Después de diez minutos de una ducha helada, un plato de arroz con salchicha, una muda de ropa prestada y varios intentos de acomodar mis pasas, ya mis amigos empiezan a apurarme desesperados por todo lo que tardo.
— ¡Ponte una gorra y ya, asere! — me dice Juani, mi mejor amigo y le tomo el consejo. Me acomodo una gorra negra en la cabeza y cierro la puerta de nuestro diminuto cuarto detrás de mí.
— Es que los feos se tienen que arreglar mucho —me molesta Luciano —no como nosotros los manguitos, ¿verdad que sí, Alba?
— Ya empezó la Luci —lo molesto yo también, sabiendo que le detesta que lo llamen así —algunos no necesitamos ser manguitos— le respondo guiñándole un ojo y todos se ríen.
Salimos los cuatro, el escuadrón suicida, los cuatro fantásticos, los mosqueteros... a una noche más de fiesta. No nos perdemos un martes en el Cubacho, sobre todo porque hay ofertas especiales para los universitarios muy baratas que ayudan a nuestros pobres bolsillos y además porque se pone atómico el lugar, lleno de las chicas más bellas que vamos a ver en la vida: con sus vestidos ceñidos, tacones altos, labios rojos y pelo suelto... ¡una locura! No para mí, por supuesto, porque ya tengo mi chica, pero me gusta admirar la belleza.
Jesús Alba está de cumpleaños hoy y vamos a celebrarlo, aunque realmente no necesitamos una excusa para salir de fiesta. Incluso los días que no salimos porque no tenemos dinero o simplemente no es un buen día para ello, nos quedamos bebiendo en el parque de los vikingos toda la noche o jugando dominó en el comedor. Hacemos hasta lo imposible por estar el menor tiempo posible en nuestra habitación compartida de 3x4 metros donde no hay más espacio que el que ocupan las dos literas, una mesa pequeña y el casillero. Cinco chicos dándonos cabezazos... nos volveríamos locos. Y digo cinco porque aparte de los cuatro que compartimos paredes: Alba, Juani, el freaky y yo, el negro Luciano siempre está metido en el nuestro, a pesar de dormir justo en el del lado. Tengo la sensación de que es gay o alguna especie de metrosexual extremo, porque sin dudas está lejos de ser tan lindo como se cree, aunque yo no le digo nada porque aplaudo las altas autoestimas, pero su apego con el Jesu es extremo. Él es el graciosón del grupo y no es mal chico, aunque lo conozco poco porque se nos ha unido hace solo un par de meses. Con que Alba lo quiera para mí es suficiente, porque los amigos de mis amigos son mis amigos también.
Jesús Alba es el típico chico guapetón, el que se lleva a todas las chicas, desde las más malas hasta las más finas. Es el centro del grupo y de cualquier lugar en donde esté, todas y todos lo miran. Se cree cosas, pero quién no lo haría en esas condiciones. Lo quiero porque tiene un corazón que no le cabe en el pecho, aunque le cueste mostrar sus emociones.
Pero definitivamente mi mejor amigo (luego de mi hermano menor, claro está) es Juani, que no es tan agraciado, el pobre, ni es alto ni es fuerte, ni tiene buena jeta, pero es de los amigos que ya no existen, mi apoyo incondicional en estos cuatro años que llevo conociéndolo. Sale con nosotros y le encanta la fiesta, es más bueno que el pan y es el típico chico que le cae bien a todos. Ese es su modo de ganarse a la gente... y a las chicas también, al menos de amigas.
El otro integrante del cuarto es el freaky. No me preguntes por su nombre porque no lo sé. Siempre lo hemos llamado así y a él no le importa. En verdad no creo que algo en esta vida le importe de veras. El chico vive retraído tras su laptop y nunca conversa con nadie, no sale ni se mete en líos. Él está bien con que no lo molestemos demasiado y con fumarse sus cigarros sin levantarse de la cama. A ninguno nos molesta que lo haga porque casi todos fumamos, menos el Juani, pero a él no parece importarle. Sin embargo, el freaky nos demuestra su amor sin decírnoslo, porque cuando llegamos de comer a veces nos tiene un cubo de agua caliente listo... o a veces nos cocina (vale decir que cocina exquisito) sus macarrones especiales. Nos dice que no hace mucho este tipo de detalles para que no nos acostumbremos. ¡Es un máquina!
*****
Al llegar a la disco debe haber cientos de mujeres afuera. Hoy es martes y las mujeres entran gratis hasta las diez de la noche. Si todas estas están afuera, no quiero imaginarme cuántas habrá dentro.
— Hoy coronamos —le dice Luciano a Alba.
— Coronarás tú... ¡Yo corono siempre! —le responde Alba mientras llama a un socio para que nos pase rápido.
— ¿Quién dice que va a coronar? —llega Adri junto a nosotros y me planta un beso en la boca. Le he dicho mil veces que no me gusta que haga eso en público, pero lo sigue habiendo. Adri y yo llevamos seis años juntos, desde el preuniversitario y es mi pareja, mi amiga, mi compañera y mi todo. Ella me da mi espacio y es como un 'bro' más, aunque a veces se manda un genio de mil demonios. Nos entendemos, aunque lo hemos dejado mil y una veces, nos entendemos... la mayor parte del tiempo.
— Ya yo coroné hace rato, mi vida... contigo —le respondo lo que sé que quiere oír. ¿Por qué no?
Pasamos la noche genial, no esperábamos menos del cumpleaños del Jesu. Como tiene mil amistades todos pasan a dejarle cervezas y cajas de cigarros, grupos de chicas se unen para enojo de Adri y bailan con todos, bailan entre ellas y todo es una verdadera locura. Cuando regresamos a la universidad no queremos que la fiesta se acabe. Nos sentamos en el parque de los vikingos a seguir con la fiesta, como de costumbre. Ponemos música y bailamos mientras todos van regresando de la ciudad a sus dormitorios en medio de la madrugada. Vemos los que van solos y acompañados, y Juani nos hace reír inventando teorías sobre quién se va con quién. Quizás en alguna acierte... él jura que acierta en casi todas.
Luego de un rato Adri me pide que nos vayamos a dormir. Normalmente no dormimos juntos porque las pequeñas literas personales son demasiado estrechas para los dos, aunque después de algunos tragos sé lo que quiere, mas le digo:
— Ya tú y yo no cabemos en la misma litera, Adri.
Ella se enoja porque piensa que le estoy diciendo gorda, y aunque la verdad es que ha subido un poco de peso desde que la conocí, no es ni remotamente gorda. Es súper alta y tiene las mechas. Es tan alta que suele salir con tenis y me llega por la nariz, si se pusiera tacones seguramente me pasaba. No le pegan tampoco los tacones. Ella es una chica más práctica, más normal, más de vestirse 'a lo como quiera' y así se siente bien. Es lo que dije, en definitiva, es otro 'bro'.
— Bueno, si no te vas, yo sí me voy. No me despiertes cuando tengas ganas de 'aquello', te vas para tu cuarto apestoso —me dice mientras me da la espalda y todos se ríen.
Me paro a bailar y hacer un poco el tonto. Definitivamente estamos todos pasados de tragos. Nos pasamos la colilla del cigarro y de pronto vemos un grupo de chicas que pasan solas. Llaman la atención sin dudas y, como era de esperar, ya están Luciano y Alba llamándolas para que se nos unan. Pobres chicas, van a descansar y nosotros aquí molestándolas... Pasan de largo, obviamente, entre risitas.
Sin embargo, me sorprendo cuando veo que dos de ellas se dan la vuelta y caminan hacia donde estamos.
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¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?: cuando dos amigos se enamoran
Roman d'amour¿A que nunca has sido tan estúpido como para enamorarte de tu mejor amiga? ¿A que nunca has sido aún más estúpido para enamorarte de la chica de tu amigo? Pues yo sí. Desde que conocía a Mariana, sentí una conexión especial, era una chica diferente...