Capítulo 12

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JENNA:

Me dolió, dolió demasiado haber terminado algo que ni siquiera había comenzado entre nosotros. Podía ver la derrota en su rostro, pude ver la amargura en sus ojos, pero no dijo nada. Permaneció inmutable mientras se alejaba de mí y se encerraba en el baño por media hora más. Escuchaba el agua cayendo por la ducha nuevamente, escuché como quería borrar el dolor con el líquido, muriendo en una bañera caliente.

Lloré todo lo que el sonido de la ducha pudo disimular mientras él estaba ahí dentro. Necesitaba descargarme antes de poder ponerme de pie nuevamente. No fue fácil, mucho menos al saber que había alguien ahí afuera que necesitaba la mejor parte de mí, esa que se mantuvo positiva, esa misma que aparentaba ser fuerte cuando en realidad caía a pedazos y quizá nadie podía verlo.

Era egoísta de mi parte pensar que no podía hacerle bien a Lee, porque sabía lo que él sentía por mí y aunque yo tampoco podía negar que estaba enamorada de él, estaba mal de mi parte seguir arrastrándolo a todo aquello que quizá no iba a ningún lugar, o quizá un lugar que no se merecía. Sentí que cada vez que era feliz a su lado, el universo se ponía en mi contra, quería vencerme de alguna forma y por eso es que volvía a caer, a tener mi alma por el suelo. No estaba dispuesta a arruinar la vida de alguien más, la mía estaba demasiado dada vueltas que ni siquiera yo podía manejarla. Era como tratar de reparar algo que de por naturaleza debía estar roto.

Lee salió del baño, secando su cabello con la toalla y evitando a toda costa mirarme. Supe de inmediato que estuvo llorando, podía notar su rostro aun sonrojado, sus ojos que se escapaban de los míos y aunque me partía el corazón, sabía que no duraría por mucho tiempo, que en algún momento la resignación llegaría para ambos, al menos hasta que mi memoria regresara, al menos hasta que él supiera que allá afuera existían cientos de chicas completamente normales que podían hacerlo feliz.

Ni siquiera me acompañó cuando bajé en una tienda de ropa para hombre para buscar algo para mi hermano. Él se mantuvo neutro con su simple "te espero, no tengo prisa". Saqué al menos cuatro pantalones, varias camisetas, varias camisas, ropa interior necesaria y tres pares de calzados para que Mitch pudiese ingresar en la clínica con algo de ropa antes de que Nick pudiese averiguar en donde se encontraban sus pertenencias y llevarlas hasta ese lugar.

— Creo que es como tú —dije mirando al muchacho que se aseguraba de que estuviese conforme con mi compra—. Sé que los zapatos son de esa talla, pero la ropa no estoy muy segura porque puede variar ¿Puedo cambiarlos?

— Claro. Si tiene mi contextura física, de seguro esto le irá, seguramente las camisetas un poco grandes, pero con el ticket de compra puede hacer el reclamo de lunes a viernes —respondió entregándome las bolsas—. Espero que a tu hermano le guste lo que le llevas, demasiado oscuro para una muchacha tan joven —rió.

Y sí, era joven, exactamente por eso es que quería la recomendación de un sujeto que sabía al respecto. Quizá estaba de muy mal humor, pero sentía que no podía tolerar ningún tipo de broma esa mañana. No aguantaba que nadie me dijera nada, sólo esperaba una respuesta a mis consultas. No debía opinar sobre mis gustos y yo no debía ser tan necia con respecto a personas que no tenían nada que ver con lo que sucedía en mi vida.

— Vamos —le dije a Lee, notando que él seguía con la mirada perdida bajo las gafas oscuras.

Se limitó a encender el motor del Mustang y llevarme directamente hasta el hospital, donde Nick nos esperaba fuera de la habitación de mi hermano. Y no, Lee seguía sin bajar o al menos decirme algo al respecto cuando le pregunté si lo haría.

— Creí que Lee le prestaría algo de ropa —señaló él viendo las bolsas—. Gastaste demasiado dinero.

— Eso no importa, sabes que el dinero no es problema, Nick —suspiré apenada—. No creo que la ropa de Lee le quede a Mitch. Lee es demasiado alto y delgado.

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora