lados.

Con Leah nos encargamos de borrar cada parte que hablaba de Jake, cada parte donde su nombre era mencionado, no había fotografías que probaran aquello, pero queríamos estar seguros de que ella no tuviese un mal recuerdo. Si algún día volvía, quería estar completamente seguro de que su presente sería el que ella quería, que su pasado jamás regresaría y que su futuro sería el que una vez le prometí mientras el sol salía y nosotros estábamos ahí, contemplándolo, sentados en ese muelle donde por primera vez me admití a mí mismo lo que sentí por ella desde el momento en que la escuché hablar, desde la primera vez que la vi.

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora