PUNTO Y APARTE

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— No puedo.— ¿M?

El departamento de una castaña estaba siendo invadido por una chica peli oscuro, quien entraba sin pedir autorización.

— No puedo, ¡tú no puedes! — señalaba con ojos acusadores la peli oscuro.

— ¿De qué hablas M?, ¿Qué haces aquí?

— Por favor, no digas nada y escuchame — M, sonada exhausta pero con firmeza en cada palabra —, déjame hablar, me he ganado ese derecho y aún si no es así para ti, lo exijo, porque si hace 6 años no pude decir nada ahora es lo contrario, sé que puedo y necesito que me escuches.

La castaña escuchaba con asombro a la más pequeña, aunque necesitaba aclarar sus dudas pudo observar en los ojos de su visita la necesidad por liberar lo que tenía resguardado, así que solo indico para que ambas tomaran asiento, dejando claro que respetaría lo que M le pedía.


— ¿Cuál crees que fue mi reacción al saber que te habías ido nuevamente?, me enfade, por primera vez luego de tantos años te odie por segundos, volvías a irte de mi vida, porque tu Daniela Calle, eres la única persona que causa mi locura, ¿cómo crees que me sentí al saber que la persona que quiero junto a mi, se había ido?, corrí como loca al hospital, la casa de tu padre, tu departamento, maneje como loca a aquel parque donde nos conocimos no sabía donde más buscar, hasta que regrese a casa y Val me contó que habías regresado a Boston, ¿jodido, no?, justo cuando yo decidía contarte sobre mis sentimientos y dudas que tenía desapareces, solo que esta ocasión había una diferencia y es que no iba a dejar que las cosas se repitieran, no podía, si hace seis años no encontré las palabras adecuadas o no hice lo que debía hacer, en esta ocasión lo haría distinto, y vuelvo a repetir, no puedes irte de mi vida, no te permito que vuelvas a desaparecer, ¿estoy loca?, tal vez, pero estoy aquí por ti, viaje una locura de horas para hablar contigo, ganarme ese derecho que si bien hace tiempo perdí por tonta, estoy demostrando que no soy la misma, puedes contar conmigo, estoy justo a tu lado queriendo serlo todo, por favor.

M, ahora se ponía en cuclillas frente a aquella castaña en estado de shock después de escuchar las palabras de la pequeña.

— D, tu padre fue el primero en darse cuenta de como te veía, poco tiempo necesité para confirmar que sin importar que, tu seguías presente en mi vida sin importar nada, no necesite días para comprobarlo, la noche de mi presentación en la que me acompañaste me sentí feliz y verdaderamente complementada, hable como nunca lo había hecho con alguien más, era tan natural y normal, como siempre debió haber sido, pero las cosas sucedieron sin poder dar marcha atrás, sin embargo, justo ahora quiero romper eso, porque lucharé por ti, quiero ser quien camine de tu mano, la que te acompañe en noches de desvelo, la que te diga que debes ducharte o comer para sobrevivir, quien te escuche cantar, la que soporte tus berrinches, ser la persona que lea tus ojos, quiero ser tu amiga y pareja, D, estoy aquí por nosotras, no por mí, sino nosotras. El volver a encontrarnos después de todo ese tiempo fue una revolución emocional, porque juraba haber superado lo que vivimos, y resultó ser un total engaño, porque nunca olvidas a la persona que te enseño a amar, al menos yo no, sé que hemos convivido poco, los meses son escasos y ambas hemos cambiado, solo te pido una oportunidad para ambas, aunque tu no me lo digas sé que sientes algo por mi, aún no es amor, pero si lo suficiente para mirarme como lo haces justo ahora.

La castaña había sido atrapada, sí al inicio la miraba con rostro de sorpresa, después de escuchar los motivos de su visita olvido el resto y se dejó llevar por cada palabra, M no mentía, no necesitaba verse ante un espejo para comprobarlo, sus ojos no mentía, la miraba con los mismos ojos, esa mirada llena de ternura y amor.

— ¿Estas loca, lo sabías?

— Aún no — M tomaba de las manos a D, para impulsar a levantarse —, pero lo estaré pronto si no me das una respuesta.

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