O N E

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Desde la cima de la roca en la que estaba sentada podía ver a unos cuantos amigos de la manada transformados en lobos jugueteando entre ellos, eran menores que yo y era entendible que tuvieran ese ímpetu alegre y muy activos. Sonreí al verlos jugar y correr entre ellos en el verde césped del bosque que pertenecía a nosotros.

En sí al bosque lo ganó el alfa en sus tiempos de juventud, actualmente sigue en el mando siendo admirado y respetado por todos nosotros. Sumado también que era mejor amigo de mi padre, ambos se criaron juntos y su amistad continuó creciendo, ambos vieron como el uno al otro progresaba. Tengo recuerdos de él cuando era una cachorra, papá solía llevarnos con mamá a algunas reuniones amigables que él hacía en su casa, por eso es que le tengo un gran cariño y sé que él también a mí.

El señor Jeon era alguién realmente digno de admirar. Era un lobo demasiado grande color negro gris suave, realmente increíble.

Cuando sentí a los chicos aullar volví en sí, no sé por qué estaban haciéndolo, quizás por ver quién lo hace más alto pero no podíamos hacer mucho ruido en estas horas de la mañana en especial cuando hay mucho día de trabajo en el pueblo.

—¡Oigan! ¡Saben que no podemos aullar a estas horas!— les advertí desde aquí arriba recibiendo de su parte unos gruñidos en modo de resignación, reí.—Vamos lobitos, es hora de irnos. Voy caminando, no tarden.

Me levanté limpiando el polvo que quedó en mis pantalones para empezar a alejarme de allí. Caminé totalmente tranquila hasta llegar al pueblo, la ciudad estaba al otro lado de nuestro paradero pero íbamos para esa zona muy de vez en cuando ya sea para realizar compras o hacer alguna cosa importante.

Cuando llegaba al movimiento de gente pude ver a varios alfas junto con los omegas haciendo su rutina diaria para poder tener y mejorar sus capacidades. En nuestra actualidad ya no existían los betas, estuvieron en peligro de extinción durante meses hasta que finalmente quedó uno solo, y aunque se trató lo posible no se pudo.

El último beta murió a causa de la soledad de no tener a otro de su especie.

Yo era una Omega por supuesto, mi pequeño hermano aunque aún no se sabía su condición, sé que será un alfa como papá. Gozaba mucho de la libertad que mis padres me brindaban, agradecía que no sean como esos padres que están todo el día encima tuyo viendo que haces bien o mal, afortunadamente no son así.

A mis veintidós años ya he experimentado muchas cosas, me gusta ayudar a la gente si se lo merecía y también me refiero a los alfas en sus momentos de celos, no ayudaba a todos, solo a los que me asignaban. Todos ellos buscaban en algún momento encontrar a su Omega también como ellos encontrar a un Alfa y casarse para tener a sus cachorros, pero yo no.

He hice un contrato a eso. Hasta que no cumpla los veinticinco años, nadie podría intentar cortejearme ni marcarme sin mi permiso, y el que lo hiciera pagaría una condena hecha y dada por mi padre, mi familia respetaba mi decisión, nunca se negaron ni me obligaron a nada. Eso lo hacía aún mejor. Pero no era la única que lo hizo, había otras lobas igual a mí y ese pensar.

Simplemente no queremos ser mandadas por un alfa.

—¡Yoori!

Sofía, una atractiva Omega quién fue rescatada por los nuestros en un incidente de su vieja manada, aparentemente ella fue la única que pudo escapar y sobrevivir. Ahora era mi amiga, en ese entonces fui yo la que me acerqué a ella porque la chica era muy temerosa de todos.

—Sofi ¿Que sucede?

—¿Vamos a ver a los alfas practicar?— preguntó emocionada. Otra cosa, le gustaba mucho mirar a los alfas y por si fuera poco me arrastraba a mí con ella.

Casual ; Jungkook ✓ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora