CAPÍTULO 10

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Laura se rio para sí, y Poché se terminó su copa de golpe. ¿Por qué lo había propuesto yo? ¿Y si luego me arrepentía? No es que pensara que fuéramos a follar, pero acababa de abrir una puerta a esa posibilidad.

- ¿Estás segura? -me preguntó Poché, aprovechando que Laura fue un momento al baño.

- No, para nada.

En el taxi casi no dijimos nada. Laura se había sentado delante, y aproveché para agarrar la mano de Poché, atrás. Casi se la estrangulé, intentando aferrarme a ella por un instante. A ella, o a nuestra vida juntas. A todo lo que de pronto pendía de un hilo. Poché me la apretaba también, y me entraron un poco ganas de llorar.

Una vez en casa, Laura dedicó un buen rato a ojear la colección de libros de Poché, que descansaban sobre una estantería del salón. Aproveché para preparar las últimas copas prometidas en la cocina y llevarlas hasta la terraza.

- ¿Todo es feminismo? -preguntó Laura.

- Casi todo últimamente.

- ¿Me prestas alguno? -Laura se giró sobre sí misma, sonriendo con timidez.

- Claro -Poché se acercó hasta la estantería-. ¿Qué te interesa?}

- Tú, en realidad.

Laura se acercó hasta Poché, y la besó. Fue un beso lento, mucho más relajado que los anteriores, seguramente porque ya no había prisas, y también podría ser porque yo no estaba entre ellas. La intimidad que surge entre dos personas difícilmente puedes replicarla cuando son tres. Quedaban bien juntas, a decir verdad.

Esperé un poco antes de avisarles de que ya estaba todo preparado, que podían venir. No quería interrumpir y parecer que me estaba poniendo celosa, pero sí me estaba poniendo celosa, más porque Poché estuviera besando a Laura y yo no, que porque Poché se estuviera besando con otra mujer.

Nos sentamos en las butacas de fuera, y todo el ambiente se calmó un poco.

- ¿Habían hablado de que esto pudiera pasar?

- No -le contestamos nosotras al unísono.

- ¿Ni siquiera lo habían pensado? -pareció sorprendida por la respuesta.

- La verdad es que no -mentí.

- Yo sí -contestó Poché.

La miré buscando que me explicara algo más. ¿Cuándo lo había pensado? ¿Y por qué no me había dicho nada? 

- Bueno, hay gente a la que le pasan estas cosas, ¿no? -intentó justificar su respuesta-. Se me pasó por la cabeza qué pasaría, o como sería, si nos gustásemos las tres.

Miré a Laura a ver si conseguía averiguar en sus gestos si Poché tenía razón, si nos gustábamos las tres. A esas alturas ya sabía que a Poché y a mí sí que nos gustaba ella, pero ¿y a ella?

- A mí nunca me había gustado dos personas a la vez -dijo Laura-. Pero supongo que no debe ser algo extraño. Hay mucha gente atractiva por ahí ¿por qué solo una persona? Otra cosa es el amor.

Entonces aquello era algo físico. Laura se sentía atraída por las dos, pero de una manera meramente sexual. No sé por qué esa respuesta me dolió. Me di cuenta de que sin quererlo estaba fantaseando con cómo sería después del sexo, si es que finalmente había sexo. Lo normal hubiera sido que pasara justo lo que ella estaba comentando, que tres adultas conscientes estuvieran juntas una noche, sin ningún tipo de vínculo emocional o compromiso posterior. Pero sabía que yo no era así, y que no estaba pensando solo en eso. Obviamente me moría por meterme en la cama con las dos, pero había algo más. Quizás llevaba demasiado tiempo en una relación de pareja y me picaba el bichito de saber cómo sería conocer a alguien más, en todo los sentidos.

Tú y Tú y Yo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora