- ¿Estás lista? -pregunté.
Por fin había llegado el momento de la reunión. Durante esa semana habíamos intercambiado con Laura un par de WhatsApp, nada relevantes y con Calle también había conseguido mantener una suerte de calma, inusual entre nosotras últimamente. Mejor, porque no quería por nada del mundo que ninguna de las dos alterara mi capacidad de concentración, que últimamente pendía de un hilo bien fino. Cuando Laura se dejaba caer por mi mente tranquilamente la iba haciendo a un lado, sin empujarla. Era algo que había aprendido en mis libros de mindfulness. No me agobiaba con la idea de quitármela de la cabeza, ahora ya sabía que así no conseguiría nada, simplemente me limitaba a invitarla a abandonar mis pensamientos. Al final, conseguía volver al sitio donde estaba antes de pensar en ella.
Pau parecía nerviosa. Se abrochaba y desabrochaba el último botón de la camisa, no entendí bien con qué propósito.
- Para no parecer una enfermiza mojigata -me explicó-. ¿O quizás mejor puesto? Tampoco parezca un putón.
- No tienes tantas tetas como para que tu escote se convierta en el centro de atención. Por Dios -la intenté tranquilizar.
Me estaba poniendo de los nervios. Habría preferido que me hubiera dicho que sí, que estaba lista, que estábamos todas preparadas, más que verla haciendo ese numerito del botón sí, el botón no. Esta era una de las mayores oportunidades que tendríamos, seguramente, durante el próximo año, o incluso durante los próximos años y nadie firmaría un contrato con nosotras si parecíamos tan desesperadas.
Miré mi móvil justo antes de empezar y me encontré con dos mensajes. Por un lado, mi hermana Valentina me decía que llegaba a Barcelona esa misma noche, porque le había salido un trabajo aquí ese fin de semana. Tratándose de ella no me podía imaginar a qué tipo de trabajo se refería, seguramente nada normal ni serio. Le contesté que quedáramos para cenar, a pesar de que no se había tomado las molestias de avisarme con al menos veinticuatro horas de antelación.
El otro era de Laura. Miré a Calle porque nos había escrito en el grupo que teníamos las tres. Ella también me estaba mirando. >Esa noche celebro mi cumpleaños<. Ah, bueno. Otra que tampoco avisaba con el suficiente tiempo como para que una pudiera organizarse. ¿Cómo no se le había ocurrido decir en ningún momento que era su cumpleaños? Señor. Ni contesté. Lo puse en silencio y me senté al lado de mi novia.
La empresa de Londres se dedicaba a realizar spots publicitarios que solían salir en televisión, en prime time y también en la esfera digital, para marcas que, según ellos decían, tenían que ver con >el ámbito femenino<. A veces, lo que más nos incomodaba de algunas reuniones con posibles clientes era poner buena cara a la cantidad de estupideces misóginas que podían soltar, fruto del desconocimiento o de la desidia. Tener hacer ver lo que nos estaba diciendo un cliente nos estaba pareciendo de lo más normal del mundo, en ocasiones requería de nosotras unas aptitudes teatrales que ni una actriz con cuatro premios Goya.
Me sentía pletórica, así que, cuando salimos de la agencia, me fui directa a ver a mi hermana. Calle prefirió irse a casa, estaba cansada, y Valentina siempre requería un punto extra de energía. Quedé con ella en una terraza del barrio de l'Eixaple. Bueno, bonito, barato.
Generalmente con mi hermana siempre me tocaba pagar la cuenta, así que prefería reservar los sitios que me gustaban más-y que solían ser más caros-para otras ocasiones.
Cuando llegué estaba ahí, charlando por el móvil mientras me esperaba. Me sorprendió su puntualidad.
- ¡Hermana! -me gritó al verme llegar, a la vez que se levantaba para abrazarme.
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Tú y Tú y Yo [Completa]
FanficMaría José y Daniela llevan 8 años juntas, tienen una vida de pareja plena y feliz. Ambas trabajan en la empresa creada por ellas. Se complementan a la perfección, cada una es todo lo que la otra necesita. Sin embargo Laura irrumpe en sus vidas, eso...