Catorce

87 23 3
                                    


Minte contemplaba las piezas de colección de Neon con un semblante muy frío. Estaban siendo guardadas para trasladarlas al lugar de la subasta.

-Esa chica-exclamó cuando percibió a Kurapika a su espalda- Debió ser una persona muy insensible-comentó Minte.

-Ciertamente lo era -corroboró el muchacho.

-Supongo que toda su vida vivió aislada del mundo, en una burbuja. Sobreprotegida, mimada y sin guía. Esa muchacha nunca dejo de ser una niña y como tal era insensible al dolor de los demás, pues no conocía el sufrimiento propio- declaró Minte con una actitud un poco dura.

Kurapika no hizo comentarios. Él pensaba lo mismo con respecto a Neon. Pero ya no importaba. Ella estaba muerta.

-¿Cuando te irás?-le preguntó a la muchacha con cierta tristeza.

-Te acompañare a la ciudad de la subasta. Desde ahí tomaré un vuelo y volveré a casa-le contestó Minte.

-¿Qué harás después?

-No Estoy segura-le respondió la chica poniendo sus manos en su espalda y caminando hacia el jardín. Era un día muy bonito, el sol resplandecía- Mamá era una arqueóloga y su trabajo siempre me gustó mucho. De niña solía acompañarla cuando iba a explorar ruinas. Creo veré si eso es para mí...

-Proteger la herencia cultural es muy importante. Pienso que lo harías muy bien, Minte-le confesó con una pequeña sonrisa.

-Sí... Aunque tampoco estoy segura de que eso es lo que quiero hacer. Ya sabes... Pasé mucho tiempo de mi vida escondiendome por temor a que me buscarán para matarme, por mi herencia Kuruta. Pasé tanto tiempo así, que no tenía sueños, ni siquiera hice amigos. He estado sólo existiendo...

Kurapika guardo silencio. Por supuesto entendía eso. El de pronto ser libre de lo que te mantenía en la oscuridad, pero no saber que hacer a la luz.

-No te preocupes por eso. Sé, estoy seguro, que encontrarás algo que hacer con tu vida en lo que te sentirás satisfecha, sin embargo, y aunque me has dicho que no te interesa no puedo evitar decir...Creo que para tí sería muy bueno convertirte en Cazador de lista negra.

-¿Quieres que me dediqué a atrapar criminales peligrosos?-le cuestionó Minte volteando a verlo.

-Creo que sabes que hay muchos sujetos que no merecen estar en la luz -le respondió Kurapika.

-Lo voy a pensar-le dijo la chica y luego le anuncio que iría a cambiarse antes de partir.

Kurapika la miró hasta que Minte entró en la mansión. Podía no decirlo, pero él sabía que Minte estaba en paz después de haber asesinado a los responsables de su tragedia. Pero en su corazón todavía tenía la amargura de saber que había gente cruel haciendo sufrir a otros. Por eso su recomendación de que se convirtiera en una Cazadora.

Kurapika, Basho, Senritzu, Izunavi más otros dos nuevos guardaespaldas, salieron de la mansión rumbo a la ciudad que estaba sólo a dos horas de allí. Minte subió en el auto con Kurapika. Llevaba un vestido verde largo y sencillo que le quedaba muy bonito. Izunavi apreció eso, como también que su alumno estaba algo cansado. Le recomendó que tomará una siesta, pero el chico se negó a ello. A medio viaje Minte le propuso a Kurapika que descansará en su regazo. Y él que sabía que pronto dejaría de ver a esa mujer accedió en busca de la pacífica y amorosa sensación que ella le regalaba.

-Sí una chica bonita te lo pide lo haces, pero ignoras a tu maestro- musitó Izunavi.

-¿Qué tanto estas murmurando?- -exclamó Kurapika.

-Nada. Yo no dije nada-le respondió su maestro que los miró por el retrovisor.

Kurapika terminó dormido sobre las piernas de la muchacha siendo despertado por ella, cinco minutos antes de llegar al hotel donde se quedarían esa noche. Minte compartiría un cuarto con Senritsu, los demás también tendrían un compañero de habitación. Sólo Kurapika estaría solo, aunque gran parte del día la destino a verificar que todo estuviera saliendo bien. En cuanto a Minte, ella consideraba a Senritzu una amiga por lo que le habló respecto a la técnica del tipo controlador que había desarrollado. Como también a que había estado ensayando cambiar el color de sus ojos, logrando llevarlos al modo mestizo.

-Es extraño volver a ver todo en ese ocaso permanente-le dijo la muchacha-Pero no por como veo el mundo, sino por como me siento durante estoy en este estado. Me siento asustada, obligada a mantener la calma para que nadie lo note. Es muy incómoda esta sensación de inseguridad como también de enojo contenido. No sé si Kurapika emplea el mismo método para tornar sus ojos escarlata, pero si es así no debe sentirse nada bien cuando entra en ese estado.

-Ciertamente los latidos del corazón de Kurapika cambian considerablemente cuando sus ojos se vuelven rojos, tocando una tonada muy difícil de soportar. Pero es algo con lo que él a decido lidiar y esta preparado para ello...Aún así...

-Debe ser muy doloroso y cruel-la interrumpió Minte.

Senritzu la miró con ojos condescendientes.

-Cuando hablas de Kurapika tu corazón cambia bruscamente de ritmo-le dijo la mujer moviendo una de sus manos como si siguiera una melodía imaginaria- Se acelera. Es como un vivase seguido de un allegro que pasa a un andante de forma muy delicada, para terminar latiendo en sintonía con el corazón de Kurapika que tiene un ritmo muy fuerte, constante; pero que cambia de un momento a otro... Es asombroso como tú logras seguir ese ritmo. No todo el mundo puede hacer eso...

Minte se sonrió llevando su mano a su pecho con una mirada algo triste.

-Pero el de él no hace lo mismo...

-No, pero se oye muy tranquilo cuando está contigo Minte-la interrumpió Senritzu- Me recuerda una vez que lo encontré junto a un arrolló en el bosque, cerca de la mansión Nostrade. En ese momento él estaba en armonía con la naturaleza. Cuando Kurapika esta contigo su corazón se oye como junto a ese riachuelo. Pienso que no debes perder la esperanza...

Minte sonrió de nuevo más ampliamente. Y Senritzu hizo lo mismo.

-Posiblemente ella sea la única persona que puede comprender el dolor y deseo de venganza de Kurapika. Su corazón también latía tan triste y desolado cuando la conocí,pero eso a cambiado desde que ella lo conoció. Si todavía Kurapika puede influir positivamente en una persona, significa que todavía hay esperanza- pensó Senritzu mientras Minte retomaba el asunto de su técnica Nen.

El hotel era vigilado. Había un hombre que se mantenía a una respetable distancia observando el lugar desde antes de la llegada de Kurapika y compañía. El tipo que tenía unos extraños símbolos tatuados entorno a los ojos, nariz y orejas, estaba hincado en un balcón en un edificio aledaño al hotel. Vio bajar a Minte en compañía del chico rubio, pero no le llamó particularmente la atención. Sin embargo, esa noche al ver como ella iba a su habitación Minte se convirtió en el centro de su interés. El tipo era un usuario de Nen que podía ver a través de las paredes y oír a más de doscientos metros. Ambas cosas las hacia mejor a menor distancia, pero tratándose de un Cazador capaz de medirse con el Genei Ryodan era mejor tener cuidado. Desde su posición tenía una imágen lo suficientemente clara como para saber exactamente qué sucedió en ese cuarto. Después de eso fue que llamó a su jefe Zenji.

-Al parecer nuestro objetivo tiene un punto débil, señor -le dijo una vez le envío la fotografía por el teléfono celular.

-¿Una chica?-exclamó el obeso sujeto que tomaba un whisky, sentado en su escritorio.

-Siempre es una mujer-le respondió el individuo.

-No me importa quien sea es mocosa ni lo que hagan para capturar a ese bastardo ¿Entienden? Sólo llámenme cuando lo tengan.

-Imbécil-murmuro el sujeto tatuado que vio a Minte salir del hotel y caminar por la acera. Sin dudar envío una señal a sus compañeros.

En la calle hubo una explosión y un incendio, pero Senritzu oyó más que eso y salió corriendo hacia la habitación de Kurapika. No hacia falta que dijese nada. Él ya lo sabía. Delante de él, en el cristal de la ventana, había una nota de Nen con una simple frase:

-Te llamaremos...








La MestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora