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El fondo blanco de a poco me cegaba, no sabía que estaba pasando pero sentía como si estuviera perdida ahora mismo. Quise caminar, pero no había a dónde ir, todo era blanco y se veía pequeño, escuchaba solamente mis pasos aquí. ¿Estaré soñando?
De pronto un leve pitido en mis oídos me hizo cerrar los ojos a la vez que la luz se hacía más fuerte. Puse mis manos para tratar de taparme a lo fuerte que era pero aún así traté de abrir un solo ojo, fue imposible. El pitido se fue y empecé a escuchar el sonido de la naturaleza, los pájaros, la brisa que además la sentía, el olor a flores, el agua en cascada de algún lugar.
Tranquilidad.
Abrí los ojos encontrándome de nuevo aquí, en la pradera, en mi precioso lugar. Se veía totalmente bello con las flores decorando el lugar con sus colores vivos, algunas mariposas volaban por encima de ellas siendo felices solo por un día. El verde césped natural bajo mis pies que, curiosamente estaban desnudos y yo tenía un vestido blanco, largo.
Raro, no solía vestir con ellos.
Sentía tranquilidad absoluta, respiré profundo llevando mi cabeza hacia atrás y solté todo por la boca. Las flores llamaban por ser tocadas, me acerqué a las más altas y pasé delicadamente mis dedos por ellas en fila, de repente sonreí, me sentía feliz de estar aquí.
Una mariposa se sentó sobre mi mano que tocaba una flor.—Oh.—la miré detenidamente temiendo que se fuera, quería verla más. Era tan hermosa, sus colores eran hermosos y sentía que me miraba felizmente.—Hola pequeña, tan bonita que eres.—sonreí. Y antes de volar nuevamente, movió sus alas en despedida tal vez.
La miré hasta que desapareció.
No sabía que hacer, pero supuse que era tiempo de volver a la manada porque quizás estén preguntando a dónde me fui, además quería verlo a él que curiosamente, no puedo sentirlo... no sé porqué. En un acto, toqué mi cuello sintiéndome vacía pero sabía que su marca estaba ahí, estaba ahí yo sé que sí.
Aunque no sienta nada de él..
Giré para caminar a casa pero el ruido de los pájaros volando asustados me asustó a mí también viéndolos irse en dirección contraría. Al girar nuevamente me asusté al verlo a él, pero estaba aquí de camino a mí, bastante cerca.
No sé cómo vino porque no sentí ningún ruido de las ramas y hojas en el suelo..
De igual manera estaba feliz de verlo, sentía que había pasado años. Sonreí a su espera y él venía mirándome fijo, hasta que sonrió también haciendo que todo mi nerviosismo se fuera, cuando llegó frente a mí no dejábamos de vernos a los ojos.—Jungkook.—dije en voz baja. Su mano acarició mi mejilla hasta acomodar un mechón de cabello que se desordenó por la brisa leve.—¿Cuándo viniste?
Sus dos manos agarraron de mis mejillas y me acercaron a sus labios solamente para dejarme un beso en la frente de forma suave. Luego me abrazó por la cintura hundiendo su rostro en mi cuello siendo cariñoso.
