Capítulo 16

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JENNA:

No quería llorar de nuevo, no iba a hacerlo. Me prometí a mí misma ser esa chica fuerte de la que todo el tiempo hablaba en el cuaderno, esa misma chica que comenzaba a recordar de a poco y aunque las lágrimas a veces eran inevitables, estaba segura que todo pasaría si permitía que aquello limpiara mi alma.

Abel me llamó varias veces esa noche, luego de que Lee actuara de esa forma conmigo. No iba a poder negármelo, escuché su automóvil saliendo de mi casa esa misma tarde, Abel juraba haberlo visto ¿Cómo podía ser tan idiota al pensar que yo no me daría cuenta de aquello? ¿Realmente valía la pena seguir pensando que con Lee podía ser feliz? Ni siquiera comprendía que le ocurrió para actuar así, para que a todos mis mensajes los dejara en visto y no respondiera mis llamadas.

Estaba decidido. Ese sábado ni siquiera pensaría en él, tenía todo el día para mí, antes de que el domingo fuera a ver a mi hermano. No iba a pasar un mal fin de semana que estuve esperando con ansias por las inseguridades de un sujeto, que a pesar de que sentía mil y una cosas por él, ya me colmaba la paciencia. Estaba consciente de que podía tratarse de Abel, que quizá seguiría pensando de él como el sujeto que reaccionó "mal" conmigo, pero ¿no podía ser mejor persona y esperarme afuera pudiese ver por sí mismo lo equivocado que estaba?

No pensaría más en él, no estaría amargada nunca más por Lee. Esa misma noche de sábado, preparé todo lo que llevaría para los siguientes días que estaría en Los Ángeles. Por más que tenía un lugar en donde quedarme, el uno de los hoteles de mi madre, no pretendía estar ahí, primero porque Mitch tenía que saber mi historia antes de hablarle sobre mi herencia, y segundo porque sabía que ese viaje lo haría con Lee y si a él se le ocurría, seguramente esa misma noche estaría buscándome.

Lee no era la clase de sujeto tóxico que hablaban algunas de las novelas que leí, no era la clase de chico que estallaría de un momento a otro por mí o culpándome de algo, él prefería alejarse, prefería callar a hacerlo, pero a veces eso era lo que menos necesitaba. Quería que habláramos al respecto, quería que me dijera que le molestara antes de tragarse aquello y no decirme nada sobre sus molestias porque ¿Qué clase de relación tendríamos si él no sabía expresar bien sus sentimientos? No era un niño que apenas sabía usar sus palabras y prefería callar, aunque agradecía que no gritara.

Suspiré, porque a pesar de intentarlo, no podía dejar de pensar en él y de la forma en que quiso mentirme al cancelar nuestra supuesta cita.

Tomé mi maleta, la cual no estaba demasiado pesada como las veces en que viajaba con Lee. Dejé muchas cosas que solía cargar cuando iba con él, no porque no las necesitara, sino porque sin él no le encontraba sentido a cargarlas. Y sé que mi pensamiento no debió ser así nunca, no debía depender de él las decisiones que yo tomara, pero Lee seguía siendo mi cable a tierra, eso que tanto necesitaba para mantenerme cuerda.

— Llámame a penas te instales en el hotel, luego cuando vayas por Mitch también —me pidió tía Grace cuando subí en su automóvil—. Sé que no puedo decirte que tengas cuidado en la ciudad que creciste y que al fin recuerdas, pero ¡Por favor ten mucho cuidado!

— Lo tendré —sonreí dándole un abrazo—. Descuida. Sé que no te gusta que viaje sola, pero cuidaré tu auto, cuidaré de mí misma y de mi hermano.

— De acuerdo, cielo. Ve y ten mucho, pero mucho cuidado.

Cerré la puerta, despidiéndome así, por primera vez sola, de la pequeña familia que me adoptó en San Diego. No estaba segura que tanto me afectaría aquel silencio que comenzó desde el primero minuto que salí de la casa. Necesitaba de su voz, de su risa, necesitaba escucharlo quejarse porque sus chocolates estaban aplastados o su Nutella muy dura en el frasco. Necesitaba que me dijera que no volvería a tocar su automóvil si lo invadía con ese olor a carne seca que a él no le gustaba. Necesitaba de él y de su locura, esa misma que me llenaba la vida, esa misma que me hizo llorar desde que toqué la carretera y comencé a necesitarlo más que la primera vez.

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora