El cielo se pintaba de rojo. De ese rojo brillante tan propio del ocaso. Su cabellera dorada tomaba el color del cobre y sus azules pupilas parecían irse vistiendo de los bermellones reflejos del agua que miraba. Cerró los ojos un momento y respiró profundo para después ver hacia arriba, a los árboles quietos esa tarde sin viento. Una tela de araña brillaba entre unas ramas. Parecía una red que amenazaba con caer sobre su cabeza. Se puso de pie observándola...-Mi madre me contaba una vieja historia acerca de un hombre y una tela de araña-le dijo Minte, que apareció desde un costado, entre los árboles más jóvenes- Una vez el señor Buda caminaba por los jardines del paraíso y al mirar en un estanque, descubrió podía ver el infierno. Entre todos los pecadores distinguió a uno que tuvo un acto de bondad en su vida de crimen. En una ocasión, ese hombre, le perdonó la vida a una araña y por esa acción el señor Buda le obsequió una oportunidad de salvación. Tomó la tela de una araña que había entre las flores de loto y la lanzó al infierno. El hombre la vio, dichoso de encontrar una oportunidad de escapar de su tormento, la sujeto y trepó por ella intentando alcanzar el paraíso. A medio camino descubrió que otros condenados trepaban también por aquel delgado hilo. Con temor de que la hebra se rompiese, les gritó que se soltasen, que esa hebra era sólo suya y en ese momento el hilo de araña, que hasta ese instante fue tan resistente como el diamante...se rompió.
Kurapika escuchó la historia viendo como una araña bajaba por su hilo hacia él. El relato no era nuevo para Kurapika. Él leía mucho y esa historia la tuvo en sus manos alguna vez. Sin embargo, en ese momento tomó un sentido diferente. Él estaba colgando de una tela de araña también. Bajo sus pies había un río de sangre con decenas de espectros y arriba... No era exactamente como en el cuento, pero si tenía mucho que ver. Bajo la mirada para ver a Minte. Su cabello se veía rojo como la sangre fresca acentuando la blancura de su piel y el verde de sus ojos. Ojos como la hierba y el bosque que lo miraban no con compasión, sino con ese sentimiento de estar dejando a alguien atrás sin poder volver por él. La muchacha se aproximó con cautela logrando llegar a unos pasos de Kurapika que se quedó tan quieto que parecía una escultura.
En realidad él seguía lidiando con lo que había sucedido hace unas horas. Seguía profundamente conmocionado por el deseo asesino a que lo invadió. Desde luego él no odiaba a Minte, por el contrario la estimaba mucho y genuinamente. Tal vez más que a Gon y los demás, sin embargo...
-Minte yo...-murmuró,pero se interrumpió para seleccionar mejor las palabras que iba a usar sin llegar a articular ninguna oración.
La muchacha terminó arrojándose a él para envolverlo entre sus brazos. Sintió que estaba abrazando un rosal con agudas espinas cuando su cuerpo tocó el de Kurapika, pero no lo soltó y él, con cierta dificultad, se sujeto a ella otra vez.
-Lo lamento. No sé lo que sucedió-le dijo con el mentón apoyado en el hombro de ella-De pronto...todo... No quiero hacerte daño Minte.
-Lo sé-fue la breve y honesta respuesta que salió de la boca de la muchacha mientras la noche los abrazaba y la araña sobre sus cabezas se mecía en la suave brisa.
Le agradaba el aroma de esa mujer,le gustaba que lo tocará e incluso le gustaba que lo cuestionara. Le agradaba demasiado y de demasiadas maneras. Era por eso que su deseo de venganza estaba celoso de ella. Minte se lo estaba arrebatando. Era peligrosa porque era mucho más fuerte que él en cosas que se pensó único. El sufrimiento no debe enorgullecer y Kurapika, hasta cierto punto, se enorgullecia de su tragedia. Así de roto estaba... Ciertamente era débil o por lo menos así lo hacía sentir estar ante ella.
Los brazos de Kurapika la apretaron contra su cuerpo. Él sintió calor, ella un pequeño dolor.
El teléfono del muchacho sonó unos minutos después y tuvieron que apartarse. Kurapika contestó el llamado de forma lacónica. Al colgar le dijo a Minte que tenía que volver con sus compañeros.
-¿Puedo ir contigo?-le preguntó la chica-Hace mucho tiempo que no estoy fuera de la isla. Sólo serán unas semanas...
-Creo que es bueno recordarte que yo soy miembro de una de las familias de la mafia...
-Te recuerdo que yo asesine a dos miembros de la mafia-le contestó Minte poniendo sus manos tras la espalda de forma inocente.
-Sí, entiendo-murmuró Kurapika y se echo a andar hacia al sendero- ¿Puedo saber cómo fue que me encontraste?
-Pensé que querrías estar solo para calmarte y sé lo mucho que te gusta la naturaleza. Además el sonido de la cadena que arrastras es inconfundible.
Kurapika no respondió a eso y cuando Minte se tomó de su brazo sólo le sonrió. La muchacha cambio de tema y le contó de lo mucho que le gustaría ver a Sanritsu, pues a esa mujer la acompañaba un sonido muy bonito. Kurapika le comentó lo mucho que le gustaría que ella pudiera oír el sonido del aura de sus amigos: Gon, Leorio y Killua. Ella respondió que sería un honor que le presentará a sus amigos y que le gustaría presentarle a personas importantes también, sin embargo, ella no tenía amigos. Fue durante el viaje al hotel que Kurapika recordó que ella le dijo que lo amaba, pero no hizo mención a eso hasta que estuvieron a bordo de un tren. El viaje a la mansión Nostrade era más largo por tierra,pero Kurapika preferiría viajar de esa manera. Además quería postergar su tiempo con Minte cuanto pudiera.
En el cubículo del ferrocarril, mientras Minte luchaba por mantenerse despierta, descansando su cabeza en el hombro de Kurapika, fue que este soltó unas palabras respecto a lo que ella confesó. Sonaron extrañas para él, pero no pudo evitar hacer decirlas:
-¿Minte... realmente crees que hay algo en mi que se pueda amar?
La muchacha tenía los ojos cerrados,su entrecejo se arrugó un poco al oir esa pregunta y también se sonrojo, pues recordó esa frase dicha por ella de manera tan exacerbada. Se quedó callada un tiempo y al fin contestó:
-Bueno... de no ser así, tus amigos y yo somos unos idiotas ¿No crees Kurapika?
El muchacho se sonrió mientras metía los ojos en un libro de bolsillo y se sumergió en la lectura que a momentos Minte interrumpió.
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La Mestiza
FanfictionBuscando los ojos de su gente Kurapika encuentra una mestiza de su tribu que puede darle otra opción a su búsqueda de venganza.