Aunque no sea conmigo

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Después de una intervención urgente de hace una semana en la que resultó ser una conocida Laura Villa, quien presentaba apendicitis, fue una operación de rutina en la cual participe, todo iba bien ella apenas y me reconoció al llegar por el dolor que sentía, pero su hermana Lucía fue caso contrario que a pesar de haber escuchado las indicaciones no interrumpió en ningún momento, no fue hasta minutos antes de que entrara a la sala de operaciones que me llamó diciendo que me recordaba y sabía quién era yo.


Flashback.

— Calle, un placer volver a vernos chica — me sostenía la mirada fijamente con una sonrisa sincera —, me da gusto saber que cumpliste tu sueño de ser médica, pero más me da alegría verte tan bien.

— Gracias Lu, como médico no puedo hacerte promesas, pero tendrás a tu hermana en menos de lo que te imaginas.

Fin Flashback.

Todo transcurrió perfectamente, Lau salió más que bien, lo único que quedaba era tener los cuidados que muy seguramente no le faltarían, sus padres y hermanas estarían al pendiente de ella, nos agradecieron por los cuidados y la atención que les brindamos, no fue hasta antes de partir que ambas mellizas me interceptaron para cuadrar una pequeña cena en su casa, no pude negarme (con ese par no puedes), acepte y resulto bastante chévere pasar tiempo con ellas así como su hermana mayor, disfrutamos de una noche acompañada de sus anécdotas y futuros proyectos musicales, en verdad lo habían logrado se arriesgaron y ganaron, me encantó esa energía de ellas, prometimos volver a reunirnos, lo cual no tardó mucho en ocurrir, ellas de igual forma mantenían contacto con M.

Oficialmente tres meses había pasado de mi llegada a Bogotá, las cosas se iban acomodando paso a paso, la relación con mi padre en lo que cabe ha sido relax, nada fuera de lo normal, las visitas a mis abuelos quienes estaban más que felices, las charlas con M y las Villa, Juanca y Val, no necesitaba más para sentirme cómoda, mi trabajo continúa siendo exigente y consumía gran parte de mi tiempo como siempre había sido desde que inicié a estudiar, me sentía a gusto, y aunque en ocasiones me ponía nostálgica al extrañar a mamá, el dolor era menos, hablaba con Erick casi todos los días quien de igual forma se iba a acostumbrando a la ausencia de mamá.

— ¿Qué haces ratona? 

— No mucho, revisaba un par de cajones de mi viejo cuarto.

— Ordene que nadie moviera algo de tu habitación, únicamente entrar para limpiar.

— Gracias Pa, esta fue de cierta manera mi pequeña guarida los últimos años viviendo acá.

— Lo sé, por eso mismo respete ese espacio, lamento no haberme dado cuenta de cómo te sentías hija, en verdad.

— Es cosa pasada, de alguna forma vamos iniciando a crear esos lazos que nunca habíamos tenido — se levantaba ahora de ese pequeño rincón acomodando las cajas —, debo admitir que se siente realmente bien.

— Lo mismo digo hija — los abrazos entre padre e hija eran contados, pero a ambos les llenaba esos pequeños actos.

— No quiero ser aguafiestas Pa, pero ¿necesitabas algo?

— ¡Marika! es cierto, venía a buscarte las chicas han llegado, así como la familia Garzón, ya todos están en el patio.

— Típico de don German, ya vamos.

La comida había sido idea de German, quién al escuchar entre platicas con su hija que se había vuelto a contactar con ellos le propuso organizar una comida en su hogar, lo cual a la castaña por primera vez no lo parecía algo fuera de lugar, organizaron la comida entre los dos, haciendo que se sintiera algo más hogareño, lo único que sí aceptaron era la ayuda de una par de manos más para ayudarles a servir y apoyarlos, el clima era perfecto para un día fuera de casa y así lo hicieron, organizaron las cosas en su jardín acomodando una mesa bajo un árbol, comida no exuberante pero sí típica de su país, todos disfrutan ese pequeño encuentro, creando nuevos recuerdos.

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