En una habitación de hospital se encontraba la general mirando por su ventana, como si estuviera viendo una película su mirada estaba fija en aquella ventana.
Escuchó unos pequeños ruidos afuera de su habitación e inmediatamente giro su mirada a aquella dirección, aquello se escucha cada vez más claro a la vez que se acercaban.
-Silencio, te escuchara.
-No lo hará, solo dame un momento, necesito terminar de prepararme.
-Tu fuiste quien planeo esto y aún así no esas listo, no terminas de sorprenderme.
-Bueno, en realidad no fue mi idea, además, siempre necesito prepararme para cuando esté con ella.
-Pues te tardas demasiado, date prisa o me arrepentiré de haber aceptado.
-Bien, entonces, vamos.
Después de decir eso tocaron a la puerta de su habitación, la general los dejo pasar con un "adelante" y ellos pasaron.
Todos entraron en una fila, a excepción de Viktoria que se encontraba en chequeos, los 5 se acercaron a la cama de la general, la cual no les quitaba la mirada de encima.
-¿Qué hacen aquí?
-Solo queríamos visitarla -La general no dijo una palabra, se sintió una presión en el aire así que Viktor empujó un poco a Zero como si fuera su turno de algo.
-Yo... Traje esto para usted, la verdad no estaba seguro si le gustaría, pero, tenga -Zero le extendió un globo rojo, la general lo tomo con su mano izquierda, ya que tenía un yeso en el otro brazo, al no poder atarlo simplemente lo dejo flotando a un lado de ella.
-Gracias -Zero solo se limito a asentir y dar un paso hacia atrás, el lugar se llenó de silencio por un momento, era cierto que querían visitarla para ver su estado, pero una vez hecho no sabían que hacer.
-Escuché que Daniel quiere entrenarlos personalmente.
-Así es, general, nos dijo que empezaríamos hoy mismo, igual que Viktoria, solo que ella practicaría solo sus disparos.
-Ya veo, siento no poder estar personalmente con ustedes, se supone que ese es mi trabajo, pero, confío en que Daniel hará un buen trabajo con ustedes.
-Lo sabemos, haremos lo mejor para aprender.
La general solo asintió, al completar todo por lo que habían ido se fueron no sin antes despedirse, tomaron una parada en la habitación de Viktoria y siguieron su camino.
Una vez en el lugar de entrenamiento pudieron visualizar a el mariscal esperando su llegada, apenas llegaron se acercó a ellos y les comento que su objetivo era ayudarlos a manejar más de un arma, así tendrían buen manejo de varias en caso de momentos clave.
Todos empezaron a practicar, avanzaban al mismo tiempo, aunque les tomara demasiado tiempo controlar un arma lo hacían, el mariscal no era rudo ni calmado con ellos, hacía lo necesario para que todos pudieran mejorar en cualquier mínimo error. A veces llegó a dar miedo por miradas que les dedicaba, aunque algunos pudieran ser perfectos usando un arma se les daba mediocre otras, así que el mariscal era lo más paciente que podía con ellos.
Pasaron varios días antes de que pudieran terminar solo el inico de el entrenamiento que el mariscal tenía preparado para ellos, si bien terminaban algo con honores, el mariscal agregaba algo más a su lista, había días en los que no dormían por practicar una y otra vez lo que el mariscal les enseñaba.
En todos esos días no habían visto una sola vez a la general, no habían salido ni siquiera de la base por su riguroso entrenamiento, en cambio, la general los veía día tras día por su ventana, justamente al lado tenía una miraba perfecta de todo el lugar y varios kilómetros a la distancia, con ayuda de ciertos poderes, claro.
