Capítulo II

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Luar fue ha buscar a Lia por la mañana para llevarla a su primera clase. Llegaron y se pararon en la puerta.

-Vale, nos vemos en el descanso.- le dijo Luar

Ella entró y se sentó en la última mesa, sola, para que nadie la molestara. Las clases empezaron, y para Lia eran muy aburridas, todo lo que estaban diciendo no les serviría para nada en la vida. En un momento dado de la clase, la profesora se puso a hablar de la división de clases, decía que unos eran menos y otros más, a Lia eso no le gustó, se levantó arrastrando la silla y dijo en voz alta.

-Pare de hablar así de las clases.- se quejó- Todas tenemos derecho a que se nos trate igual. No por ser de primera clase tienes que tener más privilegios, y por ser de tercera tienes que tener menos derecho. No deberían existir las clases, nos deberíais juntar a las tres clase y tratarnos con los mismos derechos, porque todos somos iguales antela sociedad y al mismo tiempo somos diferentes, porque cada unos tiene sus virtudes y sus defectos.

Toda la clase se la quedó mirando sorprendida, y ella furiosa contestó.

-¿Qué?, ahora tampoco tenemos derecho a decir los que pensamos.

-Lia estás castigada sin descanso. Ahora déjame seguir dando la clase.-le regañó la profesora.

-Cuando se de algo productivo como aprender a luchar, ubicarnos por el bosque, o otras cosas.- se quejó ella.

-Ahora estás castigada sin descanso y hoy por la noche irás a la cocina y te pondrás a hacer todos los zumos de naranja para mañana.

Liase sentó mientras en su cabeza pensaba, "me da igual que me hayan castigado, por los menos ha valido la pena intentarlo." Cuando acabaron las clases, todos se dirigieron al comedor para comer. Ella llegó de última, pero cuando entró, pudo ver a Luar saludándola y diciendo que se sentara con él.

-¿Qué tal te ha ido tú primer día?

-Pues me castigaron sin descanso y hoy por la noche tengo que hacer todos los zumos de naranja para mañana por la mañana.

En eso que acabó de decirlo la cocinera pasaba por atrás y exclamó.

-Bien, por fin alguien me sustituye. Te daré las llaves para que abras.

Cuando se fue Luar le preguntó a su amiga

-Y, ¿porqué te han castigado?

-Por manifestar mis ideas.

-Si, los de la primera clase nos están acostumbrados a que los demás manifiesten lo que piensan.

-Pues es absurdo.

Paso el día sin ningún acontecimiento. Por la noche, Lia se fue a la cocina para preparar todos los zumos de naranja. Cuando llevaba unos cuantos, un muchacho entró en la cocina y se sentó al lado de la joven para hacerle compañía.

-Sabes que si te ven aquí te van a castigar.- le dijo ella.

-Me da igual, necesitas compañía.- respondió su amigo.

-Oye, Luar, tengo un presentimiento de que algo malo va a pasar en la academia.- dijo ella mientras se giraba para ver a su amigo a la cara.

-Es solo un presentimiento no hay nada que temer.- la calmó él.

-Tendría que irme ya de esta academia a cambiar la sociedad. Aquí no enseñan nada productivo.

El muchacho se levantó y le dijo.

-Si vinieras con los de la segunda clase, aprenderías a luchar.- dijo él mientras se tomaba un zumo.

-Yo ya se luchar. Y no te tomes los zumos, si no tardaré más.- dijo ella mientras le quitaba el baso de las manos.

Sáterix I: La guerra de las tres clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora