2.Hola Roslyn, no me decepciones

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El alba comenzaba a asomar por la pequeña ciudad de Rhode Island, Madison ya estaba despierta, trataba de no hacer ruido, pues no quería despertar a su familia. Era la hora; se iba. Aquel día se había vestido con unos shorts vaqueros, su camisa de cuadros favorita, sus botas y su abrigo. Finalmente, se echó la pesada mochila a la espalda. Salió de su habitación sigilosa, bajó las escaleras muy lentamente y una vez estaba en la puerta, abrió ésta de igual forma, cerrándola después. Había decidido emprender el viaje hasta la estación de autobuses andando. Sabía que era un viaje largo, así que equipó su mochila con comida para subsistir durante el trayecto. Cuando llegó, se dirigió hasta una de las cabinas para sacar los tickets.

—Buenos días, ¿qué desea señorita? —pronunció la joven que trabajaba allí, con una enorme sonrisa, Madison se preguntaba si también le pagaban una especie de sobresueldo por estar tan reluciente y sonreír a las 7 de la mañana—.

—Buenas, quería un billete para Dakota del Sur, en concreto, para un pueblo de allí; Roslyn —dijo, con una sonrisa, tratando de parecer amable—.

—¿Ida, vuelta o ida y vuelta? —preguntó—.

—Sólo ida... —dijo, en parte, esperando volver en el fondo de su corazón—.

—Bien, entonces son 98 dólares, señorita —volvió a sonreír. Madison se dispuso a pagarle a la chica el precio del billete, ésta se lo dió poco después—.

—El autobús parte en media hora, tenga buen viaje, hasta pronto, muchas gracias por elegir nuestra compañía —dijo la chica amablemente, dispuesta a atender a la multitud de gente que, por alguna razón u otra, huían de allí—.

—De nada, gracias a usted —dijo amablemente, dirigiéndose hasta el andén desde dónde partía el autobús. Mientras tanto, para no marearse a esas horas del día, se tomó una chocolatina y esperó que llegase la hora. Cuando llegó, esperó que todos los viajeros salieran y el chófer se dispusiera a recoger los billetes. Le sorprendió el hecho de ver que allí había muy poca gente, por no decir casi nadie, ella estaba la primera en la fila para subir, le mostró al conductor el billete y subió a éste, buscando su asiento. Poco después no tardó en descubrir sus sospechas; nadie estaba por la labor de viajar a Roslyn aquella mañana. Al poco tiempo, arrancó, Madison miró a través de la ventanilla, recordaba cuánto peleaba con su hermana cada vez que se subían a uno y se sentaban juntas. Sonrío y continuó mirando el paisaje, sin percatarse, cayó en un profundo sueño. Unas horas después, despertó, se pasó los puños por ambos ojos y se estiró, aprovechando la cantidad de espacio que allí había por la ausencia de viajeros—.

Miró nuevamente por la ventana, se preguntó cuánto tiempo habría pasado, y dónde estaban ahora concretamente, miró el reloj y se fijó en que habían pasado nada más y nada menos que 3 horas, por lo que le quedaban otras tres horas y media hasta llegar. Poco después, el chófer anunció por megafonía que estaban a mitad de camino, y que harían una parada de 30 minutos en una estación de servicio cercana, allá por Ohio.

Muy poco después, el autobús había llegado a la zona prometida. Madison se bajó y corrió hasta el interior del lugar, pues necesitaba ir a un servicio urgentemente, al poder hacerlo, se sintió aliviada, sin duda, ahora podía continuar lo que quedaba de viaje sin hacerse pis encima. Se sentó en una mesa y se dispuso a desayunar su exquisito sándwich de pollo y lechuga. Acabó relativamente pronto, ya que se sentía hambrienta. Sin nada más que hacer, tiró los desperdicios y se dirigió de nuevo hasta el interior del autobús. Se armó con su mp3 y esperó que arrancase de nuevo. En su interior, se preguntó si no era rara, pues sólo se ponía la música mientras el autobús andaba, le gustaba mirar el paisaje con su música preferida, cada canción le hablaba de situaciones diferentes, y para ella, también lo hacía el camino. Acostumbraba a poner el mp3 en modo aleatorio, todas las canciones que en él llevaba le gustaban muchísimo, las había cantado infinidad de veces, algunas eran más antiguas que otras, otras tantas le recordaban a su infancia. Esperó pacientemente, cuando el bus había arrancado y ya llevaba algo de camino realizado, le dió al play. No se esperaba aquella canción, en aquel momento sonaba 'Let Down' de Dead By Sunrise.

Hablaba de una relación pasada, de que esa persona no quería estar triste, pero que estaba dolida porque habían jugado con su corazón, que no quería volver a pasar por eso con esa misma persona, una y otra vez. Sin duda, las canciones le hablaban por sí solas, la alentaban a alejarse de todo lo viejo, le decían que el final debía llegar. Después sonó 'Shake Off ' de Taylor Swift, lo que la animó, esa canción siempre sacaba lo mejor de ella, le hacía entender que los chicos eran, por no decir casi todos, unos idiotas que sólo pensaban en una cosa.

