Capítulo XIII

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Me despierto sobresaltada por un fuerte grito proveniente del pasillo. Rápidamente me levanto y me percato que Eliot no está en la habitación por lo que piensa que él es el responsable de ese grito.

Descalza y con el mismo atuendo con el que desperté salgo y lo que encuentro me eriza la piel de pies a cabeza.

A mi alrededor ya hay varias personas que como yo salieron a ver lo que pasaba. En la entrada del pasillo habían otros en shok.

Delante tengo la escena más espeluznante que se pueda esperar. El pequeño cuerpo de Eliot se encuentra en el piso con las muñecas con quemaduras de tercer grado, tan profundas que se les ven los huesos. Lleno de heridas provocadas por un arma blanca, algunas superficies al parecer con la intención de hacerlo sufrir y otras muy profundas como la que tiene en el estómago y el omóplato.

Además de esto tiene un talón desgarrado y sus ojos sin vida mirando en dirección a mi puerta. Una de sus manitos extendida hacia ella y detrás de su cuerpo un camino de sangre por todo el piso del pasillo como si se hubiera arrastrado para llegar a aquí.

En la pared opuesta a mi puerta se encuentra un letrero escrito con sangre.

No es la primera muerte, ni será la última.

Es obvio que esto no acabará pronto y necesito encontrar al culpable antes de que sea yo la siguiente.

Regresé a la habitación cuando llegaron el director y la policía. Me aseo y cambio mi ropa para como es habitual dar mi declaración.

Seamos sinceros este es el mismísimo infierno, si te equivocas mueres, si te acercas más de lo debido con un paciente mueres y si les das la oportunidad de que te controlen también mueres. Y la policía lo único que puede hacer es llevarle tu cuerpo a tu familia y abren una investigación que nunca se resuelve y terminan dándola por concluida en unos años.

Pero en casos como estos en los que el que muere es un paciente es diferente, solo recogen su cuerpo y lo arrojan a una fosa común como si no salieran nada y aunque muchos son asesinos peligrosos, eso no quiere decir que no merezcan también tener una tumba como cualquier otro ser humano.

Sé que es contradictorio, pues estoy rompiendo una de las reglas importantes para sobrevivir pero a todos nos llega alguien que nos hace cometer errores y hacer locuras sin pensar en las consecuencias. Alguien capaz de ponerlo todo patas arriba y que lo único que quieres es que te arrastre con él a la oscuridad.

Así me siento yo con Alan, capaz de corromperme y lanzarme a un abismo sin paracaídas, lista para impactar con mi realidad.

Llego a un policía que se encuentra prácticamente en mi puerta inspeccionando la escena.

- Hola, ¿sabe con quién tengo que hablar para dar mi declaración?

- Sí, con el Sargento. Es aquel que está allá - me señala a un hombre que está hablando con el director en el inicio del pasillo.

Trato de pasar como puedo sin tocar nada para no dificultar el trabajo de los peritos. Cuando llego a donde está el Sargento mis oídos llegan a captar algo de la conversación sin siquiera planearlo.

- Este ya es tercer asesinato y ni siquiera a pasado un mes. Esto no es normal. - decía el director.

- Encontraremos al culpable. Le mantendré informado de la situación por ahora sea discreto, no podemos dejar que el secreto salga a la luz.

"Que el secreto salga a la luz", esto es extraño.

- Disculpen que los interrumpa - me acerque más - me dijo un policía que tenía que pasar con usted a dar mi declaración.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora