Capítulo 5

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No fueron las vacaciones soñadas, tampoco un paseo de en sueño, cosa que pretendí, que quise hacer por ella. Mis intentos eran en vano por mejorar sus días. No podía ver en ella la sonrisa que quería, no podía obligarla tampoco. Pero esa mañana cuando despertó luego de llorar casi toda la noche a mi lado, pude notar un cambio. Sus ojos tenían un color especial, su sonrisa estaba apagada, pero era mucho más sincera de la que llevaba viendo desde que despertó, entonces me pregunté ¿Hice bien al contarle sobre su accidente de pequeña?

Omití tantos detalles, tantas cosas que quizá ella habría querido saber, pero no podía meter esa desastrosa parte en su vida. Ni siquiera se daba cuenta de que sucedió con ella, porque había perdido su memoria. Nunca me lo preguntó y nunca le diría la verdad. Le prometí que nunca dejaría que esa parte de su vida volviera, nunca más la dañaría. Ella pensaba que seguía tratándose de un accidente, uno que fue causado por el dolor de la muerte de sus padres, uno que no fue buscado. Su realidad no podía ser más dolorosa, no podía desgarrar tanto mi alma.

¿Por qué ella y no otros? ¿Por qué una chica tan inocente como ella? ¿Ese era el castigo por haberse defendido? ¿Esa era su recompensa por querer vivir? Sentí una punzada en mi pecho mientras caminábamos de regreso al hotel. Ya era tarde y queríamos salir a la carretera antes del anochecer, tal y como se lo prometimos a su tía. Ella la esperaba ansiosa, sin saber que Jenna ya estaba enterada de tantas cosas que prometimos callar hasta el momento que ella quisiera saber la verdad. Sí, fue demasiado pronto, ninguno estaba preparado para ello. Pero sería peor luego, no quería que me odiara por ocultarle su verdad, no quería que algún día me mirara con desprecio. Me odiaría a mí mismo si fuese así, mi vida no tendría sentido si ella dejaba de mirarme como lo hacía en ese momento que ingresamos al hotel.

Ella se despidió de su padrino antes de ir por nuestras cosas, él tenía que retirarse, así que fue corto ese momento en él que le prometió verla pronto y estar en contacto. Jenna suspiró cuando entramos en el ascensor y la suave música de piano comenzó a sonar. Ninguno decía nada desde que regresábamos a la habitación. Me limité en todo momento a cantar, me limité a no sonreírle si ella no lo hacía, me limité a no ser feliz si ella no lo era.

Tomé las maletas y salí esperando a que ella saliera por detrás de mí, pero la vi ahí, parada junto a la ventana, observando desde lo alto por última vez lo que era su ciudad, el lugar donde nació y creció. No quería apresurarla, ella debía tomarse su tiempo porque sabía bien que las despedidas le costaban. Por muy absurdo que sonara, Jenna siempre fue melancólica en esos casos. Le costaba despedirse de la gente, de los lugares, le costaba saber que una persona se daba vuelta para marchase y no mirar atrás. Y me odié por ello, porque cuando me necesitó, yo lo hice, la dejé dos veces sin mirar atrás.

No quería pensar en ello, pero el simple recuerdo de dejarla cuando sucedió lo de la publicación me mataba por dentro. Una profunda agonía se presentaba en todo mi cuerpo cuando la recordé corriendo fuera de Otto's y yo creí que se trataba de él. Esa noche ella me necesitó, necesitó que me quedara a su lado, que mirara atrás y fuera corriendo a abrazarla, porque ella me quería, pero no lo aceptaba. Y yo la amaba, yo la amaba tanto que preferí su bienestar a pesar de que fue el peor error de mi vida. Por eso es que nunca más la dejaría sola, nunca más le daría la espalda o me iría sin ella. Me dañaba sólo pensar que estar por ir a mi automóvil y dejarla ahí, sola con sus pensamientos. Ella me necesitaba y yo a ella.

No entendía como a veces se llevaba mis pensamientos, se llevaba la poca cordura que me quedaba. No comprendía porque nunca antes conocí ese sentimiento, porque ninguna chica pudo hacer tanto en mi vida como lo hizo ella. Jenna era especial en tantos sentidos, era el perfecto cliché para un romance soñado. Y lo tuve todo cuando la tuve a ella. Tuve su risa, tuve sus ojos, su voz, su perfecta sonrisa al mirarme, tuve el amor, tuve las ganas de avanzar sólo por ella; tenía tantas cosas a su lado, y quizá ya fue momento de que las arrebataran, porque en mi vida siempre pensé que lo bueno dura poco, que el amor no era más que un simple suspiro, que en el preciso momento que llega, debe irse de nuevo.

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora