¿Celos?

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Bastian

- Hora de levantarse, llegarás tarde a la escuela. Son las 7:30.

El llamado de mi madre al otro lado de la puerta hace que me despierte alarmado, me siento en la cama y me duele la cabeza por moverme tan rápido.
Corro hacia el baño y me ducho lo más rápido posible, me pongo la toalla y comienzo a elegir la ropa con la que iré hoy. Pude haberlo hecho la noche anterior, pero ya estaba acostado y me dió flojera. Ya estoy vestido y solo falta mi mochila con mis cuadernos y libros.
¿Dónde está el libro de química? Todo se pierde a última hora.
Dos minutos después logro encontrarlo debajo de mi cama.
Ni idea de cómo llego allí

Cojo mi teléfono, mis audífonos y corro hacia las escaleras, bajo los escalones de dos en dos y creo que he roto un nuevo récord personal.

Cuando llego a la cocina veo a mi madre muy feliz, tiene una sonrisa de oreja a oreja y está radiante.

- Buenos días, ma. - saludo con un poco de desconfianza.

Todas mis dudas se despejan cuando noto la tablet en la mesa y en ella dos rostros familiares.

- ¡Hoy desayunaremos en familia! - exclama mi madre con los brazos extendidos en el aire.

- Hola, hermanito. Buenos días. - mi hermano menor, James, es el primero en saludar.

- Buenos días, James. - le devuelvo el saludo con una gran sonrisa, siempre me alegra ver a mi hermanito.

- Buenos días, Bast. - un saludo serie viene de parte de mi hermano mayor.

- Buenos días. - también lo saludo con una sonrisa.

Ver a mis hermanos me hace muy felíz y más felíz me pone ver a mi madre de esa manera.

- Buenos días, hijo. - el saludo de mi padre me hace decaer un poco la sonrisa, su cara sería y sin expresiones me hace sentir insuficiente.

- Buenos días, padre.

Pasan unos segundos en un silencio incómodo

- ¡Bien! - mi madre interrumpe el momento tenso con un aplauso. - Hoy tus hermanos decidieron hacer una videollamada mientras ellos almuerzan y nosotros desayunamos.

Un momento ¿cómo que almuerzan?

- ¿Cómo que almuerzo, ma?

- Bueno. Je je je. - comienza a frotarse las manos. - Verás, se que te dije que mentir es muy malo. Pero en esta ocasión fue algo necesario, quise darte una sorpresa y a parte esa sería la única forma de hacerte levantar rápido.

- ¿Qué hora es en realidad? - entrecierro los ojos.

- Seis de la mañana

- ¡¿Seis!? Casi me da hipotermia por bañarme con este frío.

- Silencio. - me calla enseñándome la palma. - Luego del desayuno escucho todas tus quejas.

- Regañaron a Bastian, esto es divertido - escucho a mi hermanito menor burlándose a través de la pantalla de la tablet. 

- Creí que no te gustaban las mentiras. - me quejo y la juzgo con la mirada.

- Esto solo fue una mentira piadosa, pero igual luego tendré que ir a la iglesia a confesarme por haber mentido. - ya había olvidado lo metida que está mi madre en la religión.

Yo no soy una persona tan devota como mi madre, pero creo que debe existir algún creador. Sin embargo, no tengo fascinación por rezarle a algún Dios o seguir una religión.

- Ya llegó por quien lloraban, dulzuras. - Adam entra gritando por la puerta de la cocina, mientras extiende los brazos y bosteza.

No me cabe duda alguna que ni el sueño puede evitar que sea tan él-

Nunca es tarde (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora