Cada día que pasaba era una locura, mis turnos se había extendido más, prácticamente podría definirme como un panda por la ojeras que cargaba, el jefe nos aviso que cuatro doctores estarían ausentes durante dos semanas por su participación en un congreso fuera del país, desde el lado medica claro que era una oportunidad importante para mi colegas así como para el hospital recibir reconocimientos y participación de los médicos en eventos internacionales, era excelente, bueno estaba el lado de la sobre carga de horas y los humores que eran casi imposible de controlar por las pocas horas de sueño, mis compañeros al igual que yo tratábamos de cumplir con todo lo asignado, pero había momentos en lo que podía jurar queríamos solo salir por la puerta principal y no regresar, por mi parte me asignaban casos sencillos y en otras ocasiones participaba en cirugías de las cuales salia fascinada fascinada, atendí nuevamente a las mellizas que habían venido solo por una revisión de rutina para Lau, al verme ellas mismas me molestaron por mi estado, no las culpaba, me veía apaleada, por suerte quedaban pocos días para el regreso de los médicos, tendríamos dos días de descansos demasiado anhelados, en ese par de semanas mi familia y amigas habían querido reunirse nuevamente pero por mi trabajo decline en cada ocasión, apenas y tenía tiempo.
— Extraña.
Volteaba a ver quién me hablaba, el cansancio no me dejaba escuchar bien.
— ¿M?, ¿qué haces aquí? — me sorprendía verla, habíamos quedado en reunirnos con las chicas cuando descansara.— Yo y mi estupida costumbre por preocuparme por castañas huecas que al parecer olvidan dormir, comer y al parecer bañarse — arrugaba su nariz fingiendo olfatearme.
— ¡Claro qué me he bañado!
— Si tu lo dices... aunque eso no quita tu cara de zombie.
— No me lo recuerdes por favor, sé que estoy horrible.
— Vamos
No le dio tiempo para argumentar nada, la más pequeña prácticamente la arrastró con ella hasta que sin más llegaron a su consultorio llevándola con ella dentro, le sorprendió ver como la peli oscuro puso seguro a la puerta y sin mucho que explicar se acercó a ella llevándola directamente al sofá.
— ¿M?— Calla y recuéstate, cuidare de ti y sí algo pasa o alguien llama te despertaré, necesitas dormir.
— Pero teng
— D, ya hable no me obligues a actuar con mayor fuerza.
— Per.
— Nada, conociéndote sé que has dejado descansar a tus compañeros cubriéndolos — la había atrapado —, hable con ellos solo para confirmarlo, así que llegue a un pequeño acuerdo.
— ¿Hablaste con ellos? — sus compañeros eran unos vendidos que se dejaban comprar por cafés y donas —, descansaré cuando sea el momento, ahora no puedo.
— ¿No fui clara?, te cubrirán, ahora no me obligues a atarte al sofá.
— Solo juegas no serías capaz.
— No me retes castaña — sabía que no debía hacerlo, esa pequeña en verdad tenía fuerza —, ahora ven acá.
— Joder, cuando te pones en ese plan eres imposible, solo una hora ok.
— Yo decidiré el tiempo, a dormir.
Sé quitó la bata y los zapatos, si de alguna forma iba descansar en el sofá lo haría lo mejor posible, vio como su amiga se sentó a la orilla de donde dormiría, M le indico que se recostará de tal manera que su cabeza quedara sobre sus piernas.
— Tranquila te haré piojitos para que duermas más rápido.— ¿Cuántos años crees que tengo?
— Los suficientes para saber que te encanta este tipo de cosas para caer rendida.
— Odio que conozcas esas cosas de mi.
— Mientes, amás que recuerde cada cosa que para el resto es insignificante pero para ambas no.
— Tal vez tengas razón...
Y la tenía, ella más que nadie sabía qué lo que para el resto era algo tonto y sin sentido, para ella significaba mucho más, nunca había encontrado sentido en los grandes detalles o materiales, ella le encantaban los actos en los que demostraban afecto.
No necesito comprobar a vista que la castaña había caído rendida después de unos minutos, pues su respiración cambió de ritmo, no le mintió, estuvo ahí más de dos horas haciendo cariños en su cabello, por momentos se detenía para verla fijamente, comprobaba cada cierto tiempo que su amiga estuviese cómoda, sincronizaba su respiración tanto que en un punto terminó por quedarse dormida igual.
— Eres la peor cuidadora del mundo.— Vele tu sueño más del tiempo considerado y termine dormida, deberías agradecerme en lugar de molestarme.
— Era en broma M, en momentos así agradezco que seas tan necia, debo confesar que dormir me vino de maravilla.
— No fue mucho tiempo, pero mínimo así tendrás un poco más de energía.
— Te la debo M.
— Para eso estamos ¿no?, para cuándo una sea lo suficientemente necia y no darse cuenta de que inicia a dañarse.
— Eres demasiado fácil de querer — la castaña tenía los ojos muy abiertos, eso debía quedarse en su mente no decirlo —, quiero decir ... eh.
— Soy especial, una chica hace años me dijo que todos deberían tener una "yo" en sus vidas, ese día no pude decirle que todos deberíamos tener a alguien como ella en nuestras vidas — la pequeña le sonreía —, yo te tengo en la mía.
— Entonces ambas somos afortunadas.
Se miraron fijamente, ambas sonriendo como tontas, no necesitaba decir mucho, tal vez ni ambas se dieron cuenta de la chispa en los ojos de cada una, se despidieron con la promesa de verse nuevamente el día de descanso de la castaña.
Las personas debíamos entender que no necesitamos grandes salidas o sorpresas para crear lindo recuerdos para apreciar, ese par era testigo de que los actos hablan mucho más que uno mismo.- The 1975
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Ya
FanfictionCada persona tiene su propio lenguaje, su propio idioma, ellas aprendían la una de la otra. Fueron la elección constante hasta que una de ellas se perdió sin pensar en la otra.