Capítulo XXIV

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Luego de un rato en carretera llegó a mi casa dónde entro a buscar dinero que tengo guardado. Saco todos mis ahorros de debajo de la cama y me los guardo en un bolsillo del pantalón. Reviso que no me haga falta algo más y cuando estoy lista vuelvo al auto.

Los chicos se encuentran en las mismas posiciones que los dejé y en completo silencio.

- ¿A dónde vamos? - me pregunta Alan.

- Tenemos que salir del país antes de que sea de día o nos atraparán.

- ¿Qué propones? - ahora es Jackson el que habla.

- Pues ir a la estación de tren así nos deshacemos del auto y no sabrán a dónde fuimos.

- Me parece bien pero lo primero que pensaran es que intentaremos irnos del país así que la frontera estará bloqueada y estamos un poco lejos de ella.

- Entonces deberíamos ir al lado opuesto ¿no es así?

- Sí.

- ¿Qué opinas Alan?

- Es buena idea, podemos quedarnos un tiempo en algún pueblo para que no nos encuentren.

- Bien, entonces eso haremos.

Puse el auto en marcha hacia la estación de trenes. De ahí tomaríamos uno a cualquier pueblo que quede lo más al norte posible.

Llegamos y miro el reloj de la entrada, son apenas las tres de la mañana. Tenemos al menos hasta las seis para huir sin que nos persigan.

Caminamos entre la poca gente que aquí se encuentra tratando de que no se noten nuestras caras en las cámaras. Paso la tarjeta para poder pasar y se la doy a los chicos para que repitan el proceso ya que ellos no tienen una.

Bajamos las escaleras para llegar al metro y nos paramos a ver la cartelera viento cada rumbo de cada tren.

Nos decidimos por una pequeña Aldea llamada Fort McPherson, abordamos el tren y como en camino es largo decidimos acomodarnos.

Nos sentamos en una esquina, yo en medio de ambos y el sueño me ganó por completo.

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Me despierto por una mano que me mueve. Al abrir los ojos me doy cuenta de que es Alan el que me estaba sacudiendo y que tenía mi cabeza en el pecho de Jackson.

- ¿Qué pasa?

- Solo queda una estación para llegar. - me responde Alan.

Me enderezó dajendo el pacho de Jackson y él también se acomoda.

- ¿Qué hora es?

- Las cinco y treinta según ese reloj - Jackson me señala un reloj digital en una esquina del tren.

Dormi casi tres horas, no fue mucho pero pude descansar.

- ¿Ustedes durmieron algo?

- Jackson sí, yo me quedé despierto.

- Vale.

Un rato después llegamos a nuestro destino. Bajamos del tren y luego tomamos un taxi que nos dejó en un pequeño hotel.

Nos hospedamos en un cuarto los tres. Ellos no tenían ropa así que le di dinero a Jackson para que comprara algo de ropa y comida. Alan se quedó conmigo en la habitación.

- Ya vuelvo - fue todo lo que dijo antes de irse.

- Deberías descansar. No has dormido en toda la noche. - le hablo a Alan.

- Estoy bien.

Fui hasta donde se encontraba sentado, lo agarré de la mano y lo llevé a la cama conmigo. Hice que se acostara en ella y luego lo acompañé.

Relatos de una Ninfómana +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora