LEE:
Estaba agradecido con la vida de poder ver esa sonrisa tan sincera en los labios de Jenna, aunque no fuese por mí, aunque no fuese en el mejor lugar. Aun así, ella sonreía por su hermano, por ese mismo que despertó cuando ella entró a verlo. Para ella, Mitch era un completo enigma porque estaba demasiado confundido, aturdido quizá y nunca en mi vida me sentí más identificado que ese día. Recordé cuando ella despertó y toda la confusión que hubo entre nosotros esa tarde.
Sí, era muy diferente a lo que ocurría con ella y su hermano, pero no dejaba de parecerme como un extraño Déjà Vu. Para Nick era aún más difícil saber que sucedía, porque yo le mencioné a Jenna que me sentí así una vez. No sabía si contarle la verdad sobre el supuesto accidente de Jenna, porque no tenía ningún detalle, ni siquiera era consciente de que ella perdió la memoria. Me di cuenta de que podía confiar en Nick, de que ese sujeto estaba completamente cambiado y eso que antes sólo sabía de él como una de las peores personas que pasaron por la vida de Jen.
A veces los votos de confianza no eran lo mío. La última vez que decidí confiar en alguien de tal forma fue con Jake, decidí que, si ella quería estar con él, al menos trataría de verlo como algo bueno para su vida, un poco de normalidad para su día a día. Lamentablemente, fue uno de los peores errores de mi vida. No estaba seguro si realmente sería un error hablar de algo que se me estaba atascando en la garganta, necesitaba decirle a alguien como me sentía, quería que alguien me escuchara y con ese positivismo me dijera que todo estaría bien, ¿Nick era el indicado?
Entré a la habitación en donde Mitch se estaba recuperando, él sonreía hablado con Jenna y por muy extraño que pareciera, era como verla a ella con su padre. Claro que Terry tenía esa cresta que formaba su cabello y los ojos grises, pero luego de esas simples diferencias, eran completamente iguales. No había diferencia en ellos, como dos gotas de agua.
— ¿Quién se supone que es él? —preguntó Mitch al verme entrar.
— Soy Lee, amigo de Jenna —él levantó una ceja, inspeccionándome de la misma forma en que una vez lo hizo ella—. Estás juzgándome, Jenna hizo lo mismo cuando me conoció. Así que no te tengo miedo.
— Claro —él rodó los ojos—. Eres el novio de mi hermana y no te atreves a presentarte como tal.
— Mitch —susurró Jenna agarrando la copa de frutas que él estaba comiendo e introduciéndole una gran cucharada de ella en la boca—. Tienes el carácter de papá, lo sé.
— Sí, Mitchel, deberías de relajarte un poco. Somos amigos, sólo estás confundido —intenté parecer lo más tranquilo posible, después de todo, se lo debía a Jenna. Contuve la risa.
— No me llamo así, arrogante. Soy Mitch, M I T C H.
Jenna me tomó de la mano, justo en el momento en que estuve por decirle las que se merecía. Yo le salvé el pellejo al malagradecido, porque si fuese por Nick, se moría en ese apartamento. Y ni siquiera supo reconocerlo. Aun así, suspiré dejando que mis pulmones se aliviaran. Ella me llevó afuera y con sus preciosos ojos grises me miró antes de pedirme o, mejor dicho, suplicarme que tolerara al idiota de su hermano porque aún estaba demasiado confundido.
— Él es un poco impulsivo... como tú, pero creo que es un poco más porque fue policía y ya sabes lo que pienso sobre eso —me encogí de hombros, porque tenía razón... entonces me percaté de algo.
— Eso me dijiste antes de perder la memoria —ella sonrió antes de abrazarme—. Poco a poco, Jenna.
Y estuve a punto de besarla, de terminar aquel beso que dejé pausado cuando nos llamaron al hotel. Ella estaba tan cerca, tan cálida, como la primera vez que estuve a escasos centímetros de sus labios. Ella lo quería, ella deseaba que yo terminara de unir nuestras pieles en aquel fascinante contacto, pero como siempre, algo tenía que interrumpir aquel mágico momento.
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Jenna & Lee
Teen FictionSinopsis: Imagina un día despertar y desconocer todo a tu alrededor. Imagina un día despertar y no saber ni siquiera tu propio nombre. Para Jenna podían significar dos cosas, comenzar a vivir sin temores y sin el dolor de su vida pasada, o el princi...