Capítulo IV

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Lia,Luar y Kell seguían a Aqles por todo el bosque.

-Cuánto queda. Estoy empezando a pensar que nos hemos perdido.- dijo Kell

-No nos hemos perdido. Y queda poco.

Ese queda poco no era muy cierto. En medio del bosque les empezó a llover, un poco más tarde paró de llover pero se hizo de noche. Los cuatro decidieron acampara allí, Kell hizo la primera guardia. En medio de la noche, Lia se despertó al oír unos sollozos. Miró a todos lados y encontró a Kell sentada en un tronco de espaldas a la hoguera. Ella se acercó y se sentó al lado de su amiga. Kell rápidamente se secó las lágrimas.

-¿Porqué lloras?- preguntó Lia.

-Porque no lo puedo hacer durante el día.

-Y eso.

-Mi madre dice que si la gente te ve mostrar tus sentimientos te tomarán por débil. A si que lloro por la noche.

-Mira,Kell, sin ofender ni nada pero tu madre está muy equivocada.- Kell miró a Lia.- Mostrar tus sentimientos no te hace débil, te hace fuerte.

-¿Tú crees?

-No lo creo, lo sé.

Lia le sonrió a Kell y ella le devolvió la sonrisa. Después Kell apoyó su cabeza en el hombro de Lia, y así las dos se quedaron dormidas. Ala mañana siguiente, Aqles y Luar despertaron a Lia y Kell. Iban a emprender el camino cuando de entre los árboles salió un hombre encapuchado. Los cuatro empuñaron sus armas para enfrentarse a aquel hombre.

-Ey,tranquilos. Vengo a advertiros de que vais directos a una trampa.

-¿Cómo sabemos que nos podemos fiar de ti?- preguntó Lia

El hombre de quedó callado.

-Aspen-dijo una voz de mujer que venía de los árboles- quieres esperar.

La mujer, también encapuchada, salió de entre los árboles seguida de otra mujer y un hombre, también encapuchados.

-Los detuve antes de que se volvieran a poner en marcha, Astigar.- le dijo el hombre

-Si, pero podías esperarnos.- se quejó la otra mujer.

-Si os esperara, Vesta, ellos ya habrían partido.- volvió a decir el hombre señalando a los muchachos.

-Bueno,Aspen, por lo menos podías habernos dicho que aceleráramos el ritmo.- apuntó el hombre.

-Si os lo hubiera dicho no me haríais caso, Griff. El caso es que los frené.

Lia,Kell, Luar y Aqles no estaban entendiendo mucho lo que pasaba.

-Me suena familiar la voz de Vesta y Griff.- le susurró Luar a sus compañeros.

-A mi la de Astigar.- admitió Lia.

-Ya mi la de Aspen.- dijeron Kell y Aqles al unísono.

Los cuatro viajeros se volvieron para ver a Kell, Luar Lia y Aqles, y al ver su cara de desconcierto se quitaron las capuchas. Luar se quedó sorprendido al ver las caras de Vesta y Griff.

-Mamá,papá.- fue lo único que dijo luego fue corriendo a abrazarlos.

Vesta era una mujer de pelo castaño y ojos café, y Griff tenía el pelo negro y los ojos verdes.

-Tía Astigar.- dijo Lia con una sonrisa en la cara, y ambas se dieron un abrazo.

Astigar tenía el mismo color de pelo que Lia, medio castaño medio rubio, y los ojos de un color dorado marrón.

-Rey Aspen.- dijo Kell- ¿Qué hace aquí?

El rey Aspen tenía el pelo castaño y los ojos marrones. Seguro lo único que él y Lia tenían en común era el carácter. Los ojos grises de Lia deberían de provenir de su madre. Según Lia su hermana tenía el miso color de pelo que ella pero los ojos como los de Astigar.

-Venía a advertiros a vosotros y a mi hija que ibais directos a una trampa.

-¿A tú hija?- preguntó Aqles sin comprender.

Aspen señaló a Lia, todos excepto Astigar, Vesta y Griff se quedaron sorprendidos.

-No nos dijiste que tú padre era el rey Aspen.- le dijo Luar a Lia.

-Porque no lo sabía.- admitió ella.

Todos miraron a Aspen. Luego Astigar decidió romper el silencio que se había formado.

-Bueno,será mejor que nos vayamos a la "guarida". Y allí a ver si allí hay un mapa que está bien.

-¿El que llevamos no está bien?- preguntó Aqles

-No.

Vesta hizo una señas para que la siguiéramos. Nosotros le hicimos caso y fuimos junto a ella. Les señaló a unos guardias que estaban pasando por el bosque con las armas en la mano. Se agacharon un poco para que no les vieran, debían de haberles oído hablar. Cuando ya se habían ido, volvieron junto con los demás.-

-Será mejor que partamos ya.- dijo Vesta.

Sáterix I: La guerra de las tres clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora