Capítulo IX

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Al día siguiente, Lia llegó hasta una aldea que estaba después de cruzar la montaña. Todo el mundo la miraba y susurraba a sus espaldas. Lia freó a una mujer que pasaba por su lado y también susurraba.

-¿Que pasa?- preguntó Lia

-¿No eres la que lleva al bebé de Bas?

-Será capullo- susurró-, mirad todos no estoy embarazada.

Todo el pueblo se miró y una señora miró a Lia y le dijo.

-Pues entonces eres la amiga del chaval muerto, como se llamaba...

-Luar- dijo otra.

Lia se sorprendió. Todo el mundo volvió a caminar y a hacer sus tareas. Lia se fue a un callejón apoyó la espalda en la pared y se fue arrastrando por ella hasta quedar sentada en el suelo y se abrazó a sus piernas mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. Unos minutos después, un chica se acercó a ella y se sentó a su lado. Lia la miró y la chica le dijo.

-¿Estás bien? Se lo que pasó, es un pueblo pequeño.

-Nunca pensé desde la muerte de mi hermana que podría llegar a querer a alguien como la quise a ella.

-Ven conmigo esta noche va a haber un baile y será mejor que te arregles un poco.- la chica se levantó del suelo y le estendió la mano para ayudarla a levantarse.- Por cierto, me llamo Liam.

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Kell vio como metían a ese chico en la celda de al lado. Al fijarse mejor vio que era el chico que su madre mandó ejecutar hace un año. Nunca olvidaría esa cara de ayuda. El chico giró su cabeza y la vio. Pareció reconocerla pero no estaba muy contento y le dio la espalda. Bueno, quien lo estaría cuando te han encerrado y al lado está la hija de la persona que quería ejecutarte. 

“A si que sobrevivió.” Es increible que alguien sobreviva cuando su madre manda ejecutarlo,pero ese chico debe de ser bueno escapando.

-Lo siento.- dijo por fin Kell.

-Un “lo siento” no va a arreglar que tu madre mandó que me ejecutaran y tú no hicieras nada.

-Lo sé, pero ahora estoy en tú situación.

Él agachó la cabeza y luego la levantó mientras soltaba aire. Se dio la vuelta para poder hablar cara a cara con Kell.

-No me lo creo.- dijo antes de levantarse y acercarse a las rejas.

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Andar, andar y andar, eso es lo único que haían Fax y Aqles. Estuvieron tres días caminando y ya habían cogido confianza el uno del otro, se trataban y protegían como hermanos. Pero la tranquilidad no dura para siempre. En el cuarto día cuando estaban caminando, unas flechas cayeron a su alrededor. Fax cogió su arco y empezó a lanzar flechas, una tras otra.

-Corre.- le dijo a Aqles.

Él empezó a correr mientras miraba para atrás. Se escondió detras de un árbol y se tapó los oídos para no oir el silbido de las flechas. Cuando ya no oyó ninguna salió de los árboles y se acercó al lugar donde los habían atacado. Allí, en el suelo, estaba Fax con flechas clavadas por todo su cuerpo. Aqles atemorizado dio dos pasos atrás y salió de nuevo corriendo. 

Cuando se canso paró de correr y miró a su alrededor para orientarse. Habían matado a su amigo. Era en los único que pensaba y tampoco sabía orientarse el solo por el bosque, y mira que Sáterix solo tiene uno.

El bosque es el centro de Sáterix, y al rededor solo hay reinos. En el bosque te puedes encontrar alguenas casa, pero la mayoría estan abandonadas.

“Luar” pensó “Tengo que encontrar a Luar, y a Lia y a Kell también pero cómo si estoy perdido.”
Él soltó un grito y se sentó en el suelo mientras enterraba su cara entre sus manos. 

Sáterix I: La guerra de las tres clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora