Capítulo XVII

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Me despierto desorientada y pasan unos minutos antes de por fin darme cuanta de donde estoy. Veo el desastre que es mi escritorio lleno de papeles y me dispongo a recoger todo.

Me demoro al menos una hora en poner todo en orden y volver a tener el despacho como el primer día.

No soy muy hogareña así que la única decoración que tengo es una pequeña maceta con unas rosas miniaturas. El que no me conoce pensaría que este lugar está desocupado.

De la nada se escucha un fuerte grito. Por la hora que es las enfermeras deben empezar su trabajo. El grito fue tan desgarrador que no pude evitar salir a investigar.

Salgo y camino por los pasillos buscando de dónde provenía el grito hasta que llego a ver a una enfermera con cara de susto delante de la puerta de Zoé.

Eso me alarma así que camino más rápido hasta ella, la saco del camino y entro. El escenario que ahí se desata es horrendo.

Con razón la cara de esa pobre mujer.

El cuerpo de Zoé se encuentra acostado sobre el colchón que está cubierto de sangre igual que el piso pero eso no es lo peor.

La cabeza de Zoé se encuentra en el medio del piso con sus ojos abiertos mirando fijamente hacía la puerta lo que te da la sensación de estar siendo observada por ella.

Saco unos guantes que tengo en uno de los bolsillos de mi bata y me los pongo. Me acerco a la cabeza de Zoé y la agarro por el pelo. Cuando la tengo a mi altura le cierro los ojos pero algo me llama la atención el corte es un corte recto muy bien realizado.

La vuelvo a colocar como estaba para luego salir. En el camino me quito los guardias y los arrojo al primer cesto de basura que encuentro.

Por mi rostro baja una solitaria lágrima que quitó con mi mano. A pesar de lo mala que podía ser Thea, le tenía cierto cariño al igual que Zoé.

Con mis pensamientos enmarañados voy hasta la habitación que fue de Eliot con la intención de buscar respuestas.

Entre y empecé a revisar cada rincón pero lo único que había eran unos cuantos libros y su ropa. No había rastro del responsable.

Mi ira crece por momento y cegada por ella voy por un bisturí a la sala de revisión. Cuando al fin lo obtengo me voy a hacerle una visita a Jackson.

Entro sin previo aviso y lo encuentro acostado en la cama. Al verme se sienta y yo sin darle tiempo me acerco, lo agarró por en cuello de la camisa y lo levanto de un tirón para luego pegarlo a la pared.

Saco el bisturí y se lo pongo en el cuello.

- Te advertí de que no tocaras a Zoé.

En su cara puede ver primero sorpresa por mis actos y luego confusión por mis palabras.

- No sé de qué hablas

- Más te vale saber - presioné más el bisturí en su cuello y está vez su piel se perforó superficialmente.

- ¿Qué le pasó a Zoé? - habló con cuidado de no cortarse.

Mis ojos lo escrutaron para comprobar que no mentía.

- La mataron. Ahora te preguntaré una sola vez y más te vale decir la verdad o no dudaré en perforarte la vena. - él asintió como pudo - ¿Tuviste algo que ver con su muerte?

- No.

Lo solté y me aleje de él dejando que volviera a respirar tranquilamente.

- Debió ser muy importante para ti para que te pusieras de esa forma. Nunca te había visto así. Te ves extremadamente sexy cuando estás enfadada. - una sonrisa ocupaba su rostro.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora