Sentada en la mesa de mi escritorio con una cabellera rubia entre mis piernas. El placer invade mi cuerpo y me hace gemir. Sus manos rodean mis muslos y sus dedos los aprieta. Me muerdo los labios cuando siento el orgasmo muy cerca.
Llego al cielo con una fuerte exclamación producto de esa corriente que me recorre de pies a cabeza. Mi mirada se encuentra con la suya en el momento que alza la cabeza en mi dirección. Sus ojos claros penetran hasta lo más profundo de mi alma y una sonrisa traviesa se forma en sus labios al ver mi estado.
Sin esperar mucho con sus manos todavía en mis muslos, me empuja pegándome más al borde de la mesa y siento como algo un poco húmedo toca mi entrada rozándola y en un abrir y cerrar de ojos ya estoy siendo penetrada con estocadas certeras y rudas provocando mi segundo orgasmo, mucho más fuerte que el anterior.
Sus manos me acarician, se pasean por toda mi anatomía sin parar y su boca busca algún rastro virgen de mi piel para besar y morder.
Cae sobre mí cansado y mis manos viajan a su cabello sin poder evitarlo, acariciandole...
Me despierto de un brinco de la cama exaltada por el sueño que acabo de tener. Me encuentro toda sudada y mi entrepierna está mojada.
Me levanto y me encierro en el baño con la intención de bajar mi calentura con agua bien fría y empezar mi día laboral.
En la ducha no puedo evitar que los recuerdos se repitan una y otra vez. Como me toca, como me besa, como su cuerpo y el mío son tan perfectos juntos.
- ¿Qué es lo que te pasa Lara? Para de pensar en eso.
Salgo arreglada de mi cuarto con la intención de despejar mi mente antes de que cometa una locura. Entro en mi oficina y ya tengo un montón de papeles encima de la mesa que no sé de donde salieron.
Cojo el teléfono y marco a enfermería.
- Buenos días doctora, ¿Qué necesita?
- Buenos días, para empezar dejaron un momento de papeles en mi oficina, ¿De qué son?
- Son los expedientes de los pacientes de la doctora Sara, creí que le sería útil.
- Muy bien, hoy tengo que atender a Zoé, ¿me la puedes traer por favor? Y lugo los pacientes de Sara.
- En seguida.
Finalizo la llamada y empiezo a leer expedientes.
El rose de su piel con la mía me eriza, su tacto suave me humedece y tenerlo tan cerca me nubla los sentidos. Es imposible no morder esos labios carnosos y rosados, no tocar su abdomen marcado y gritar su nombre mientras te posee. Estoy completamente perdida en sus ojos, esos tan misteriosos pero que muestran un azul tan único que entre millones podría reconocerlos.
- Aquí está la pequeña.
Vuelvo de mi ensoñación con la voz de la enfermera. Sacudo mi cabeza para entrar en razón y mi vista va a esa pequeña niña que se sienta directamente en la silla de enfrente.
- Gracias - me despido de la enfermera y fijo toda mi atención en los ojitos café que me miran con algo de maldad.
- Hola Thea, ¿Por qué tan temprano despierta?
Me muestra una sonrisa de lado.
- En realidad no he dormido, llevo tres días con el control absoluto del cuerpo.
Que Thea esté controlado el cuerpo durante tanto tiempo es peligroso, incluso podría haber eliminado a Zoé por completo.
- ¿Hasta cuándo planeas mantenerte despierta?
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Relatos de una Ninfómana +18
Mistério / SuspenseEsta historia contiene escenas no abtas para niños. Si buscas una historia de amor de cuentos de hadas con final feliz, esta no es la historia indicada. Aquí solo habrá un tipo de amor, el amor por uno mismo. Contiene contenido fuerte así que si la...