"Nunca es tarde para hacer todo lo que queremos". Es la frase que me inculcaron desde pequeño, pero no tuve la fortaleza mental de ponerlo en práctica. Sin embargo, todo eso cambio cuando llegó ella.
Adam y yo hemos puesto en marcha nuestro plan de averiguar quiénes eran esas chica que vimos en halloween, llevamos 3 días de búsqueda y no tenemos nada aún.
Volví a localizar a mis antiguos contactos y al parecer aquellas chicas no van a la escuela, creo que estamos pasando a un nuevo nivel de obsesión. Así que decido parar con todo esto.
- Adam, esto ya es demasiado. Miranos, parecemos acosadores. - comento abriendo los brazos.
- ¿Tú crees? - pregunta con duda.
- Sí, llevamos 3 días pegados a la pantalla buscando sus redes sociales, fotos, contactos y residencia. Esto es enfermo. - espeto con cansancio.
- Bueno si lo pones así, pues se ve mal.
- ¿De qué otra forma se podría poner?. - pregunto molesto.
- Pues que buscas por aire, mar y tierra a la chica que probablemente sea el amor de tu vida, a la que el destino no quiere que encuentres y hará lo necesario por evitar conocer su paradero, ya que quiere evitar que 2 almas gemelas se encuentren en este mundo lleno de caos y desesperanza. - expresa mientras mueve las manos en el aire.
- Vaya, nunca te había oído hablar de algo que no fueran carros o superhéroes. - menciono sorprendido, creo que mi amigo está enamorado y solo con ver a la chica una vez.
- Solo lo leí en alguna parte, tampoco hagas tanto drama. - responde tratando de restarle importancia a aquel asunto.
- Adam, solo 1 hora más y es todo, dejaremos esta pequeña obsesión sobre aquellas chicas. - informo con autoridad.
- Esta bien, solo 1 hora más y será todo. Lo prometo. - dijo sin más
Como soy muy dramático puse el temporizador en mi teléfono y comenzó a buscar desesperado a las chicas, mi amigo parecía uno de esos programadores de las películas que apretaban 1000 teclas en 1 minuto. Podía ver en su rostro la desesperación que le causaba no poder encontrar ningún tipo de rastro de aquellas féminas.
Han pasado exactamente 57 minutos y mi amigo no ha encontrado rastros de ellas, al parecer el destino no quiere que halle a su media naranja. Han pasado 59 minutos y mi amigo ya se dio por vencido, solo se tiró a su cama y cerró los ojos con resignación.
No podía dejarlo con la esperanza por los suelos, así que después de tanto tiempo decido comunicarme con uno de mis compañeros de equipo, pero cualquier compañero sino con el capitán. Todo por mi amigo, y bueno también por mí.
- Haré una última jugada, Adam. Y sé que no te gustará.
Informo mientras busco el contacto de Scott e ignorando las preguntas que me hace. Marco su número y contesta al segundo timbre.
- Aló, Scott. Necesito tu ayuda.
- ¿Qué quieres, Bastian? - pregunta desde el otro lado del teléfono.
- Necesito que halles a 2 chicas.
Luego de darle todas las descripciones a Scott, decidí volver a mi casa. No sin antes decirle a mi amigo que está era la única solución. A él le molesta tener que pedir favores para que otros logren hacer lo que él no pudo, y lo que más lo enoja es que se lo haya pedido a Scott.
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Luego de dejar a mi mejor amigo triste, pero con un poco de esperanzas, en su cama me dirijo hasta mi hogar. Tengo que caminar mas de 20 cuadras, porque mi auto quedó destrozado y mamá tiene miedo de que vuelva a ocurrirme algo.
Al llegar a casa, luego de caminar el largo tramo, saludo a mi madre con un beso en la frente y vamos a la cocina a cenar.
Mi madre sirve el exquisito estofado que solo ella sabe preparar y comenzamos a comer.
- ¿Como les fue en su búsqueda del amor? - pregunta mi madre haciendo ojitos de enamorada.
Sí, le comenté a mi madre a cerca de las chicas que habíamos visto en Halloween. A ese nivel de confianza se encuentra nuestra relación de madre e hijo.
- Mal, he decidido parar con todo esto, tuve que convencer a Adam de abandonar aquel plan de búsqueda. Pues se había obsesionado mucho con hallarlas. - le comento -A parte si no las encontramos es por algo ¿No? - omito la parte en la que le pedí ayuda a Scott, sé que a ella no le agrada el capitán del equipo.
- Cada día me sorprende más tu madurez, hijo. - comenta mi madre. - Si el destino quiere que aquellas chicas sean parte de sus vidas, tenlo por seguro que así será. - exclama convencida.
- A veces pienso que eres muy sabia como para tener a un hijo como yo. ¿Segura que no soy adoptado? - pregunto con fingida seriedad.
- Vuelve a preguntar eso y yo misma te haré sabio a golpes. - espeta mi madre con furia en los ojos.
- Solo fue una broma, disculpa. - explico levantando los brazos en señal de rendición.
- Comamos, antes de que me vuelva criminal contigo.
Terminamos decenar y mi madre hace lo de siempre, dejar la comida de mi padre en el microondas y una taza de café en la mesa.
Por otro lado yo lavo los platos y los pongo en su lugar. Camino rumbo a mi cuarto, me adentro y cierro la puerta detrás de mi, me tiro a la cama y miro el techo. Me pongo a pensar en todo lo que ha sido de mis estos 5 meses sin hacer lo que me apasiona, me pregunto si algún día cumpliré mi sueño. Por ahora solo pienso que estoy contra el reloj de la vida.
Tratar de encontrar a aquella chica me ha distraído un poco sobre mí tormento personal, pero siempre llega a mí mente aquel problema tarde o temprano, no quiero pensar en que se me está pasando el tiempo y todo por mi culpa, pero es imposible.
Solo me dedico a cerrar los ojos e imaginar a la pelirroja, para tratar de dormir y me está funcionando.
Estoy a punto de caer en un sueño profundo, cuando de repente escucho mi teléfono vibrar y sé que acaba de llegar un mensaje Enciendo la pantalla y lo que leo me hace erizar la piel
-Scott Tengo información sobre tus chicas.
Joder que rápido es este tipo.
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