La general aprovechaba algunas horas de su tiempo libre para salir, aunque tenía prohibido salir sola, Tara la acompañaba a cualquier lugar donde sus caprichos le dijeran, algunos días se dedicó a ir a visitar a Gasha, le contaba todo el esfuerzo con el que los demás entrenaban y que no se preocupara, una vez volviera a abrir sus ojos ella no se quedaría atrás, de eso estaba segura. Algunas veces también, visitaba Allenstein y Kaliningrado, el lugar de donde provenía, y el lugar donde vivió.
Habían pasado ya dos meses desde el día en que empezaron a entrenar, habían avanzado bastante, en diversas ocasiones lograban también con el mismo mariscal. Al ver su progreso el mariscal les permitió tomar unos días libres para que descansaran, muy merecido lo tenían.
En la oficina del mariscal, estaban él y su hermana, estaban hablando sobre algo cuando un mensajero llegó al lugar. Entrego una carta, en esta se pedía la presencia del mariscal al otro lado del país, el mariscal agradeció al mensajero y con eso se retiró.
—¿Vas a ir?
—Tengo que.
—Este año no podrá acompañarte, supongo.
—No, tiene que quedarse a descansar.
—¿Cuándo te irás?
—La próxima semana, aún faltan días para que inicie la junta.
—Iré contigo si no llevas acompañante.
—No, está bien, llevaré a los reclutas.
—Ya no son reclutas, Daniel.
—Lo sé, pero es divertido llamarlos así.
—¿Les dirás?
—No, será sorpresa, así Zoë no tendrá opción de negarse.
—Tendrás que prepararte para si enfado.
—No te preocupes, se cómo calmarla.
—Eso espero, no quiero tener que soportarla por tu culpa.
—Esta todo bajo control, confía en mí —El mariscal guiño un ojo a su hermana y salió del lugar.
Paso otra semana, las cosas seguían iguales, solo que esta vez todos estaban descansando en vez de hacer lo contrario. Llegó el día en que se irían de la base, el viaje no duraría mucho, pero aún así no tenían nada planeado, era sorpresa como había planeado el mariscal.
Justamente en ese día visitaron por primera vez en casi tres meses a la general, estaban tranquilamente contando sus experiencias por separado, querían estar al corriente después de tanto. El mariscal llamo a la puerta, y después de escuchar un afirmativo por parte de los demás, entró.
—Muchachos, nos vamos.
—¿Qué? —Dijeron todos al unisono.
—Como oyeron, pidieron por mi y los llevaré conmigo.
—Daniel, no me digas que es a donde estoy pensando.
—Exactamente, ahí.
—Voy contigo —Mientras lo decía se levantó de su cama, cuando el mariscal da un paso en la habitación y con una seña hace que los demás salgan de ella.
—No, tú te quedas.
—Quiero ver qué me detengas.
—De hecho...
En ese momento un grupo de niños de no más de 6 años entraron a la habitación, corrían por todo el lugar y uno que otro gritaba. La general solo los veía uno por uno lo que hacían, miro con mirada asesina a el mariscal y el solo contesto:
—Lo siento, espero que entiendas que los niños y sus amigos querían pasar el rato contigo, espero entiendas, ¡Adiós!
La general no pudo decirle nada a el mariscal ya que salió a la velocidad de la luz de la habitación. Apresuró a los demás a partir del hospital cuanto antes, tomaron lo necesario de sus cuartos y salieron con el mariscal directo al aeropuerto.
El lugar a donde irían sería Anadyr, cada año se cambiaba de lugar con la intención de, si fuera el caso, eliminar a toda amenaza de la ciudad donde se encontrarán.
No faltaba mucho para llegar al aeropuerto, algunos estaban nerviosos por no saber la razón de estar partiendo, pero, estaban seguros de que al dar un paso en ese avión, algo nuevo empezaría.
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Abyss war (Corrigiendo)
De TodoDurante la primera guerra mundial, en Rusia surgieron 7 personas con poderes especiales, al final de esta solo sobrevivió una. Ahora el mundo a sido infestado por los crowners, humanos dotados con poderes distintos que surgieron de una gota de sangr...