Sonrió y se dejó llevar por la música. Entre canción y canción, el viaje se le estaba haciendo más ameno, vio un cartel en el que decía "¡Bienvenidos a Iowa!", tras ver aquello, entendió que cada vez se encontraba más cerca de su destino, lo que le provocaba a su vez una especie de nervios y cosquilleo. Conforme iba acercándose, en sus auriculares comenzaba a sonar 'New Divide' de Linkin Park, uno de sus grupos favoritos, nuevamente sonrió, pues ella estaba a punto de empezar algo nuevo también. Después de aquello, se sentía de nuevo cansada, así que apagó el mp3, pero sin quitarse los auriculares, cerró los ojos y echó un par de cabezadas más, pues la noche anterior no había dormido muy bien, siempre que le esperaba algo apasionante o siginicativo para ella, le era casi imposible dormir, ya que ocupaba su mente con eso, pensaba en qué le pasaría, cómo sería, se imaginaba mil y una cosas. Una hora después, apróximadamente, el chófer anunció que ya estaban adentrándose en Dakota del Sur, así que sonrió y como acostumbraba a hacer, le dió al play, quería relajarse un poco antes de llegar, en ese momento comenzó a sonar 'Pushin' Me Away' de los Jonas Brothers, sin duda, aquella canción también le recordaba a George y en lo idiota que había sido, pues estaba segura de que jamás se toparía con una chica como ella. Seguía sin entender por qué se había ido, por qué la había dejado, pero de repente, decidió quitárselo finalmente de la cabeza. Continuaba mirando por la ventanilla como había hecho gran parte del viaje, de nuevo pudo ver un cartel, ya estaba dentro de Dakota del Sur, y estaba deseando llegar a Roslyn. Miró nuevamente el reloj y se dió cuenta de que aquel fugaz sueño pronto estaba por cumplirse, en 30 minutos estaría en su destino, puede que algo cansada, pero estaba justo dónde quería estar, todo lo que deseaba en aquel instante era llegar y alojarse en el hotel que la noche anterior había reservado. El tiempo pasaba rápido, nuevamente, decidió poner atención a la canción que en ese momento sonaba, 'Outside' de Calvin Harris & Ellie Goulding, pensó en que no sabía que aquella canción le gustaba tanto, pero que sin duda, ahora iba totalmente con ella, pues ahora estaba oficialmente fuera de Richmond, de George y de todo lo que le recordaba a él. Cuando terminó aquella canción, apagó nuevamente el mp3. Se percató de que tenía ciertas pautas a la hora de viajar; no escuchaba música hasta que el bus arrancaba, no bebía ni comía y tampoco le gustaba seguir escuchándola una vez estaba muy cerca de su destino, sino que disfrutaba de los últimos minutos del viaje para contemplar con atención el lugar. Muy pocos minutos después, pudo divisar la estación de autobuses de Roslyn, había llegado a su destino. Esperó que los pocos viajeros que habían salieran, era otra de sus manías al viajar, por norma general, siempre salía la última, no le gustaban los agobios, pues cambiaban su humor. Cuando todos bajaron, ella salió y con la educación de la que la había dotado su madre, le dijo adiós al chófer y le dió las gracias. Nada más bajar, se echó su mochila al hombro, buscó los baños de la estación y paró a almorzar algo de lo que traía encima. Una vez acabó, se dispuso a investigar por sí misma el lugar, sabía que lo más normal era coger un taxi y pedirle que te llevase hasta tu hotel, pero ella prefería ver un poco el pueblo y perderse, pues más tarde haría uso de aquel servicio si se veía demasiado perdida. Después de haber caminado bastante rato, dijo con una gran sonrisa y girando sobre sí misma: "Hola Roslyn, no me decepciones."

 Había puesto muchas expectativas en aquel lugar, algo cansada, tanto por el largo viaje como por lo que había caminado con su pesada mochila al hombro, decidió coger un taxi que la llevase hasta su hotel, pues a pesar de ser un pueblo, estaba segura que no era como el suyo, allí se perdería fácilmente. Cuando llegó, pagó al taxista y se bajó del coche mirando el lugar boquiabierta, sin duda, había acertado al elegir, tanto el lugar como el hotel, sopesó que el precio era bastante bueno para un hotel como ése.

Una vez tenía las llaves de su habitación, cogió el ascensor y se dirigió derecha a ésta, tan pronto como entró, soltó su pesada mochila y se tiró a la cama, probablemente más cansada de lo que quisiera reconocer. Se preguntaba por qué los viajes cómo aquel dejaban tan cansada, si en realidad pasabas horas sentada, echando cabezadas de vez en cuando. Suponía que todo se resumía al entusiasmo y quizás nostalgia de la noche anterior. Sin ser consciente, se quedó profundamente dormida, tal cual había caído en la cama.

Mi destino eras tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora