Capítulo 10

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JENNA:

Desperté en un lugar particularmente familiar. Era una habitación de pintura oscura, con estanterías llenas de libros y adornos un tanto extraños. La cama en donde estaba acostada tenía gruesos cobertores negros y en especial a un muchacho de espaldas a mí con el torso desnudo cubierto de tinta.

Sonreí al saber que estaba en la habitación de Lee, que quizá me trajo luego de que por alguna extraña razón me durmiera, en realidad lo sabía, los últimos días ni siquiera pude dormir bien. No recordaba mucho de lo que sucedió luego de que lo abracé esperando a que su cuerpo me diera la tranquilidad que necesitaba, esa extraña calidez que sólo él podía brindarme. Y no me arrepentí de nada, porque confiaba en él ciegamente, sí, no estaba bien hacerlo de tal forma, pero no tenía más opciones, era confiar o tirarlo todo y conformarme con la vida de mierda que tenía cada vez que se alejaba de mí.

Yo quería ser feliz, él quería hacerme feliz.

Me senté sobre la cama, cubriendo el torso desnudo de Lee, sintiendo que algo extraño había pasado la noche anterior ¿Acaso nosotros...? Ni siquiera pude imaginarlo. Sabía que en el pasado no llegamos a eso con Lee, pero la noche anterior ¿sucedió al fin? Mi mente era una laguna de teorías inconclusas. Una de ellas fue que simplemente me quedé dormida y me trajo por su cuenta sin que yo despertara en ninguno momento, la otra que más rondaba por mi cabeza, fue esa en la que quizá me dejé llevar por la calidez de su cuerpo y como las cosas que realmente me tendrían que importar no las recordaba, ese era uno de esos casos.

Reí para adentro pensando en que era imposible, él no era ese tipo de sujeto, mucho menos conmigo, al menos eso me demostró. No sólo reí por mi muy hiperactiva imaginación, sino porque tenía un poco de curiosidad de saber que se sentiría estar con Lee después de tantas cosas que nos pasaron juntos. Era consciente de lo que sucedió entre nosotros, de todos los altos y bajos que tuvimos, de que más de una vez me quedé a dormir en su casa y, aun así, él siempre me respetó, por eso es que mi curiosidad crecía cada vez que veía su suave piel desnuda.

Acerqué mi mano a su hombro, quería acariciar aquel extraño tatuaje de una calavera, rozar mis dedos en aquellos hombros fuertes y firmes. Pasé uno de mis dedos por ellos, era cada vez más perfecto con aquella sutil caricia que fui dejando a lo ancho de su espalda, en aquella piel que se veía tan perfecta con la escasa claridad del amanecer. Y justo en ese preciso momento que mi mano quiso terminar de palpar aquella tez demasiado perfecta, me espanté al escuchar su teléfono sonar en la mesilla de noche. Él ni siquiera se inmutó mientras su teléfono sonaba sin parar y yo no supe que hacer.

Vi el nombre en la pantalla, mi mente quiso crear una posible respuesta para aquello que estaba viendo, pero nada vino a mi mente, nada más que atender a Nick, el muchacho que lo llamaba a casi las 6am.

Al fin respondes. Tienes que escucharme, Lee, esto es muy urgente —el muchacho hablaba sin parar, sin siquiera permitirme darle una respuesta—. Tienes que venir a Los Ángeles de nuevo. Mitch está muy grave, no sé con quién comunicarme para darle aviso. La única familia que tiene y que conozco es Jenna. Los médicos dijeron que despertó con un fuerte ataque de abstinencia. No pueden controlarlo y con todos los calmantes que le están haciendo, no creen que resista más de 24 horas. Es muy importante que lo hables con ella, creo que debería verlo por si algo sucede. Mi religión no me permite hablar precisamente de esto, pero lo juro, es muy importante que la traigas cuanto antes —el silencio se apoderó nuevamente de Nick dejándome a mí completamente helada, en un profundo shock al escuchar tal realidad— ¿Estás ahí? Necesito saber qué harás porque si sucede algo, no sé cómo arreglaré todo esto.

— Por Dios —susurré sintiendo como las lágrimas corrieron por mis mejillas—. Soy Jenna, Nick ¿Cómo es eso de que está grave? ¿Qué le sucedió?

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora