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Desperté un poco adolorida y en mi cama, me toqué el cuello al seguir sintiendo un poco de presión, esa sensación de que algo está ahí pero no sentía algún lastimado ni nada por el estilo.
Me levanté despacio y quedé sentada en el borde de la cama mirando mis zapatillas en un lugar de mi habitación, miré hacia la puerta viéndola cerrada. Fui al baño a verme en el espejo y no ví nada raro, estaba como siempre entonces bajé, no escuchaba ruido alguno por lo que supe que estaba sola.
No había olvidado, sabía lo que Jungkook me había hecho hace algunas horas atrás, su celo había llegado y al no saberlo casi me cuesta la vida, o nuestra condición. Justo en el momento que él iba a encerrarme nuevamente para terminar su cometido aparecieron sus papás, Jungkook no aflojó el agarre ni un momento y los desafió a todos allí.
Más sus palabras de posesividad hacia mí, yo simplemente estaba callada siendo acorralada por el cuerpo caliente de Jungkook.
No quería ceder en soltarme y no iba a hacerlo por lo que recurrieron a un plan B.
Había alguien detrás nuestro que en ningún momento nos dimos cuenta y clavó en el cuello de Jungkook un sedante haciéndolo gruñir y logrando soltarme, su cuerpo instantáneamente se puso débil y su padre lo agarró antes de que cayera, eso fue lo último que ví antes de que yo también sintiera mi cuerpo dormirse.
Odiaba ver esa situación, pero no podía hace mucho, no ahora.
Encontré una hoja larga blanca dónde mis papás pusieron a dónde fueron y lo que había pasado, me pidieron que me cuidara y que si era posible no saliera de la casa hasta que Jungkook se recupere del celo.
No iba a hacer caso.
Es decir, estaba preocupada por cómo había quedado luego de aquella inyección, quería saber de él y iría a verlo. En la hoja que me dejaron decía que Jungkook estaba en las celdas de alfas, sabían llevar allí a cualquier alfa que no pudiera controlarse o se tornara muy agresivo cuando su celo llegaba y por más razón, me ponía mal.
Fui corriendo a mi habitación a cambiarme y salí de casa, mis padres no volverían hasta muy tarde entonces me fui desobediendo sus órdenes, pero no lo sabrán.
Caminé hasta ese lugar que estaba situado a unos metros de la mansión Jeon, mientras más lejos decían que era mejor para el celo y los olores. Era la tarde, casi que anochecía, había dormido bastante luego del desmayo, ya no había sol, se iba bajando rápido.
Cuando llegué divise a un guardia custodiando y maldecí por ello, pero lo miré mas a detenimiento, lo conocía, podía hablar con él y que me dejara pasar. Esperaba tener éxito.— Hola.— saludé.
—¿Yoori que estás haciendo aquí? No puedes estar aquí, en especial tú. Vete.
Me puse en modo dramática, fingiendo un pequeño berrinche.— Por favor Isac, déjame entrar a verlo, nadie se va a enterar. Por fis.— me miró desde su altura, era bastante alto.
