Capítulo XXI

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Me despierto por la alarma que ya he apagado tres veces.

Estoy muy cansada

Me levanto y me aseo para salir a trabajar nuevamente. Entro en la cafetería y desayuno, ya cuando termino mi café voy a mi oficina. Saludo a mi enfermera como siempre y entro.

Mi día está muy bien organizado, tengo que atender a tres pacientes y luego asistir a los alumnos recién graduados que decidieron realizar las prácticas aquí. Muy mala idea por supuesto.

La primera paciente es una chica que me recuerda mucho a mí, en todos los aspectos. Ella entra y se sienta como la primera vez que nos vimos.

- Hola Zihara, que bueno volver a verte.

- Yo no diría lo mismo. No si para vernos tengo que estar encerrada aquí.

- Cierto, no es agradable.

La chica es un año menor que yo y sufre de ninfomanía. Pero es tan fuerte su necesidad que mató a su novio por no poder complacerla y días después fue encontrado en el patio de la casa a su ex pareja.

La veo, cada gesto que hace y cada palabra que sale de su boca y no puedo evitar pensar que esa podría ser yo en el futuro.

- Llevas dos semanas sin sexo, ¿cómo te sientes?

- Siendo sincera, terrible. Los primeros días son los más duros luego solo te acostumbras. Pero esta semana empecé a masturbarme.

- Entiendo que al principio haya sido difícil, estabas en abstinencia. Es lógico que cuando comes algo que te gusta todos los días, cuando te lo quitan sientes que lo quieres de vuelta. Pero luego entiendes que no va a volver y te conformas con lo que te ofrecen.

- Es exactamente lo que siento.

- Lo sé - mi mente se perdió por un momento recordando los días en que tenía que reprimirme porque mis padres no entienden mi forma de pensar y actuar y la libertad que sentí cuando empecé a vivir sola sin tener que actuar todo el tiempo.

- ¿Está bien?

- Sí, solo estaba pensando. Sigamos. - abrí mi agenda - que te estés masturbando es normal, es la única forma que tiene tu cuerpo para darse placer. Solo tenemos que regular tu apetito sexual.

La sesión terminó y decidí administrarle un medicamento que disminuya el apetito sexual que tiene.

Después de la consulta con Zihara me tocó atender a dos pacientes más que pertenecían a mi compañera muerta.

Llegó la hora del almuerzo y salí a comer ya que luego tenía que ver a los nuevos. Yo seré quién los va a recibir, fueron las órdenes del director.

Mi alimentación fue rápida, un sándwich y un refresco, después me dirigí a la entrada donde me quedé esperando. Unos minutos después apareció una guagua y de ella bajaron cinco chicos de aproximadamente dieciocho años.

- Hola, bienvenidos. Yo soy Lara. - les digo cuando se paran frente a mí. - siganme, les mostraré el hospital.

Empezamos a cinar por el pasillo. Yo en la cabeza y ellos detrás de mi observando todo.

- El primer piso tiene a los pacientes más sociables, son los que pueden salir al patio e interactuar con otros. Todas las puertas a nuestros costados son sus habitaciones. También están los laboratorios y las oficinas de algunos médicos.

Seguimos hasta llegar al área de los laboratorios.

- Esta es la zona de los laboratorios, contamos con dos como pueden apreciar pero no entrarán a esta zona, es un área restringida.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora