Kurapika estaba sentado en una silla de respaldo alto en aquel cuarto de hotel. Sus compañeros hablaban respecto al secuestro de Minte, pero él los oía como si estuviera sumergido bajo el agua. Tenía el teléfono celular apretado entre sus manos que colgaban entre sus piernas, como un péndulo estático. Habían pasado más de cuatro horas y todavía nadie se comunicaba con él. La espera lo estaba llevando a un abismo. Súbitamente se puso de pie y avanzó hacia a la puerta como un sonámbulo.-¿A dónde vas Kurapika?-le preguntó alguien. No reconoció la voz, ni miró a la persona.
-Kurapika, espera- le ordenó otra persona. Una que le puso la mano en el hombro, de la que se desprendió despectivamente.
-¡Suéltame!- exclamó el muchacho intentando avanzar, pero fue nuevamente detenido- ¡Te digo que me sueltes!
-No puedes salir así nada más. Kurapika, escucha por favor...
-Hazte a un lado-exclamó alguien y lo siguiente que Kurapika sintió fue un puñetazo.
Tumbado en el suelo, el muchacho, se quedó largos segundos. Los sonidos retomaron nitidez y las imágenes dejaron de ser difusas. Así fue como Kurapika descubrió que fue su maestro en que lo golpeó y que habia sido Basho el que lo había intentado detener. Se levantó del piso con lentitud, como saliendo de un sueño y al estar de pie se limpió el hilo de sangre que le escurrio de la boca con el dorso de la mano, quedándose viendo aquella mancha sobre su piel cual si estuviera recordando algo remoto.
- Minte...- murmuró y se giró a sus compañeros- Tengo que...
- Enfriar la cabeza- lo interrumpió su maestro- Si esos sujetos se tomaron la molestia de dejar un mensaje diciendo que llamarían, con toda certeza lo harán. Todo es cosa de esperar a que lo hagan para saber que quieren a cambio de tu novia, chico...
Con la última parte de aquella declaración, Izunavi se ganó una mirada fulminante de parte de su discípulo.
- Seguramente pedirán los objetos de la subasta- comentó Basho- A menos que esto sea algo que sólo te involucre a tí, Kurapika. En ese caso las cosas podrían ser mucho más peligrosas. Podría tratarse de una represalia de... La Araña.
-No creo que el Genei Ryodan estén involucrados en esto- le dijo Kurapika- Aunque tampoco descarto esa posibilidad- pensó mirando hacia la ventana.
La puerta de la habitación se abrió en ese momento dejando ver a Senritzu, quien había salido a revisar la zona en busca de alguna pista.
-Las cámaras de vigilancia públicas no filmaron ningún acontecimientos a la hora del secuestro. Un par de minutos antes y después sólo grabaron estática-les dijo- Posiblemente fueron manipuladas para evitar que registrarán el rostro de los perpetradores.
-Debieron estar vigilando este lugar. sabían que estaríamos aquí- observó Basho.
-Estoy de acuerdo, sin embargo, la forma en que se llevó acabo el secuestro fue muy escandalosa- comentó Senritzu.
-Eso se debe a que muy probablemente el secuestro de Minte no estaba planeado- intervino Kurapika- Senritzu... Dijiste que oíste a Minte decir que eran tres hombres.
-Sí, justo antes de la explosión, oi a la señorita Minte llamarme y decir: tres hombres. Nen. Uno cara tatuada. Otro con máscara. Ilusorio.
-Es una chica muy lista. No sólo llamó a Senritzu esperando ayuda sino que también dió datos de los secuestradores- comentó Izunavi.
-Tres usuarios de Nen para secuestrar a una chica me parece un exceso -comentó Basho.
-Posiblemente ellos estaban preparados para enfrentarse a nosotros y si actuaron en conjunto para llevarse a Minte, es porque pretendían neutralizar cualquier intervención de nuestra parte. Ellos querían a Minte más que nada- declaró Kurapika apretando el puño derecho con rabia- No. Esto no tiene que ver con los objetos de la subasta...-pensó.

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La Mestiza
أدب الهواةBuscando los ojos de su gente Kurapika encuentra una mestiza de su tribu que puede darle otra opción a su búsqueda de venganza.