Capítulo XIX

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Un día más aquí. Decido que es momento de recuperar mis días de descanso. Voy a la dirección con la intención de avisar mi salida.
Ahí encuentro al mismo gordo de siempre sentado.

- Voy a retomar mis salidas de descanso. - le suelto sin más.

Levanta su mirada del escritorio para pasarla en mí.

- Está bien, tómate el día de hoy pero mañana te quiero de regreso. - se sube las gafas y vuelve a bajar la mirada.

Salgo directo a mi auto, me monto y voy rumbo a mi casa. Hace un tiempo que no he ido y no sé con lo que me pueda encontrar.

Luego de una hora de recorrido aparco el coche y entro en casa. Pero al abrir la puerta encuentro una cantidad de papeles y toda la casa patas arriba. Al parecer entraron a robar. Organizo toda la casa y al terminar mi trabajo me soy cuenta de que no falta nada de valor, eso me hace suponer que buscaban algo en específico.

Vuelvo a la entrada para recojer y revisar los papeles que me encontré. Compruebo que la mayoría son del correo y pago de facturas pendientes.

Camino hasta el comedor y dejo los papeles en la mesa. Sigo hacia la cocina y saco un paquete de café que tengo guardado en uno de los estantes. Me dirijo a la cafetera y cuando ya le añadí el café la conecto para que empiece a hacer un rico expreso.

Me percato de que no está funcionando, reviso si se descompuso la máquina pero está en óptimas condiciones entonces paso a comprobar que no tengo luz.

Tomo los sobres nuevamente y reviso uno por uno hasta que encuentro uno que dice que me cortaron la luz hace tres día por no pagar.

Cojo el móvil y pago la factura de la luz. Luego recojo mi bolso y salgo por comida. Como ya es tarde y mañana regreso al hospital voy a un restaurante y encargo comida para llevar. Después pasó por el supermercado y compro helado y agua entonces vuelvo a la comodidad de mi hogar, me siento en el sofá y procedo a ingerir los alimentos mientras veo una película.

De acción, odio el romance, las protagonistas son muy estupidas, el novio la engaña, le miente y le destroza la vida y ella sigue con él. Definitivamente no las entiendo, si un hombre me llega a traicionar yo no volvería a verle la cara y obvio me vengaría. Dicen que donde hay desquite no hay agravio.

Cuando comienzan a pasar los letreros apago la televisión y me levanto. Recogo el desastre que dejé en la mesa y bostezando voy al cuarto a dormir.

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Me levanto con la alarma un poco tarde y me alisto para salir a desayunar y luego ir de regreso al trabajo.

Una hora y media después ya me encuentro recorrido los pasillos hacia mi habitación para cambiarme y empezar las consultas.

Con mi bata blanca voy a ver a Jackson.
Entro y se me queda mirando fijamente, es algo tenebroso cuando lo ves por primera vez pero ya estoy acostumbrada.

- ¿Me dirás en algún momento quién es el otro asesino?

- No - respondió con una sonrisa. - eso tendrás que descubrirlo. Y si quieres una pista tendrás que darme algo a cambio.

- ¿Qué quieres?

- Para empezar, un beso.

- Bien.

Me acerqué a él bajo su atenta mirada y cuando solo nos separaba un pequeño espacio lo miré a los ojos, esos tan bonitos. Entonces me agarró de los cachetes y me besó. No se cortó ni un poco cuando me introdujo la lengua y limpió cada rincón.

El beso fue increíble, es muy bueno en eso y me sorprendió que mi cuerpo reaccionara a él desde el primer contacto. Nos separamos por la falta de aire y sus dientes muerden mis labios.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora