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Nuestros padres nos acompañaron hasta el auto que tenían ya preparado para nosotros dos. Incluso mi mamá había preparado un pequeño bolso con ropa y lo necesario para un día en la ciudad, me sorprendí porque realmente no me esperaba todo esto, siento que es algún sueño, se siente tan irreal.
Subimos al auto, Jungkook manejaría por supuesto. Cuando cerré la puerta bajé el vidrio de mi lado y saludé una vez más a todos que nos veían, aunque sería solamente un día para ellos parecían que serían meses, pero ya se sabe, así son los padres.
Jungkook saludó también y subió ambos vidrios por medio de un botón, de repente se volvió oscuro. Miré a mi pareja para decir algo pero antes de eso, se acercó rápido a mí llevando su mano a mi nuca para darme un beso que duró unos segundos.— Van a vernos... están al lado del auto.— dije.
—Los vidrios son polarizados, no sabes cuánto extrañé poder besarme. Fue una tortura.— le sonreí y entonces, encendió el auto para comenzar a marchar.
—¡Buena estadía allá mis niños!— gritó mamá antes de alejarnos demasiado de camino a la salida que tenía el bosque.
—Dios mamá, a veces me hace pasar vergüenza.— dije algo apenada.
—¿A caso no conoces a la mía? Ella ama hacerlo. Pero ahora disfrutemos de esto, de verdad no me lo esperaba para nada.— confesó.
—Ni yo. Todos sabían que estaba mal por no poder estar contigo en la ceremonia, supongo que quisieron recompensar eso con esto.
—Ya estamos juntos mi vida.— puso una mano en mi muslo desnudo y frotó levemente.— Seremos tú y yo esta noche.— logramos salir por el camino del bosque que llevaba a la manada y comenzar el camino por la carretera a un lado de este, la noche estaba hermosa, cielo despejado con las estrellas y la luna por la mitad dando brillo a la calle junto a nosotros.
—¿Sabes dónde es el lugar?— pregunté.
—Me lo dijeron, llegaremos bien. No seas ansiosa.— bromeó.
—¡No soy ansiosa!— soltó una risa melódica y volteó a mirarme sin decir nada.— Vista al frente Jeon.
—Sí señora.— reí.
El camino estaba siendo muy tranquilo con la pequeña brisa que entraba por la abertura de los vidrios y por la música que íbamos escuchando, era totalmente relajante, quisiera sentir esta sensación todos los días de mi vida. Dejé reposar mi cabeza en el asiento cerrando los ojos, escuchando el ruido del viaje y la música.
Las caricias de Jungkook en mi pierna, podría dormirme.
—Amo esto.— confesé.
Para cuando llegamos a la ciudad me distraje con los autos, las luces y todo el gran movimiento que no se suele ver en donde vivimos, era llamativo. Al pasar el tiempo finalmente llegamos al lugar y debía decir que nuestros padres se habían lucido por demás en darnos este regalo a Jungkook y a mí.
