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El contacto directo de sus pies con el frío del suelo la hizo despertar más, los pasillos aún se encontraban ligeramente abandonados.
Todo está en silencio hasta que se escucharon unos pequeños ruidos provenientes de la sala de entrenamientos. Elain camino hasta llegar ahí y pudo observar una figura musculosa golpeando un costal.
La respiración agitada de Steve se mezclaba con el sonido de sus golpes, Elain permaneció unos segundos parada en el marco de la puerta observando cada movimiento que él hacia.
— Es descortés espiar a los demás ¿Lo sabias?
La voz de Steve la tomo por sorpresa, provocando que su postura se tornara un poco rígida.
— No lo hacía — aclaro.
Steve permaneció unos segundos viéndola directamente.
— Creí que entrenaríamos más tarde — mencionó para continuar golpeando uno de los sacos.
— Nunca acordamos algo — contesto — De igual manera, no vengo a entrenar.
— ¿Sucede algo? — preguntó haciendo a un lado uno de sus guantes sobre la gran colchoneta que tenían como alfombra de aquel lugar.
Un suspiro salió de los labios de Elain cuando se adentro un poco más al lugar. Observo cada movimiento y contraste que la figura musculosa y tonificada de Steve hacia.
La cual resaltaba entre el juego de luces y sombras que se generaba conforme amanecía.
Su mirada se poso sobre su rostro, el cual padecía neutro ante alguna respuesta.
— ¿Alguna vez haz sentido que tus recuerdos se vuelven tus peores pesadillas? — pregunto a la par que se acostaba viendo hacia el techo — ¿Cómo si...
— ¿Las volvieras a vivir? — interrumpió imitando la acción — Si, también las he sentido.
— He vivido más que cualquier persona en este mundo, nunca en mi vida he tenido que lidiar con algo como esto y ahora que sucede, no se como detenerlo — comento.
