Capítulo 19

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JENNA:

No debía enojarme con él, pero lo estaba. No debía pensar que él provocó todo aquello, pero por una parte lo hizo. No debía seguir creyendo que mi vida se desmoronaría, yo debía ponerle un alto. Entonces comencé con lo más simple, pensar en las innumerables veces que viví lo mismo, pensar en que superé lo demás, sólo tenía que superar un corazón roto.

¿Qué tan difícil podía ser?

Y respondiendo a esa pregunta, fue lo más difícil que quizá viví luego de despertar. Estaba ilusionada, emocionada, demasiado feliz de estar con el chico que amaba, de haberme enamorado perdidamente de esa mente tan trastornada y pensar que él le daría a mi vida lo que necesitaba. Tal vez ese era mi error pensar que un muchacho podía significar mucho más que lo que realmente era. La única prioridad en mi vida era yo misma, lo único por lo que tenía que luchar era por sacar adelante a mi único hermano y procurar ser feliz a mi manera, con todos mis demonios, pero sin los de Lee.

Me ilusionó, me enamoró, hizo de mí lo que jamás creí ser y ahí estaba yo, diez noches después de haberlo visto en brazos de una chica que quizá le gustaba o quizá tenía razón y ella malinterpretó todo. Sé que mi mente exageró en ese momento, que todo mi ser quiso creer lo peor, pero ¿Qué más podía hacer? ¿Cómo tomaría algo así? No era fácil ver y saber que iba a sufrir, no era fácil intentar interpretarlo de otra manera, porque todo fue tan claro, fue tan fuerte la forma en que mi corazón se rompió en cientos de pedazos.

Tomé la segunda taza de café de la noche, procurando a que pasara rápido, a que mis pensamientos no me atormentaran. Fue demasiado difícil dormir desde el día en que llegué y no estuvo Leah para hablarlo, la extrañaba, extrañaba sus consejos, que se quedara conmigo hasta dormirnos las dos. Tenía a tía Grace, tenía a Joe, su novio, que de verdad era demasiado bueno y comprensivo conmigo fuera de su papel de psicólogo. Pero no podía pretender que él me entendiera, porque a penas conocía nuestra historia, a penas conocía a Lee y nunca entendería que vi en él.

¿Qué vi en él? Esa misma pregunta rondó por mi mente desde la primera noche, esa misma cuando los recuerdos comenzaron a llegar a mí precipitadamente, sin dejarme lugar a meditarlo o si quiera pensar en ello ¿Qué vi? Tal vez se trataban de sus ojos soñadores y llenos de esa luz a pesar de toda la oscuridad que lo rodeaba; o se trataba de su sonrisa dulce cada vez que me miraba; era su voz que me hipnotizaba, cada vez que cantaba dulces melodías para mí; nunca iba a entender si se trató de su encanto natural, ese mismo que volvía loco a cualquiera, ese encanto que tenía con cada paso que daba, con cada sonrisa que soltaba. Me gustaba todo de él, desde su loco cabello hasta sus enormes pies que me hacían sentir tan pequeña. Amaba todo lo que hacía, todo lo que me hizo sentir desde la primera caricia, amaba cuando pronunciaba mi nombre y al fin recordaba el día en que lo conocí.

¿Por qué tuvo que ser tan diferente ese día? ¿Por qué tuvo que conquistarme con esa mirada coqueta y esa sonrisa de conformidad cuando a todos les gustó su crítica del libro? ¿Por qué tenía que sonreír cada vez que pensaba en él? ¿Algún día dejaría de tener ese efecto en mí? Claramente era algo que no iba a saberlo de un momento a otro, pero estaba completamente segura de que no quería olvidarlo.

¿O quizá sí?

Desperté cuando la claridad de la mañana entró por mi ventana, aquella costumbre de despertar tan temprano la tenía gracias a él, gracias a que me enamoré del amanecer desde la primera vez que lo vi despierto apreciando aquella maravilla. Tal vez no estaba tan mal considerar al amanecer como un nuevo día lleno de oportunidades, uno el cual debía aprovechar, tal vez no estaba mal enamorarme nuevamente de aquel día gris que desperté ¿Renovada? ¿Sin tanto que pensar?

Me duché antes de desayunar, esperando a que tía Grace no me pidiera cuidar de Theo, después de todo era sábado y lo único que quería hacer era estar en esa paz conmigo misma sin la necesidad que un pequeño niño me atormentara. Adoraba a mi primo, pero a veces necesitaba descansar de él y de su apego hacia mí.

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora