14.El pequeño Connor

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Blanda ya había salido de la última clase del día y esperaba a Brandon en su campus, mientras se preguntaba para qué le había pedido Maddie el número de Joseph en realidad. Ella no veía que darle las gracias fuese un asunto de vital importancia verdaderamente aunque le había contestado que sí, de todas formas decidió no cuestionar a su amiga. Cansada de esperar de pie, se sentó en uno de los escalones que allí había. Brandon salió un poco más tarde de lo habitual. La vio sentada a espaldas de él, por lo que llamó su atención con un suave toque de dedos en sus hombros, ésta se sobresaltó.

—¡Menudo susto me has pegado!  —se quejó.

—Lo siento, no pretendía asustarte  —dijo Brandon con una leve risita divertida.

—Bueno, en ese caso te perdonaré. ¿Qué tal estás?  —preguntó con una creciente preocupación.

—¿La verdad?  —exhaló un sonoro suspiro y luego la miró de soslayo—. Preocupado, esa es la palabra, muy preocupado.

—¿Hay alguna razón por la que lo estés? Digo, aparte de las obvias, claro... Ya estoy enterada de todo, Maddie me lo contó esta mañana. No sabes cuánto siento que tu familia esté así, pero confío en que saldrán adelante, ya verás... Eileen volverá a ser la misma de siempre, Edward despertará tarde o temprano... y en cuanto a Connor, bueno, está bastante mejor de lo que podría haber estado, y con la ayuda de su hermano mayor no será algo tan traumático para él   —se encogió de hombros.

—Aparte de todo eso que mencionaste... ya sabes cómo es mi primo, no se dejará ayudar tan fácilmente, aunque curiosamente creo que hay alguien por quién sí lo haría, pero eso es lo de menos. Conociéndole no habrá venido a clase, y tampoco tendrá pensado hacerlo, tal y cómo está la situación. Quizás deba contratar a alguien para que cuide a Connor y les cocine. Joseph es un auténtico desastre, no querrás probar nada de lo que cocina, creéme. Me preocupa que descuide su alimentación y oponga su propio bienestar al de Connor. Le conozco.

—Y también, curiosamente, esta mañana Maddie me pidió su número. Dijo que simplemente era para darle las gracias, pero tengo la sensación de que era por algo más  —frunció el ceño, ladeando la cabeza.

—¿En serio? Bueno, no es tan raro después de...  —se interrumpió a sí mismo.

—Espera, espera, tú sabes algo más que yo, ¿después de qué?  —se apresuró a decir, mientras ambos se encaminaban hasta la parada de metro más cercana.

—Puede que algo sí sepa, pero quizás si te lo digo él me mate, de todas formas, hay algo que no sabe que vi  —comentó, metiendo sus manos en los bolsillos.

—No seas aguafiestas, ya que te has mojado cuéntamelo. Vamos, soy tu mejor amiga, te juro que no diré nada  —Blanda se llevó una de sus manos detrás de la espalda y entrelazó sus dedos, indicando que quizás lo incumpliría. Por suerte, Brandon no pudo advertirlo.

—Está bien, pero no le digas nada ni a mi primo ni a Maddie, especialmente a Joseph, si se entera me mata  —dijo resignado, sin saber muy bien por dónde empezar. Primero le contó cómo su primo le había dicho que había besado a Madison, y que según éste, sólo lo hizo para callarla.

—Así que la besó, ¿eh? 

—Así es, pero además, eso no es todo. Después de lo que vi en el hospital, dudo que realmente su propósito fuera acallarla. Los vi besarse, bastante rato además. Y no parecía disgustarle demasiado, pero ni a ella ni a él  —añadió. Ambos acababan de coger el metro y permanecían de pie mientras conversaban—.

—¡Vaya con Madison! Ya le vale, no decirme nada... Ya decía yo que insistía demasiado en darle las gracias. 

—No la culpes, quizás ella se siente tan abrumada o incluso más que tú. Las dos veces fue mi primo el que la besó, pude ver cómo en aquel beso él tomó iniciativa.

Mi destino eras tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora