Kell y el chico no volvieron a hablar solo estaban sentados en el suelo con la espalda a poyada en la pared y viendo para las rejas, se lo estaban pasando bomba. No es broma estaban más aburridos allí abajo que fuera del calabozo corriendo por su vida. El silencio era agotador, cuando se está demasiado tiempo en silencio solo se te ocurren temas de conversación pero no quieres decirlas por si la otra persona no quiere hablar, pero ella también quiere hablas. A si que al final nunca se rompe el silencio porque tenemos miedo de cuando abramos la boca al instante nos manden callar. Por eso mucha gente piensa que es mejor estar callado, para que no te critiquen o te manden callar.
-¿Cómo una princesa puede estar encerrada?- dijo por fin él.
-Estoy demasiado lejos de mi reino, a si que mi poder o el de mi madre no es nada aquí. Yo no soy nadie.
-Bienvenida a la vida de un fugitivo, no somos nadie y cuando nos escapamos nos repiten constantemente, “da igual que te escapes, volveras a los calabozos tarde o tempranos”
Kell giró la cabeza para mirarlo. Él estaba jugando con una piedra, a lanzarla y cogerla. Puedo ver que en su muñeca había marcas de atadura. Él vio que las estaba mirando y se las tapó rápidamente. Kell vio como un perro bajaba las escaleras y cogía las llaves de el guardia que supuestamente estaba vigilando, pero se estaba echando una siesta. El perro la cogió la llevó junto al chico. El perro le dio las llaves y el chico salió.
-Espera,- le dijo Kell- por favor sácame de aquí.
-¿Por qué debería?- dijo él- Tú no me ayudaste.
-Y me arrepiento de no haberlo hecho. Pero mis amigos están ahí fuera, seguramente en peligro y tengo que ayudarles.
-Peligro es que no saben que ropa ponerse para un baile.
-No, peligro es arriesgar sus vidas.
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Liam llevó a Lia a su casa. Era una pequeñita igual que todas las del pueblo. Justo al entrar en la casa lo primero que veías era una cocina, si girabas a la derecha estaba la habitación y un baño pequeño, pero si girabas a la izquierda estaba la biblioteca. Al entrar en ella te encontrabas montones de libros puestos en estantería. Había una silla para sentarse y leer y una chimenea para los días de frío. Lia al ver la biblioteca entró en ella,y Liam al ver como se interesaba la siguió.
-No los compré yo todos, algunos son de mi familia. Ven, vamos a prepararnos.
Liam condujo a Lia hasta la única habitación de la casa. Allí cada una se preparó por separado. Lia se puso un vestido negro que tenía Liam, se soltó el peo y se impresionó al ver como lo tenía. Las puntas era lo único que tenía rizado, le quedaba bastante bien y más teniendo el pelo cortado por los hombros. Liam salió del baño y fue a la habitación. Ella llevaba puesto un vestido azul, pero en la parte de abajo tenía unas flores verdes y rojas.
-Estás muy guapa.- le dijo Lia.
Ella se sentó delante dun espejo pequeñito que había y Lia se puso detrás.
-Como me gustaría tener el pelo cortado como tú.- dijo mientras se toca su pelo pelirojo- pero no hay nadie aquí que te lo pueda cortar. El hombre que cortaba el pelo murió hace unos meses.
-Te puedo ayudar con eso.- dijo Lia.
Cogió la daga de su capa y luego el pelo de Liam, midió bien que fuera por los hombros e hizo un corte. Liam se quedó sorprendida por lo que hizo y por como le quedaba.
-¿Te gusta?
-Si.
Cuando ya estuvieron listas salieron de la casa y esperaron a que se hiciera de noche porque era cuando se haría la fiesta. Cuando empezó la fiesta todo el mundo estaba cantando, bailando y comiendo la única que no hacía nada de eso era Lia que estaba sentada en un ronco. Liam se acercó a ella y le preguntó.
-¿Estás bien?
Lia volvió a la realidad y dijo.
-Si, si, estoy bien.- y sacó una sonrisa.
-Anda vamos a bailar.
Liam cogió a Lia del brazo y la llevó donde todo el mundo estaba bailando. Empezaron a sonar violines, flautas, panderetas, triángulos, formando una canción que parecía llena de vida. Todo el mundo empezó a bailar pero cuando llegó el estribillo, eso fue la bomba. La flauta tocó, después se le unieron lo violines, el arpa en un momento dado, y los violines volvieron a tocas más fuerte. En esa parte Liam y Lia empezaron a dar vueltas sobre si mismas, todas la mujeres jóvenes empezarona dar vueltas sobre si mismas. Unieron sus manos formando un círculo e iban y giraban. Cuando se acabó la canción todas estaban muy cansadas. Liam cogió a Lia de la mado que estaba hablando con una chica la giró y le dijo.
-A que estuvo bien.
A Lia no le dio tiempo de contestar porque una voz habló detrás suya.
-Feliz cumpleaños, loca.
Lia se giró y se encontró a Bas detrás suya con una sonrisa.
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Aqles estaba sentado en un tronco mirando a la luna. Hoy era el primer pleniñunio del año. Él estaba esperando todos los años ese día, porque fue el día que nació Lia, que Aqles conoció a Mia. Lo recuerda tan bien.
“Lia acababa de nacer, Mia, que en aquel momento tenía cuatro años, la tenía en sus brazos mientras veía a su madre irse de su lado. Las últimas palabaras que dijo fueron.
-Ve al reino Rols.
Mia le hizo caso a su madre, abrigó a su hermana, subió al caballo y cabalgó hasta el reino Rols. Al llegar al primero que se encontró fue a Aqles. Él al verla, se acercó y le preguntó.
-¿Qué haces aquí?- Aqles tenía la misma edad que Mia, a si que su intento de ser más fuerte no funcionó, además ella era más fuerte que él.
-Vengo a ver al rey.
Aqles le hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera. Ella lo siguió por todo el castillo hasta llegar a la sala del trono.
-Padre, esta muchacha quiere hablar contigo.
En la habitación estaban el rey y la reina del reino Rols, la madre de Kell y los reyes del reino Salvaje con su hijo que parecía haber nacido en ese mismo años igual que Lia.
-Ese es Bas.- le susurró Aqles- Nació hace tres meses.
-¿Qué pasa?- dijo el padre de Aqles.
-Mi rey, me gustaría que mi tía volviera de la guerra para poder cuidar de mi hermana y de mi.- la verdad era la única solución que se le ocurrió en aquella situación.
-¿Quié es tú tía?
-Astigar, Astigar Scaret.
-Lo sentimos, es una desertora, seguramente ahora muerta.
Aqles pudo ver la tristeza en la cara de aquella niña. Salió de allí y se dirigió a la entrada del reino para coger su caballo. Aqles la siguió y cuando la alcanzó le preguntó.
-¿Cómo te llamas?
Ella se dio la vuelta y dijo.
-Mia, pero cuando mi hermana tenga cuatro años volveré por aquí para preguntar por mi tía. No me voy a rendir.
Subió al caballo y se adentró en el bosque. Ella cumplió su promesa, cuatro años después volvió al reino, en ese años Aqles le preguntó cuántos años tenía y le dijo ocho igual que él. Vino cada año, cada estación cada semana, y se fue haciendo amiga de Aqles y de Bas que estaba mucho por allí también.Hubo un años en el que Bas se fue a su reino y no volvió, él tenía catorce y Mia y Aqles deciocho.
Ver el pleniluno le recordaba a Aqles cuando era el cumpleaños de Lia. Ese día Mia nunca iba. Recuerda que una semana antes de el decimo quinto cumpleaños de Lia, ella se había pasado la semana haciendo un collar con tres hilos marrón. Cuando había terminado de hacer los hilos, gordos, quedó todo trenzado y a la medida del cuello de Lia para que le durara más años. Aqles decidió acerle un regalo y compró un pañuelo le arrancó una tira, se la dió a Mia para que se la diera a Lia y le dijo que se la atara a la muñeca.”
Sonrió al recordar eso y se le escaparon unas lágrimas. “Un año sin ti rebelde”, también sonrió porque Lia seguia llevando el collar de su hermana y la pulsera de Aqles. Él duda mucho que Mia le hubiera dicho que el regalo era de él, pero le gustó que se lo diera.
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Sáterix I: La guerra de las tres clases
FantasiEn la sociedad de Sáterix todos están divididos según son, primera segunda o tercera clase. Pero todo eso cambia con la llegada de una niña y sus amigos Es mi primera historia a si que me ayudaríais mucho si comentarais, votarais y compartierais la...