Consequences

335 22 3
                                    

Ella no corrió, ella hizo lo que yo muy seguramente nunca me hubiese atrevido a hacer, ¿me rompió el corazón o fui yo quien la daño?, ese par de preguntas se volvían mi tormenta en noches en las que su recuerdo se hacía inminente, 6 años, es algo loco como el tiempo pasa sin importar lo que suceda en él, en más de una ocasión nos hacemos daño, lo que pensamos como "algo sin valor", sin importancia, resulta siendo lo que nos lleva a rompernos.
Fueron las señales que me negaba a ver las que ella ignoro al inicio, pero que de tanto se volvio nuestra rutina, ella hizo lo que nunca yo, las lagrimas, peleas, insomnios, confianza, ausencia, cada una de esas cosas que para mi eran normales en una relación dejaron de serlas cuando me di cuenta de que ahora me encontraba sola enfrentando cada uno de mis temores, los últimos meses estando con D me venían a la memoria, ella tenía razón y cero motivos por quedarse conmigo, aún así ella lo había hecho, lo acepte, demasiado tarde, me quite la venda, pude verlo el daño estaba hecho en mi, en nosotras, la lastime, la herí, cuando había prometido que la única causa de sus lagrimas junto a mi serían de felicidad, le fallé, dije cosas hirientes que nunca pensé sobre ella y con eso, D aún respeto mi sentir, dejo que esa noche soltara todo el vomito verbal acumulado, lo soporto, cada palabra dicha, cada acto, cada ausencia, la falta de atención, las "pequeñas mentiras" (lo siguen siendo sin importar el tamaño), mis miedos, nuestro amor, mi inseguridad, cada cosa añadida a mi lista era un progreso a nuestro fin, amarla como la ame y perderme en mi mundo de dudas tuvo consecuencias... su ausencia.


Ella se fue, no hubo aviso, la carta que pensé que llegaría jamás llegó, la llamada o mensaje de texto, alguna notificación o indicio que me indicara algo sobre esa castaña hueca, absolutamente nada, lo único presente que me hacía recordarla era su falta de presencia en mi vida, pedirle perdón.

No hubo un adiós, meses después Vale me confesó de que D se había despedido de ella, en ese momento me sentí excluida, me dolía aceptar que fui tan ciega y tonta, como para que D se despidiera de alguien más y no de mí, Vale no me contó de qué hablaron, me dijo que me lo mencionaría en ese momento, yo estaba mejor, porque aunque sea tarde había entendido las razones por las cuales D había terminado lo nuestro, no hubo más, sólo lo necesario para comprender que ella continuaría con su vida.


¿Curioso? Ella estaba ausente en mi vida, y yo en la de ella, cuando en más de una ocasión pensamos estar juntas caminando cada una en la historia de la otra.

6 años, intente todo por saber de ella pero su padre se mudo, al igual del cambio de referencias, redes, nada, se esfumó, en noches así en las que su ausencia se hace presente, pienso en las consecuencias de mis inseguridades, uno aprende a vivir con ella, una historia tiene sus dos lados, el claro y oscuro, ambos siempre juntos.
Ella es D, la chica de la que me enamore y ella lo estaba de mí, ella es esa chica que sueñas con tener como compañera, ella me soltó cuando ni yo misma sabía que lo necesitaba, me protegió.


— ¿Majo? 


— Pal, me perdí en mis recuerdos, ya voy — el tiempo se le había pasado volando sin mucho pensar.


— La cama se siente rara sin ti, ven pronto.


— Un minuto y me tienes contigo amor...

Paloma ha estado ahí para mi, al inicio era raro tener algún tipo de charla con ella, con el tiempo se fueron dando las situaciones en las que nos encontrábamos, y sin querer desarrollamos un tipo de amistad, no fue nada programado y mucho menos imaginado, con el tiempo se fueron dando las cosas, dejé de sentirme rara, finalmente iniciamos a salir hace poco más de un año, nuestra vida tenía lazos en común por ser ambas fotógrafas, fue algo como lo que alguna vez tuve, pero ya no.


Consecuencias, aprendemos y vivimos con ellas.

- Camila C.

YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora